Colapso de dos puentes
06 Febrero 2023

Los temores por la situación de los puentes en la provincia se expanden cada vez que comienza el período estival. El colapso del puente de Quilmes, que enlaza la ruta 307 con la r nacional 40, luego de las fuertes tormentas del jueves que generaron crecidas en el río Santa María, reavivó angustiosos recuerdos en los tucumanos.

El primer fin de semana de marzo de 2015 comenzó una serie de lluvias que provocaron crecidas de ríos e inundaciones que afectaron a nueve de los 17 departamentos de la provincia. En menos de tres días, 10 puentes carreteros resultaron averiados o directamente derribados por los temporales, y siete localidades quedaron incomunicadas. Meses más tarede apenas se pudo reahabilitar ocho de ellos.

La preocupación fue mayor debido a que varias de esas estructuras afectadas eran relativamente nuevas o recientemente reparadas.

Un mes después del temporal de marzo, una nueva crecida destruyó el puente sobre el río San Ignacio, que une Los Pizarros con La Cocha por la ruta 334. En septiembre de 2018 cayó el llamado “puente 12”, que había sido habilitado tres años antes en la zona sur de la capital tucumana, en la intersección de la avenida Colón y diagonal Lídoro Quinteros, a la altura del Canal Sur. Colapsó mientras un camión cargado con áridos intentaba cruzarlo. Afortunadamente, el conductor sólo sufrió heridas leves y un susto. Ese puente se había inaugurado en agosto de 2015, junto a otro puente mellizo, ubicado a 200 metros de distancia, para conectar el barrio Manantial Sur con la capital tucumana.

Un día después del colapso del puente de Quilmes, vecinos alertaron sobre el estado de otro puente, conocido como el “Paso de Las Lecheras”, que se encuentra en la ruta provincial 325, entre Monteros y Simoca. No obstante, en Defensa Civil aclararon que las apariencias engañan ya que en las bases de esa construcción coexisten partes que quedaron de un antiguo puente.

Esa misma tormenta provocó una creciente del Río Tafí, en Tafí del Valle, que derrumbó el puente peatonal de Ojo de Agua, aunque ese paso era utilizado también por motociclistas y vehículos de menor porte. En coincidencia, las autoridades del municipio de Yerba Buena suspendieron el tránsito sobre el puente de calle Frías Silva, que comunica el Camino del Perú con la avenida Juan Fanzolato, porque encontraron fisuras en esa estructura centenaria.

Los puentes son pasos de suma importancia en una provincia con tantos ríos y canales y deberían ser una prioridad para todas las administraciones, comunales, municipales y provinciales. Como las venas y las arterias en un ser vivo, si se cortan se interrumpe la vida. Los hechos, elocuentes, ocurridos en los últimos años, demuestran que en Tucumán se ha desatendido la cuestión central del mantenimiento. Cada verano volvemos a contabilizar nuevos puentes derrumbados, averiados o que generan preocupación. Las culpas se dispersan entre la furia de la naturaleza y funcionarios que se señalan unos a otros. El problema es grave y no parece haber una solución cercana.

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