Un gran aporte para mejorar la nutrición infantil

Un gran aporte para mejorar la nutrición infantil

La Estación Experimental participa de una iniciativa que integra diferentes entidades y que busca producir un alimento que genere un refuerzo nutricional para los chicos que asisten a los comedores escolares tucumanos

Un gran aporte para mejorar la nutrición infantil
04 Febrero 2023

Una alternativa promisoria en materia de ciencia y tecnología agroalimentaria cobra forma en el marco de la convocatoria oficial llamada “Argentina contra el Hambre”. Es una alternativa productiva ligada a un objetivo claro, concreto y cumplible a nivel regional. La iniciativa está plasmada en un proyecto, impulsado originalmente hacia fines de 2019 por demanda del Ministerio de Educación de la provincia de Tucumán. Consiste en aportar refuerzos nutricionales al menú de los comedores escolares, indico Daniel Ploper, director técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres.

La demanda, dirigida inicialmente al Conicet, motorizó un proceso de articulación interinstitucional, investigaciones y desarrollo tecnológico, y hoy -pandemia de por medio- la solución se encuentra encaminada a cargo de un consorcio público-privado creado ad hoc y en probadas condiciones de ser llevada a cabo.

El 13 de octubre de 2022, el Ministerio de Educación tucumano reconoció oficialmente al consorcio integrado por el Conicet, por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) y por Los Mellizos Panificados SRL como proveedor de -tal como reza en la formulación del proyecto en cuestión- “Galletitas funcionales proteicas a comedores escolares” .

El cumplimiento del compromiso cifrado en ese proyecto supuso la integración de tres instancias complementarias representadas en la composición de este consorcio: a) el diseño del producto base -la harina de soja- según los dictados del Código Alimentario Argentino (CAA) vigente y adecuado a las condiciones productivas de la región; b) el diseño del proceso fabril requerido para la producción de la harina en la escala pretendida, más la instalación y puesta en funciones de la planta productora; c) la posterior elaboración y distribución del panificado o producto final. de acuerdo, inicialmente al menos, con lo estipulado en el proyecto. Con esa demanda gubernamental como disparador, la efectiva articulación de estas capacidades y voluntades locales ha permitido avanzar en la concreción de un modelo agroindustrial innovador, adecuado a las posibilidades y conveniencias de la región, y de factible rendimiento productivo más allá del justificado motivo que llevó a su concepción.

“Participamos con entusiasmo en este proyecto, porque avizoramos en él el germen de una proyección agroindustrial que excede los motivos coyunturales que lo promovieron. Y con gusto, porque el objetivo inmediato de estas experiencias iniciales es responder a una necesidad real, palpable, de carácter humanitario. Contribuir en general a la seguridad agroalimentaria es, al fin y al cabo, lo que da sentido a nuestra tarea”, manifestó Ploper.

“Como se sabe, nuestro quehacer se resume en pocas palabras: ciencia y tecnología agroalimentaria y energética. Eso es a lo que nos dedicamos desde esta organización: a desarrollar y aportar soluciones viables para el desarrollo y la sustentabilidad de la actividad agroproductiva; y en particular, reitero, agroalimentaria. Por lo tanto, todo lo que hacemos en esta Estación Experimental tiene que ver, directa o indirectamente, con la ciencia y la tecnología contra el hambre”, agregó.

“Así, apenas creadas las instancias institucionales vinculadas con lo que en general conocemos hoy como Plan Nacional contra el Hambre (destinadas a promover la coordinación de acciones directas para paliar las actuales carencias nutricionales en nuestra sociedad) nos postulamos como organización disponible. Especialmente en la complementaria ulterior, más específica, denominada Ciencia y Tecnología contra el Hambre, en la que la posición de esta Estación se hacía aún más atinente, dada nuestra pertenencia al sistema científico nacional, fortalecida desde la creación del Itanoa (el instituto de doble dependencia que gestionamos junto al Conicet)”, detalló el director de la EEAOC)

n el marco de esas iniciativas es que surge en Tucumán la demanda concreta del Ministerio de Educación de la provincia que, en síntesis, consistía en desarrollar soluciones para el refuerzo nutricional del menú de comedores escolares. Hubo acuerdo en que la fuente más adecuada, por lo menos en un primer momento, fuera la soja. Se resolvió producir harina apta para el consumo humano a partir de la provisión de soja local, para ser incluida como suplemento proteico en la elaboración de galletas o tortillas.

“La participación del Conicet se hacía imprescindible para calibrar la mejor fórmula, la del alimento base, es decir la harina del grano; y la de la Eeaoc también, para sumarse al diseño del producto final y aportar a lo organizacional y lo técnico requerido para su implementación. Se avanzó sin obstáculos en la articulación de acuerdos procedentes, lo que no deja de ser –cabe subrayar- un dato alentador. Además de ser un rasgo de origen de esta organización, la asociatividad productiva es una gimnasia que en el país necesitamos practicar”, evaluó Ploper.

Se acordó que la participación de la Eeaoc en esta iniciativa sería, por un lado, la de la provisión de la materia prima -el grano-; y por otro, el asesoramiento para la instalación de la fábrica capaz de producir eficientemente la harina según las pautas dispuestas en el Código Alimentario vigente, más el espacio físico, el montaje y la operatoria de un modelo harinero piloto, de capacidad suficiente para el volumen promedio de producto inicialmente requerido. En cuanto a la planta modelo, es una fábrica harinera sojera apta para ser replicada en la misma escala u otra mayor. Hoy el proyecto industrial está resuelto y las obras, equipamiento incluido, están en marcha.

“Si el proyecto escala, como mucho en principio haría suponer, dadas la capacidad local en materia de investigación y desarrollos tecnológicos y la claridad contagiosa del objetivo, habremos iniciado en nuestra región el camino agroindustrial de la proteína vegetal complementaria, de consumo directo, incorporando a la cadena productiva agroalimentaria de nuestra región un sendero viable de agregación de valor, económico y social. En este escenario, dichosos desde esta Estación por ocupar en esta articulación de voluntades hasta aquí virtuosa, el lugar que esencialmente le compete”, concluyó.

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