ChatGPT: la inteligencia artificial que puede escribir de todo

ChatGPT: la inteligencia artificial que puede escribir de todo

En qué consiste este sistema de lenguaje creado por una de las compañías de Elon Musk. Fascinación y ansiedad por el futuro.

ChatGPT: la inteligencia artificial que puede escribir de todo

La inteligencia artificial es una tecnología emergente que está transformando la forma en que las empresas y los individuos interactúan. Con el aumento de la disponibilidad de enormes cantidades de datos y su procesamiento, las innovaciones en IA han permitido que las máquinas aprendan y realicen tareas que antes eran viables solo para las personas...

Seguro muchos se sorprenderán al descubrir que esta introducción no fue hecha por un periodista de LA GACETA sino por ChatGPT: un modelo de lenguaje que es capaz de comunicarse de una manera muy similar a la nuestra. El sistema puede comprender las preguntas o los pedidos que le hacemos y respondernos con textos; al punto de resultar imposible diferenciar qué cosas fueron escritas por este programa y cuáles por un humano.

Sus capacidades son alucinantes: puede confeccionar poesías, cuentos, guiones, resúmenes y hasta resolver problemas matemáticos o programar.

“Desde su lanzamiento (en diciembre de 2022) el sistema sigue generando un gran revuelo debido a su impresionante capacidad para articular frases. Aunque existen otras empresas que crearon chatbots, ninguna llegó a estas proporciones de coherencia, eficiencia y creatividad responsiva”, explica el programador.

¿Cómo probarlo?

ChatGPT fue desarrollado por la compañía Open IA, la cual posee entre sus socios fundadores al magnate Elon Musk. Por ahora su uso es gratuito, pero a futuro existirá una versión paga para profesionales.

Para usar la herramienta no necesitamos instalar ni descargar nada en la computadora o el celular. “Únicamente debemos ingresar a su página web oficial (www.chat.openai.com) y proporcionar algunos datos personales. Eso sí, hay ocasiones en que es imposible ingresar al sitio debido al alto tráfico. El sistema permite que nos comuniquemos en español y en inglés”, explica.

Una vez en el sitio, hay que ingresar nuestro número de teléfono y crear una nueva cuenta a partir de nuestro mail o Google. “Uno de los motivos por los cuales ChatGPT se volvió tan famoso es porque su estética recuerda a un chat de WhatsApp o un foro, en el cual disfrutamos de interactuar con algún amigo sin demasiada parafernalia”, agrega.

Limitaciones

Aunque esta tecnología brille como el oro, no debemos considerarla perfecta. Al contrario, cada tanto aparecen respuestas que suenan plausibles, pero en realidad son incorrectas o carecen de sentido.

“Actualmente esta tecnología se encuentra en una etapa de investigación y por eso fue liberada para que todos la utilicemos gratis. Los comentarios que hacemos o los errores que reportamos en la página ayudan a que el sistema aprenda. La retroalimenta que tanta gente está haciendo va a lograr que su índice de fallos disminuya”, indica.

El éxito de las respuestas también varía acorde a cómo formulamos las dudas, nuestra ortografía o la ambigüedad de un tema. Además, el entrenamiento del modelo concluyó a principios de 2022 por lo cual cualquier evento que haya ocurrido desde entonces le es desconocido (ChatGPT no sabe que Argentina ganó la Copa del Mundo).

Por otra parte, el programa está habilitado para rechazar (pese a que a veces la pifia) solicitudes ilegales o peligrosas. Por ejemplo, aquellas en las que se pidan indicaciones sobre cómo armar una bomba casera o cometer un crimen.

Riesgos

Mientras en las redes sociales abundan las publicaciones divertidas sobre ChatGPT, en el seno académico el debate sobre los límites de la IA volvieron a potenciarse. Más precisamente, por la posibilidad de que dicha herramienta aumente las noticias falsas y cuele en su discurso ideologías o miradas sesgadas sobre hechos históricos, conflictos bélicos u otros eventos.

Lo mismo ocurre con la chance de emplear ChatGPT para evitar esforzarnos en los trabajos prácticos del colegio o la universidad. “Para ser francos, quienes ya usaban métodos fraudulentos para estudiar van a seguir haciéndolo. Este modelo no cambia de la noche a la mañana los hábitos que ya teníamos arraigados ni nuestra ética. Tildar una tecnología de buena o mala es sumarle nociones subjetivas y humanas a algo que no lo es”, reflexiona.

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