¿Cuál es el impacto de fin de año en la salud mental?

¿Cuál es el impacto de fin de año en la salud mental?

Las consultas con psicólogos y psiquiatras aumentan hasta el 30% en esta época. Consejos para prevenir el estrés y los ataques de ansiedad. No hay que vivir diciembre como un mes donde todo cierra.

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El cierre del año suele ser emocional y mentalmente agotador. A tal punto que en el ámbito de la salud mental crecen en forma exponencial las consultas por estrés y ataques de ansiedad.

En esta época, las agendas personales desbordan: hay actos escolares, exámenes, reuniones, balances y cierres de proyectos, cenas y fiestas. A todo ello se le suma el cansancio acumulado. Lejos de ser un mes sencillo, diciembre puede convertirse en un tormento. “Llego a fin de año con lo último de mis energías. Venimos de tres años que nos pusieron a prueba de todo”, cuenta Carolina Martínez, maestra de primaria y mamá de dos niños, de siete y 11 años. “No terminamos los exámenes y ya nos están preguntando dónde festejamos Navidad, qué regalos compramos, qué comida hacemos. Quisiera relajarme, pero parece imposible”, reconoce.

Su testimonio es un caso. Pero refleja el sentir de muchos compatriotas. Para muestra, basta con revisar las cifras del informe Burnout 2022, un estudio regional realizado por Jobint (una compañía que reúne algunos de los portales de empleo on line como Bumeran y Hiring Room), en el que participaron 4.820 personas. Allí se reveló que los argentinos encabezan la lista y son los más afectados de la región: el 86% dijo experimentar estrés. Nos siguen Chile, Panamá, Ecuador y Perú.

El psicólogo Arturo Gómez López cuenta que, según su experiencia, en el último trimestre del año hay un incremento de alrededor del 30% del pedido de consultas psicológicas y psiquiátricas. “Pareciera ser inevitable que haya un aumento de estrés hacia el último mes. Es idiosincrasia tomar el año como unidad de análisis, y de hecho hay muchos usos y costumbres que así lo indican: las reuniones, los mensajes, los regalos, la mismísima cena y los festejos del 31 de diciembre”, explica el profesional.

Lo curioso, según Gómez López, es que a partir de octubre aproximadamente el año empieza a ser evaluado por lo que le falta, por aquello que no salió como esperábamos, o por lo bueno que sería poder obtener aun un poco más del objetivo que nos habíamos propuesto.

“Empiezan las presiones y el incremento de las ambiciones, y el vértigo. Mientras tanto, el tiempo se agota. Todo eso genera un inevitable aumento de la tensión física y emocional hasta un nivel que ya no puede procesarse por los mecanismos normales. Entonces, comienzan a aparecer una serie de trastornos que lamentablemente tenemos naturalizados: las alteraciones del sueño, del ánimo, del apetito, el incremento del uso de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco, y otras mas complejas y peligrosas”, describe.

En esa carrera por lograr objetivos o un bonus track como sea suelen también colarse ciertas fantasías mágicas, como por ejemplo querer bajar 15 kilos en tres meses para llegar en forma al verano; rendir más materias de lo posible o querer solucionar en dos meses situaciones que no fueron afrontadas durante todo el año, enumera el psicólogo. “Todo tiene que cerrar bien... y eso es naturalmente imposible si no fue adecuadamente realizado”, aclara.

Ante todas estas presiones no es extraño que alguien pueda experimentar situaciones de ansiedad. ¿De qué se trata esto? “La ansiedad es una emoción necesaria, una sensación útil, pues nos permite focalizar y dirigir nuestra energía hacia aquella situación que tenemos que resolver. Y en su versión normal, nos permite sacar a relucir lo mejor de nosotros. Pero cuando es demasiado frecuente, demasiado intensa y demasiado duradera, entramos en un cuadro de distrés, que es peligroso en tanto nos pone en riesgo elevado de enfermarnos, dañando órganos y nuestra salud mental”, describe.

Por eso, según Gómez López, sería bueno tomar conciencia y tratar de poner en funcionamiento nuestros mecanismos de autoregulación saludables, no acelerando más de lo que por experiencia sabemos que podemos soportar. Sus consejos son: tener metas realistas, llevar una adecuada alimentación, hacer actividad física en forma sistemática, tener un descanso reparador, dar y recibir afecto a nuestros familiares y amigos, realizar alguna actividad solidaria o espiritual, escuchar música, tener contacto con la naturaleza y cuidar una mascota. “Todos son buenos recursos para combatir el estrés y tener una vida mas armónica y saludable”, apunta.

Síntomas

¿Qué significa padecer de ansiedad? ¿Cuáles son los síntomas o signos de un ataque de ansiedad?, le consultamos a la psiquiatra Myriam Figueroa, quien aclaró que la ansiedad es un sentimiento normal: es un mecanismo de defensa que se dispara cuando percibimos que algo puede agredirnos de alguna manera o frente a alguna situación estresante. Después, según los síntomas, podemos diferenciar entre la ansiedad normal y la patológica, explica.

Figueroa sostiene que es necesario diferenciar ansiedad de angustia. Podemos sentirnos más acelerados en esta época del año o tener más preocupaciones. El tema es cuando se le suman componentes orgánicos, que son los síntomas físicos. Estos son: opresión en el pecho, taquicardia, falta de aire, sudor, ganas de llorar, frustración, dolor, tristeza. También se altera el sueño, el apetito, los vínculos, el estado de ánimo. La persona puede sufrir, además, acidez, dolores estomacales, diarrea o constipación. O padecer ataques de pánico: “en ese caso puede sentir en pocos minutos una opresión en el pecho que le causa una sensación de muerte, de que está teniendo un infarto o un ACV (accidente cerebro vascular)”.

“Los síntomas físicos nos hacen creer que tenemos algo mucho más grave, aunque no es así”, aclara la profesional.

Disparador

¿Fin de año puede ser un disparador de ataques de ansiedad?, le consultamos. La respuesta es sí. “Vivimos el año en automático, yendo al trabajo, llevando los chicos a la escuela, viendo la tele, estudiando. Se acerca fin de año y uno empieza a pensar en las fiestas, en que puede haber inconvenientes; hay familias que sufrieron pérdidas o que tienen serios problemas económicos. Pueden aparecer dudas sobre lo que se que viene, lo que no se pudo concretar. Todos pueden ser disparadores de angustias o ansiedad”, escribe.

Para la psiquiatra, es necesario autodialogar. “Solemos sentir que todo cierra en diciembre. Definitivamente no es así, la vida sigue. Y tenemos que aprender a vivir el fin de año como algo cotidiano, estar tranquilos. Hay cosas que no cierran, que simplemente se postergan unos días. Hay chicos que quedan debiendo materias, objetivos laborales que no llegan a cumplirse”, sostiene.

Otro consejo que da: no asumir responsabilidades extra. “Uno no puede manejar todo; no tenemos que tomar responsabilidad extra en esta época. Debemos ser flexibles y preguntarnos si podemos o no asumir cosas o no”, insiste.

Finalmente, propone: “hay que vivir diciembre como una etapa más del año, ser sociables y dar amor. Seamos más felices, más abiertos al afecto y entremos en contacto con los niños porque ellos aman incondicionalmente. Busquemos estar juntos, más allá de los regalos y todas las cosas materiales”.

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