Una cachetada no es suficiente para derrumbar el sueño argentino en Qatar

Una cachetada no es suficiente para derrumbar el sueño argentino en Qatar

Lionel Messi. REUTERS Lionel Messi. REUTERS

El estado de crisis no da indicio del final. La superficie del trago malo, -canta Wos en “Oscuro Éxtasis”-, puede cambiar. Y así es amigos, porque si ahora que perdimos un partido después de 36 invictos caemos en un pozo de dudas, deberíamos pedir ya mismo un turno en el diván de la terapia y hacernos analizar por fatalistas.

Dibu Martínez, mejor que nadie en el subsuelo de la zona mixta del estadio de Lusail, le explica al enviado especial de LA GACETA la situación por el 1-2 con Arabia Saudita. “Es un partido que se perdió. Va a doler pero sabemos que tenemos grupo para sacarlo adelante”. ¡Bien dicho!

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Mientras el rum rum en la zona baja hacía correr la versión de que los jugadores de la Selección no hablarían con la prensa, después de casi hora y cuarto el chisme se disolvió. Según el estatuto de la FIFA, al menos tres deben parar y charlar con la prensa. El tema era que la prioridad en ese sentido la tienen quienes pagaron los derechos televisivos. Ese sería el primer muro de contención al que se enfrentan los futbolistas.

Después continúa su camino por una senda con curvas de 90 grados con tres paradas, ayer en árabe, inglés y español. Por pedido de los comensales de la FIFA, uno no podía saltar de camino en camino. Debía esperar. Bueno, ahí es donde el entramado del respeto a la lengua y a los tiempos pierde su efecto.

La avanzada celeste y blanca arrancó con el desfile en punta de Julián Álvarez y Enzo Fernández. Apenas se excusaron de que no podían hablar y prosiguieron su camino hasta la zona del estacionamiento donde los esperaba la custodia. A ellos le siguieron Rodrigo de Paul, Cuti Romero, Lisandro Martínez, Nahuel Molina y compañía. Salvo el lateral de Atlético de Madrid, que acusó recibo de que “no podía hablar”, el resto, de mirada a un punto ciego, pasó en silencio.

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Papu Gómez apeló al medio trote, lo mismo que Ángel Di María, de paso veloz. Los caudillos habían sido subidos al estrado por los medios por lo que apenas respondieron “ya hablé”. Las chances de intercambiar conceptos se reducían al milagro. Esperábamos por Dibu y Leo Messi. Entonces, Dibu ancla sus piernas, primero para la TV y después para los medios en inglés. Dependíamos del milagro. Así fue.

LA GACETA le solicitó al arquero un minuto para un ida y vuelta. “Bueno, dale”, gracias genio.

-¿Hay que restarle drama a esta situación y volver a encontrar el ritmo?

- Sí, obviamente. Es un partido el que se perdió. Veníamos de 36 partidos invicto y hoy te toca en un Mundial una derrota que va a doler, pero sabemos que tenemos grupo para sacarlo adelante.

- A ganar los partidos que quedan y fin de la historia…

- Claro, se acaba la historia. Esto va a doler, es algo normal, pero sabemos que tenemos dos finales por delante. Nos pegaron dos cachetazos en los dos goles y no lo supimos sacar adelante.

- Vos nunca habías perdido en la Selección.

- Es normal, es fútbol. Tenés que perder alguna vez.

- Mejor ahora que más adelante.

- Exactamente, eso es lo que decíamos con los chicos. Lógicamente, hoy nos va a doler pero nos levantamos pensando en jugar una final el sábado (con México).

- ¿Qué les dijo Leo? (aporta un colega)

- El siempre nos da aliento. No se le dieron las cosas no solo a él sino a todos nosotros, pero es un líder que tenemos nosotros y él nos va a sacar adelante.

Ya lo digo Dibu. Borrón y cuenta nueva, que el Mundial para Argentina está recontra lejos de ser una causa perdida.

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