Juan Manuel Asis
Por Juan Manuel Asis 30 Octubre 2022

Siempre adelante radicales

Adelante sin cesar

Que se rompa y no se doble

El partido radical

(letra de la Marcha Radical)

El 30 de octubre es una fecha emblemática para la historia del país, refundadora. En un domingo como hoy, en 1983, los argentinos fueron a las urnas para clausurar el tiempo de las dictaduras y abrir el de la democracia, el definitivo, liberador y esperanzador. Sin una vuelta atrás, pese a los intentos de los carapintadas rechazados con coraje, en otra versión histórica del nunca más. El pueblo decidió acompañar mayoritariamente al hombre que en sus discursos decía algo sencillo y contundente: con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura; y que, además, recitaba el preámbulo para cerrar sus actos proselitistas: Raúl Alfonsín.

Esa jornada también se eligió gobernador en Tucuman; en estas tierras se impuso el peronismo de la mano del viejo caudillo de Bella Vista: Fernando Riera. Entre ellos supieron llevarse bien; pero esa noche, en la plaza Independencia, no hubo un festejo conjunto entre radicales y peronistas; sino insultos, corridas y piedrazos. Los correligionarios venían por 25 de Mayo, celebrando al Raúl de Renovación y Cambio, y los compañeros se movían por la San Martín, desde la sede partidaria, festejando a “Don Fernando”, figura histórica del peronismo más tradicional, verticalista y sentimental. Ambas columnas llegaron casi juntas, se vieron, y no se pudieron ver. El triunfo ajeno les era insoportable. Una versión ochentosa de la actual grieta discursiva, cargada de conceptos descalificadores hacia el otro.

Treinta y nueve años después, a la fecha la conmemoran en la UCR en medio de un tenso clima electoral interno en Juntos por el Cambio, mientras que en el PJ el 30 de octubre pasará inadvertido. Los radicales se juntaron ayer en Costa Salguero para recordar aquel hito bajo la consigna “unidos ganamos, festejamos la vuelta a la democracia”. Organizar ese acto en territorio de Rodríguez Larreta fue significativo. En ese mitin partidario estuvo el diputado nacional y presidente de la UCR tucumana, Roberto Sánchez; razón por la que pegó el faltazo al encuentro de los referentes de los partidos provinciales que componen Juntos por el Cambio. Excelente razón o tremenda excusa para no asistir. Con él también estuvieron Mariano Campero, José Cano y Silvia Elías de Pérez.

Como sea, la interna de los radicales está al rojo vivo en Tucumán, son el socio mayoritario de la coalición opositora pero aún no acuerdan cómo encarar el proceso electoral provincial que ya les cayó encima por la decisión del Gobierno provincial de llamar a votar el 14 de mayo. En 127 días deben inscribir la alianza y en 135 ya deben haber realizado las internas cerradas para elegir candidatos. En el medio están el mundial y las vacaciones, elementos distractivos, por los que todos deben estar bien despiertos y en guardia para avanzar en definiciones políticas. El tiempo los apremia.

Y por lo que se observa en el plano local, internamente, están muy cerca de hacerle caso a Leandro Alem, quien legó un concepto que se incorporó a la marcha partidaria: que se rompa pero que no se doble. Aunque normalizado el partido y electas sus autoridades, están muy divididos, y más que nada con dirigentes y militantes dispersos en otros espacios, como el alfarista PJS. Incluso en la propia junta de Gobierno hay diferentes miradas sobre cómo se tiene que actuar de cara al proceso electoral que se viene.

No solo los socios de Juntos por el Cambio, como el PJS, el PRO o CREO le piden internas a Sánchez para que se elijan los candidatos de la coalición; sino que también desde las filas de los correligionarios salen a exigirle al presidente de la UCR que cite a internas partidarias para avanzar en las postulaciones. Así, el 20 de octubre el legislador José Ricardo Ascárate, por escrito, le pidió a Sánchez que cite de manera urgente a elecciones internas, atendiendo a las leyes electorales.

Sin embargo, en esa nota, el parlamentario dijo algo más, que hay que leer entrelíneas: que se convalide la decisión de la convención nacional de la UCR de continuar dentro de Juntos por el Cambio. Le pidió certezas al respecto. ¿Acaso hay temor de que la alianza se rompa o no se constituya como tal? La respuesta es sí, pero más que nada porque una fractura implica allanarle el camino al PJ para que retenga el poder con más facilidad. La elección de 2021 puso a los opositores a tan solo dos puntos del oficialismo; lo que refleja que haciendo un esfuerzo más se puede soñar con llegar a la Casa de Gobierno, pero eso únicamente con todos adentro, sin que nadie saque los pies del plato.

Eso aún no está asegurado, más que nada porque los proyectos personales se siguen imponiendo por sobre el interés colectivo como alianza; en la oposición parece que no hay vocación por acceder al poder sino por retener los pocos espacios de poder conseguidos. De alguna manera, el propio Ascárate lo deja entrever cuando menciona que la junta de Gobierno de la UCR había resuelto que se reúna la convención para que convalide la resolución de la convención nacional de la UCR en cuanto a ratificar la pertenencia en Juntos por el Cambio. Sin embargo, recuerda, el cuerpo se reunió y constituyó una comisión de apoyo a la candidatura a gobernador de Sánchez.

Como Ascárate hay otros radicales que creen que no se encaminan a la unidad, sino a la ruptura. Para varios de ellos, una muestra fue la forma en que se renovó la mesa de conducción del Concejo Deliberante de Concepción, en las tierras de Sánchez. El radicalismo del concepcionse quebró lanzas con el PJS y con el PRO, pues desplazó de la mesa directiva a sus referentes y acordó para reemplazarlos con dirigentes del peronismo gobernante.

La señal política hacia afuera del municipio no resultó la mejor, pues en parte parece avisar que no le temblará el pulso, por los menos a los radicales de Sánchez, para romper sociedades políticas a los fines de imponer sus candidatos. Incluso hasta acordando con la fuerza con la que se quiere competir para ganarle en 2023. Los más extremistas ven esta jugada un anticipo de lo que se viene: el quiebre interno, no sólo fomentado erróneamente desde dentro del radicalismo, sino alentado con éxito desde el propio oficialismo; que apuesta a dividir para seguir reinando.

Vale recordar que con respecto al ex piloto de autos se llegó a decir que su candidatura a gobernador era innegociable y que se armó una comisión política de apoyo a su postulación a la gobernación en la UCR. Es como cerrar las puertas a otras posibilidades, imponer condiciones duras para las tratativas o para negociar fórmulas alternativas. Cabe preguntarse si la estrategia apunta sólo a que finalmente Sánchez lidere la fórmula gubernamental de la oposición o a romper la alianza opositora. Algo así como una verificación de que se rompa porque, advierten, no van a doblegarse.

Ascárate, y muchos que coinciden con su planteo, tratan de apurar el reconocimiento de pertenencia de la UCR a Juntos por el Cambio, algo que el partido aún no hizo explícitamente. Es más, ven en la ausencia de Sánchez en la reunión con el PJS, CREO y el PRO una señal en ese sentido. Sin embargo, cabe resaltar que la coalición debe integrarse oficialmente según lo que determina el calendario electoral de 2023; para lo que tienen plazo hasta el 6 de marzo.

Debido a la ausencia de Sánchez, los otros integrantes de la coalición opositora se plantearon reunirse el 15 de noviembre para concretar la formación oficial de Juntos por el Cambio, o como vaya a llamarse la alianza de cara a los comicios del 14 de mayo. Porque hasta eso puede modificarse. En la reunión del viernes se anticipó que cuando se junten nuevamente se resolverá un cronograma para celebrar la interna cerrada para elegir los candidatos de este grupo opositor. Alfaro ya le pidió internas a Sánchez, Murga (CREO) y Beti (PRO) también quieren ir a las urnas. Sánchez aún no dijo nada.

Su grupo sólo ha definido que lo quiere como candidato a gobernador, pero no avanzó en el método para confirmar esa postulación, si quiere consenso, encuesta o internas; alternativas que planteó a nivel nacional la mesa de Juntos por el Cambio para resolver las postulaciones para competir en las provincias.

Por de pronto, Sánchez viene con un respaldo importante del radicalismo a nivel nacional. Ayer, en el acto de recordación de la victoria de Alfonsín, el presidente de la UCR, Gerardo Morales, lo presentó como el candidato a gobernador del radicalismo en Tucumán. A su lado escuchaban Cano y Elías de Pérez. Posiblemente, hoy Sánchez participe del “Encuentro por la Democracia”, que organizan los boinas blanca de Ariel García donde, tal vez, vuelvan a escucharse cánticos sobre su postulación a la gobernación.

Con ambos respaldos se puede presentar en la reunión de la junta de Gobierno de mañana en la UCR. Ahora bien, cómo hará jugar tamaño aval el diputado nacional en la negociaciones con sus socios políticos; Alfaro, Beti y Murga. Y sobre todo, cómo acordarán el mecanismo final para elegir sus propios postulantes para enfrentar al Frente de Todos. Vale resaltar que Sánchez, además, escuchó de boca de los principales dirigentes nacionales del radicalismo lo que piensan sobre Juntos por el Cambio: ratificaron su pertenencia en la coalición, pero tratando de que la UCR retome los primeros planos, en un pie de igualdad con el macrismo que siempre los consideró furgones de cola.

El mendocino Cornejo, que ayer pasó por Tucumán, refirió que hay que mantenerse en la coalición, en unidad; Lousteau planteó que con una oposición unida se gana y Morales dijo que la UCR está en condiciones de volver al poder. La UCR a nivel nacional se planta como opción alternativa a cualquier dirigente del PRO, pero no quiere enfrentar al macrismo; lo quiere en la sociedad, hasta con posibles fórmulas cruzadas. Sólo podría haber pelea si las PASO se eliminan, pero para eso habrá que esperar a ver qué resuelve el Gobierno nacional.

Por aquí también podría haber ruptura si no resuelven cómo elegir sus candidatos en el mismo espacio; puede haber quiebre entre radicales, donde unos estarían con el Gobierno, a los que se llama irónicamente los radijaldistas, otros podrían irse con Alfaro y luego un tercer grupo encerrado en su propio partido. Fuerza Republicana debe estar observando cómo se desarrolla esa interna en Juntos.

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