
CONEXIÓN. El estómago tiene cosas para avisarle a nuestra mente.

¿Alguna vez has sentido “mariposas en el estómago”? ¿Has tenido una experiencia que te hace un “nudo en el estómago”? Cuando el estómago manifiesta tus emociones no es coincidencia. Cuando la mente dice “¡esto no me gusta!”, es realmente tu estómago que está tratando de decirte algo. “Existe una fuerte conexión entre el cerebro y el tracto digestivo, y están en constante comunicación uno con el otro. Por eso a la parte del sistema nervioso que reside en el tracto digestivo a menudo se le llama el ‘segundo cerebro’”, afirma Susan Bowerman, directora de Educación y Capacitación, de Herbalife Nutrition.
Explica que cuando el estrés y la ansiedad atacan, el cerebro envía una señal a los intestinos y, antes de que te des cuenta, tenés el estómago revuelto. Las señales también viajan en dirección contraria, es decir, el sistema digestivo le avisa a tu “primer cerebro” si has comido algo que no debiste, controla tu nivel de hambre y el estado de ánimo.
Es claro que ciertas emociones desencadenan una reacción visceral, pero existe la suposición de que también sucede de forma inversa: tu bienestar intestinal puede influir en tus emociones. De acuerdo con Scientific American, una prueba reciente demostró que nuestro cerebro no solo está alerta de los microorganismos gastrointestinales, sino que estas bacterias también pueden influir en nuestra percepción del mundo y alterar nuestro comportamiento.
La especialista recomienda que lo que hacés para cuidar tu salud general es lo mismo que tenés que hacer para cuidar tu salud intestinal. A continuación, enumera algunos consejos para comenzar:
• Incluí en tu dieta granos enteros y abundante fibra derivada de frutas y vegetales coloridos. La fibra mejora el equilibrio digestivo (lo que se podría reflejar tu estado de ánimo) y cierto tipo de fibra también ayuda al crecimiento de bacterias “buenas” de la microbiota.
• Mantenete bien hidratado durante el día.
• Asegurate de consumir probióticos con regularidad. Los alimentos fermentados como el yogur, o las verduras encurtidas ofrecen probióticos naturales que refuerzan la salud inmunitaria, ya que contrarrestan otras bacterias que pueden enfermarte.
• Hacé ejercicio constante como parte de tu rutina.
• Tomarte el tiempo de disfrutar tus comidas también ayuda. Cuando masticás a un ritmo pausado, comés menos y probablemente te sientás menos estresado, lo que significa que estarás enviando señales a tus “dos cerebros”. Cuando comés más lentamente, le das tiempo a tu tracto digestivo de enviar a tu cerebro la señal de saciedad, y a su vez, tu cerebro te envía una señal de relajación.





