Viajes para redescubrir la riqueza natural tucumana

Viajes para redescubrir la riqueza natural tucumana

Nuestra provincia posee notables circuitos que permiten incursionar en el turismo geológico. Rutas para contemplar con nuevos ojos algunos destinos tradicionales.

Al margen de cualquier deficiencia de infraestructura, existe otro factor que nos impide apreciar totalmente de la belleza natural que ofrece Tucumán: el desconocimiento. Esa piedrita llamativa que recolectamos al hacer senderismo, el pedrusco sobre la cual nos sacamos una selfie con las yungas de fondo o aquel granito por el cual casi salimos rodando pendiente abajo... las rocas cuentan su propia historia y existen varias maneras de apreciarla.

Para quienes deseen incursionar en el geoturismo, el Instituto Superior de Correlación Geológica (Insugeo) propone cinco circuitos que profundizan la experiencia de visitar las yungas, los valles o el interior.

“A través de locaciones que resultan clásicas para los tucumanos o son ofrecidas siempre a los visitantes, estas rutas permiten acercar el ámbito científico a la sociedad y los espacios de ocio o recreación. Todas son aptas para cualquier persona, sin necesidad de conocimientos previos ni guías”, comenta su director Guillermo Aceñolaza.

Aunque el turismo científico goza de un gran desarrollo en Europa, dentro de Argentina la oferta es reducida y aún falta explotar su potencial. “Crear más recorridos que contemplen la geología o explotar los ya existentes permitiría que Tucumán se vuelva referente y ampliaría las posibilidades de atraer a turistas o profesionales de ese área. Hablamos de rescatar lo que pasa inadvertido”, explica el docente universitario.

¿Te sumás?

Cada georuta cuenta con un folleto bilingüe (escrito en español e inglés) en el cual se detallan sus estaciones y elementos de interés. Estos pueden descargarse de forma gratuita desde la web www.insugeo.org.ar.

En la nota te ofrecemos una aproximación a los senderos de dificultad baja y moderada.

Juan Bautista Alberdi - Escaba

Paisajes de la selva
- Longitud del trayecto: 270 kilómetros.
- Duración: un día completo.
- Maridaje viajero: en Escaba, una opción es sumar la visita al paraje El divisadero (solo accesible con caballos) o hacer una caminata de dos horas hasta una imponente cascada.
La propuesta está enmarcada, hacia el oeste, por la serranía de Narváez y, hacia el este, por la llanura tucumana. El resultado es una aventura entre pastizales de altura y la flora del monte pedemontano.
Como foco, la ruta dispone de varias paradas en el dique y el embalse de Escaba para apreciar los materiales utilizados en su construcción y varias rocas pertenecientes al período previo. Entre los registros, hay rocas provenientes de un fondo marino de casi 540 millones de años; fuertemente deformadas y recristalizadas por la presión y la temperatura a las que fueron sometidas a lo largo de su “biografía” geológica.
También aparecen sedimentos de lagos y ríos de hasta 60 millones de años y pseudofósiles en los márgenes del camino.

Río Nío - Alto de Medinas
Tierra de lagos antiguos

- Longitud del trayecto: 230 kilómetros.
- Duración: ocho horas.
- Logística: partimos desde San Miguel de Tucumán, por la avenida Juan B. Justo hasta empalmar con la Ruta Provincial N° 305. El trayecto incluye pisar las localidades de Alta Gracia y El Timbó.
La ruta sigue la traza del Río Calera hasta la localidad de Río Nío, la zona destaca por sus suaves lomadas; generadas en el periodo en que se levantaron Los Andes.
En el circuito se detectan rocas que representan lagos y otras fuentes hídricas de hace unos 50 millones de años. Además, existe una notable presencia de arcilitas, lutitas multicolores y areniscas con yeso y calizas.
La fauna local (en especial, animales destinados para la ganadería) aprovecha los minerales presentes para alimentarse.
El pasado regresa a nosotros al chequear en algunas estructuras imponentes líneas amarillas (parecidas a cicatrices) que separan rocas envejecidas y rememoran ríos abandonados.

Valles calchaquíes
De las yungas al desierto

- Longitud del trayecto: 336 kilómetros.
- Duración: un día completo.
- Logística: debemos transitar por la Ruta Provincial N° 307 y las rutas nacionales N° 38 y 40. Para evitar inconvenientes se recomienda cargar combustible en Acheral, Tafí del Valle o Amaicha.
La georuta se asienta sobre el circuito chico de nuestros Valles Calchaquíes y contempla la ida a Tafí del Valle, Amaicha del Valle y las Ruinas de Quilmes.
Los márgenes del sendero que une el Abra del Infiernillo con Amaicha del valle poseen sedimentos de ríos caudalosos y lagos de hace 50 millones de años. Sumado a rastros notables que dejaron viejos caudales de agua por las tormentas de estación.
A diferencia de otros lugares, el circuito destaca las vetas y los colores imponentes de las rocas que conforman las Cumbres Calchaquíes y del Aconquija. En la lista, tenemos además turmalinas, mica y áreas marcadas por el pastoreo.
Por supuesto, las Ruinas de Quilmes son uno de los destinos obligatorios en este tramo y se recomienda profundizar la visita poniéndole énfasis en su patrimonio arqueológico y paleontológico.

Yerba Buena - Raco
Una caminata tranquila y didáctica

- Longitud del trayecto: 140 kilómetros.
- Duración: seis horas.
- Logística: por la avenida Solano Vera (Yerba Buena) debemos dirigirnos hasta La Rinconada y de ahí hacia Villa Nougués. Una vez concluido el recorrido, es viable regresar a la ciudad por la Ruta Nacional N° 9 (desde Tapia) o por La Sala y San Javier.
- Maridaje viajero: la escapada puede combinarse con un picnic en Loma Bola y una visita al monasterio Cristo Rey (Raco). También, está la opción de subir y bajar por El Corte para hacer senderismo.
A lo largo de este sencillo paseo se aprecian elementos geológicos singulares y representativos de los primeros contrafuertes de la Cordillera de los Andes. La ruta recorre de sur a norte la Sierra de San Javier y atraviesa una fracción del área verde protegida por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
En Villa Nougués uno de los puntos de interés pasa por los materiales empleados en las edificaciones. Una buena parte de las viviendas están hechas con esquistos de la Formación San Javier; dichas rocas son las más antiguas de la provincia y fueron generadas en un fondo marino hace más de 500 millones de años.
También -al agudizar nuestros sentidos- seremos capaces de identificar areniscas, pizarras y sedimentos continentales de hasta 60 millones de años de antigüedad. De paso, vale la pena aprovechar el envión para ir a la cascada del Río Noque.

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