Hay una ley para evitar los ataques de perros, pero hace falta regulación

Hay una ley para evitar los ataques de perros, pero hace falta regulación

El caso de la nena tucumana atacada por un pitbull reavivó la polémica. Perros “peligrosos” ¿real o estigmatización?

LA FOTO. Una niña de  seis años fue gravemente herida por un pitbull. Fue salvada por efectivos policiales en  avenida Colón y calle Eudoro Araoz. LA FOTO. Una niña de seis años fue gravemente herida por un pitbull. Fue salvada por efectivos policiales en avenida Colón y calle Eudoro Araoz.

Cada tanto el debate se abre de nuevo. Es que abundan las noticias sobre estos hechos, pero falta concientización y los ataques se repiten. Hace dos días un perro de raza pitbull mordió a una nena de seis años; la pequeña sufrió heridas severas y debió ser trasladada al Hospital de Niños. Entonces volvió la polémica. ¿Existen razas de perros realmente peligrosas?

Hay quienes dicen que todos los perros son buenos, y que depende de la crianza. La veterinaria Patricia El-Kadi difiere: “no se trata de ‘cómo los críen’. Veamos para qué fue creada esa raza. ¿Ataque? ¿pelea? ¿caza?”, pregunta y confirma que sí hay razas potencialmente peligrosas. “El pitbull, el pampa y el american bully, por ejemplo, pueden llegar a matar a una persona o a otro animal. Son peligrosos -advierte-; es una característica propia de su raza. Tienen mucha energía y una necesidad de gastarla. En el día a día, al no tener forma de sacar esa energía, la pueden transformar en comportamiento violento”.

La especialista explica que todo depende de la genética. “Si tienen un papá o una mamá que tienden a tener carácter más agresivo, se pasa a su descendencia. Es muy marcada la línea sanguínea -asegura-; está en su naturaleza, y si tiene carácter violento, es muy difícil cambiarlo con entrenamiento”. Tajante, advierte: “no se trata de solo criarlos con amor”.

El-Kadi advierte que no es frecuente ver estas razas en la calle. “Si hay un ataque, es por descuido de los dueños”, asegura y relata: “vemos muchísimos casos de perros heridos por estas razas; a algunos de ellos ni siquiera los podemos salvar a causa de las heridas que han recibido. Me pasó de estar horas en cirugía intentando salvar a alguno”.

Normativa existente

Como ya sabemos, los ataques de perros no son novedad. Ante hechos similares, a nivel provincial y en algunos municipios hubo iniciativas para comenzar a regular su crianza y su tenencia, pero ninguna medida entró realmente en vigencia, explica a LA GACETA Vanessa Zanacchi, abogada especialista en maltrato animal y miembro de la Comisión Independiente de Derecho Animal de Tucumán.

Que estos animales deben movilizarse en la calle con correa y con bozal, que no pueden circular con menores de edad por la vía pública y que, incluso, la autoridad competente podrá incautar perros de manera preventiva. Eso dice la ley provincial 8.129, sancionada en 2008. Explica que los perros peligrosos son “aquellos que hubieran atacado a personas u otros animales; los que muestren un comportamiento agresivo o inestable y los que hayan sido adiestrados para el ataque o defensa, cualquiera sea su raza”. Además, enumera qué razas son potencialmente peligrosas: doberman, dogo argentino, pitbull y dogo de presa canario, rottweiler, bull terrier, entre otros.

Qué cambiaría

Pero esa no es la única normativa: con objetivos similares, ese mismo año, vio la luz la ordenanza municipal 4.046 en San Miguel de Tucumán, que va un poco más allá. Además de la creación de un registro de estas mascotas, pide un examen psicológico a los posibles dueños de estas razas.

Con estas reglas, las víctimas o posibles víctimas de ataques podrían denunciar perros y las autoridades podrían constatar la conducta del animal, e incluso incautarlo de ser necesario. “El tema es que no están reguladas -comenta la abogada-. Hoy por hoy, las personas pueden hacer reclamos, amparadas en leyes nacionales, pero si estas normativas entraran en funcionamiento, llenarían algunos huecos, cosas que en la ley civil no están contempladas. Es una cuestión sobre la que hay que legislar; se ha tenido la voluntad de hacerlo, pero se han quedado a mitad de camino”.

“Este caso, entre otros, pone de manifiesto la necesidad de los estados provincial y municipales de regular estos huecos; se podría simplemente reglamentar las normas existentes para que tengan vigencia y se apliquen. En Tucumán el tema ya se ha debatido, ya hay ordenanza y una ley, solo falta un último paso formal para que se pueda aplicar”, indica Zanacchi.

¿Hay algo por hacer?

Si no hay regulación, no queda otra más que la prevención; siempre la responsabilidad es de los humanos. ¿Se puede evitar que un perro de estas “razas potencialmente peligrosas” ataque a otros seres? El-Kadi dice que los primeros seis meses son importantes. “Tenemos que hacer que el animal tenga una vida social; que comparta con otros perros, con niños y con personas ajenas a la familia, todo eso para empezar a ampliar su núcleo social. Hay que dejarlo que las personas lo toquen, aunque a veces tienen miedo al verlos -comenta-. Otra opción es buscar un entrenador para adiestrarlo”. “Una alternativa es la castración del perro macho. Por lo general, tienen una concentración de testosterona que los lleva, a través de esta excitación, a un comportamiento de ataque ante otros animales que puedan ser una competencia”, dijo la especialista.

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