Chile y su grieta van hoy a las urnas

Chile y su grieta van hoy a las urnas

Según las encuestas, la mayoría rechazará la propuesta de nueva Carta Magna, un texto que propone cambios profundos. Extrema polarización social.

OTRAS REGLAS. En Chile el voto es optativo, pero tratándose de la reforma constitucional hoy será obligatorio. OTRAS REGLAS. En Chile el voto es optativo, pero tratándose de la reforma constitucional hoy será obligatorio.
04 Septiembre 2022

Los chilenos votarán hoy para aprobar o rechazar una propuesta de nueva Constitución centrada en derechos sociales y medio ambiente. Se trata de un cambio radical respecto de la normativa actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, que ayudó a consolidar el modelo económico liberal pero consolidó profundas desigualdades en una sociedad que hoy luce agrietada.

La posibilidad de reescribir la Carta Magna fue un efecto de las violentas protestas callejeras contra esa desigualdad que estallaron a fines de 2019, camino que fue ratificado por una mayoría aplastante un año después en un referendo.

Pero ahora, tras polémicas disputas dentro de la asamblea constituyente y una serie de propuestas controversiales que modifican la forma del Estado, introducen la plurinacionalidad y cambian el sistema político y judicial, todas las encuestas señalan desde hace meses que el texto será rechazado.

“Esta no es una segunda vuelta donde millones de personas que pierden tienen que buscar un candidato, sino que es una elección que se ha cocido lentamente y tiene distintos componentes que han generado esa tendencia al rechazo”, explicó a Reuters el analista electoral Axel Callís.

En el voto impactará la percepción sobre el gobierno del progresista Gabriel Boric -impulsor del acuerdo político que abrió el proceso y que respalda el cambio constitucional- cuya popularidad ha caído fuerte en los últimos meses en medio de la incertidumbre y la polarización política.

Factores como la desaceleración económica y la inflación al alza, la creciente inseguridad, la crisis desatada por la inmigración ilegal y un agudo conflicto indígena son clave para los votantes, advierte el analista Kenneth Bunker.

“Es una elección compleja en ese sentido porque uno pensaría que sólo es la elección constitucional, si les gusta o no el texto, pero es también un momento crítico en la historia de Chile, por el covid, por el estallido social, por el gobierno de Boric”, señaló.

Y uno de los mayores focos de incertidumbre es cuánta gente votará en una elección en la que se combinarán por primera vez dos factores: el voto será obligatorio y todas las personas mayores de 18 años están automáticamente habilitadas para hacerlo. En Chile, donde poco más de 15 millones de personas están convocadas a sufragar hoy, el voto es voluntario, pero las normas para este plebiscito son distintas.

Puerta de entrada

Las últimas encuestas publicadas hasta 15 días antes de la elección -según establece la ley- dieron una ventaja de unos 10 puntos al rechazo, una tendencia mantenida con más o menos variaciones desde marzo cuando tomó la delantera en los sondeos.

En el camino, el tablero también se sacudió cuando varias figuras de centroizquierda, exministros y expresidentes, comenzaron a cuestionar el texto propuesto y a sumarse a las voces para rechazarlo y presentar uno nuevo.

La izquierda más radical critica que tanto la derecha como la centroizquierda frenaron los avances sociales y que todo eso estalló en las protestas de 2019, por lo que ahora no hay razones para confiar en su voluntad de cambio.

Escenario impensado cuando se inició el proceso, la ventaja del rechazo obligó a las fuerzas políticas a comprometer reformas en uno u otro caso, mientras los legisladores rebajaron las altas mayorías requeridas para modificar la Constitución vigente, que exigía hasta 2/3 de los votos para aprobar ciertas materias.

El propio Boric dijo que sería necesario iniciar otro proceso con una nueva asamblea en lugar de cambiar la carta actual, que data de 1980 aunque sometida a sucesivas reformas a lo largo de los años, la mayor de ellas en 2005 bajo el gobierno del socialista Ricardo Lagos.

El único consenso actual es que esta elección no será un punto final, sino una puerta de entrada a una nueva etapa del cambio constitucional en Chile. “No creemos que este texto sea intocable, pero sí decimos que es un avance significativo respecto al actual, un mejor punto de partida”, dijo el diputado Vlado Mirosevic, coordinador de la campaña por la aprobación.

La senadora democristiana Ximena Rincón, que rechaza la propuesta presentada, dijo que mañana debería convocarse un gran acuerdo para un proceso más acotado, donde a partir de los consensos -declarar un estado social y democrático de derecho o cuidar el medioambiente- se debata sobre régimen político o seguridad, temas donde hay diferencias profundas.

“Se requiere un camino que dé certezas a la ciudadanía de que no nos vamos a quedar con la Constitución del 80 o del 2005, sino que vamos a escribir un texto que nos reúna a todos”, añadió la senadora, promotora de rebajar los quórums y de que el presidente Boric pueda convocar un nuevo proceso.

Por eso, plantea Axel Callís, el resultado óptimo es que la diferencia sea estrecha, para que las negociaciones y lo que salga de ahí satisfaga a ambos lados. “La agenda social, la que se esbozó después del estallido, la agenda que llevó a Boric a ser Presidente, está esperando. Si todo esto no lleva cambios profundos en temas de derechos sociales, dignidad en salud, jubilaciones, el clima con olor a pólvora va a seguir ahí”, planteó. (Reuters)

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