Esperando el líquido para el estresado acuífero

Esperando el líquido para el estresado acuífero

 LA GACETA / FOTO DE ROBERTO DELGADO  LA GACETA / FOTO DE ROBERTO DELGADO

El informe pasó casi desapercibido. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó el envío de fondos para construir el nuevo acueducto de Vipos, que duplicará la capacidad del centenario conducto, resquebrajado en varias partes, que provee agua a San Miguel de Tucumán. El anuncio habían sido realizado hace 40 días, durante la audiencia pública (llamada “audiencia de socialización”) realizada en Tafí Viejo, donde vecinos y productores de la población norteña plantearon dudas y objeciones y se fueron en silencio, acaso esperando que se confirme que se hará la obra –lo cual parece corroborarse ahora- y que se cumpla en algún momento la promesa de los funcionarios de que Vipos no se quedará sin agua y que se gestionará un plan para proveer agua para riego en la zona.

Para 2025, pese a la volatilidad

Lo primero parece zanjado. Aunque ahora no se habla de 1.100 millones de pesos sino de 1.200 millones (no se puede calcular en plata argentina con la volatilidad de nuestra economía), parece que sólo falta la reunión formal del directorio del BID, dentro de unos 20 días, y luego los plazos administrativos de llamado a licitación. “Entre 60 y 90 días. La adjudicación puede estar hecha a fin año, para el arranque de 2023, y la obra estaría terminada en 2025”, dijo Gerónimo Vargas Aignasse, jefe del Ente de Obras Hídricas y Saneamiento (Enohsa) Norte Grande. Lo confirmaron el jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur, y el gobernador interino, Osvaldo Jaldo. También Vargas Aignasse elogió las virtudes del proyecto, que va permitir llevar agua a más de 200.000 personas entre la zona norte de San Miguel de Tucumán y Tapia, pasando por la saturada Villa Carmela y por Tafí Viejo, ya estructuralmente falto de líquido. “El acuífero del Gran San Miguel está estresado por la demanda y con esto va a poder descansar, se va a permitir la recuperación paulatina del acuífero”, dijo Vargas Aignasse.

Las otras cuestiones que quedaron pendientes de respuesta de la audiencia pública son más complejas. ¿Se quedará sin agua Vipos, que es la zona de vertiente para el agua tucumana, que incluso provee líquido subterráneo al embalse El Cadillal y al río Salí? Los productores y los vecinos plantearon que la lógica les dice que si sacan el doble de líquido del que ya se extrae, la crisis será peor. Pero en la Sociedad Aguas del Tucumán y en el Enohsa dicen que se hicieron estudios que prueban que con las tomas de agua subterránea sacadas con bombas no disminuía el caudal superficial. Así lo contó el encargado de la SAT en la toma de Vipos, Rufino Acosta. “Hay muchísima agua por abajo”, agregó una fuente. Vargas Aignasse lo sostiene. Les prometió “de corazón” a los vecinos que no les iba a faltar agua, aunque les aclaró que este proyecto es de agua potable, no de riego.

Cuidando las acequias

Residentes y productores de Vipos se quejaban por los canales obsoletos y por el hecho de que en época de seca –como ahora- tienen que andar con escopeta cuidando que no les roben agua de las acequias. ¿El pozo contemplado en el proyecto resolverá sus problemas?

Dice el ingeniero Franklin Adler en sus publicaciones sobre el agua que en Tucumán se pierde una inmensa mayoría del agua por los conductos de riego. Tampoco está claro que la duplicación del caudal de agua no vaya a afectar la provisión del Cadillal. ¿Faltan estudios, como planteó el productor Gustavo Forsinito, que en la audiencia reclamó que los datos surgían de investigaciones de 1967? Vargas Aignasse respondió que la SAT lleva un constante monitoreo del flujo del río, tratando de aclarar los dichos del arquitecto Claudio Cattáneo, de la Unidad Ejecutora Provincial, que había reconocido que no había informes y había asegurado que se harían en un plazo de un año.

El responsable de la SAT en Vipos, Acosta, le dijo a LA GACETA que sí se han hecho trabajos y pruebas. Pero también se sabe que muchos estudios y consejos no se han dado a conocer, como la investigación integral que se hizo con el proyecto denominado “Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior” (DAMI) financiado por el mismo BID, -que, según dijo el abogado Benito Carlos Garzón, “es el mayor y fundado estudio del Gran Tucumán”- y nunca se publicó-. La doctora Claudia Gómez López, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, cuenta que recuerda que ese estudio recomendaba que se tome agua de más arriba de Vipos, más bien cerca de Salta, cuencas arriba del Salí. Aunque aclara que no opina sobre el proyecto del acueducto porque aún no lo conoce bien.

La última cuestión: en una reciente carta (“Los acueductos que necesita Tucumán”, 02/08), el lector Juan Carlos Rosario Medina contó sobre la cantidad de pequeños embalses proyectados. ¿Hay garantías, en la provincia de los puentes caídos, de los canales rotos, de los proyectos de diques frustrados de que el proyecto esté bien hecho y sea bien auditado? Vargas Aignasse responde con contundencia: “El proyecto fue realizado por una consultora técnica; el BID tiene un control riguroso del proyecto y la UTN va a hacer el control de calidad del proceso. Todo se va a certificar”. Por ahora, se espera ver concretado el proyecto, que siembra expectativas y parece una rara joyita en una provincia donde el manejo del agua, al decir de Adler, está disperso en muchísimas oficinas que son “nichos aislados, desconectados y descoordinados”.

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