Cartas de lectores

¿Día del Niño o de las Infancias?

El debate en tono al lenguaje es válido, como todo lo que implica debatir en el marco del respeto y de la tolerancia. Pero en este momento, más válido y significativo que un debate en torno a si es el día del niño o de las infancias, sería un accionar concreto de la humanidad y del país sobre la situación de explotación laboral a la niñez, sobre los abusos sexuales a menores, sobre la desnutrición infantil, sobre los niños mutilados en Ucrania y tantas otras aberraciones por las que tiene que atravesar la niñez desamparada. Incluso cuando se los abandona en los brazos del confort y de la excesiva tecnología, que debilita las emociones y los constituye en sujetos enajenados. Hay tanto para hacer por la niñez, desde impedir a las jugueterías que sigan exhibiendo armas de guerra como juguetes exclusivos para varones, enseñando el juego de la muerte, mientras se dictan leyes para prevenir los femicidios. Las benditas palabras de Cristo: “Dejad que los niños vengan a Mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos”, no son ingenuas ni románticas, ya que existían patrones culturales en contra de los niños, a los que no se consideraban ni siquiera seres humanos, porque para ser” humano” había que ser racional; ¡ni qué hablar de asignarles derechos! Que este sea un día en el que la sociedad avance en logros que legitimen la dignidad de los menores, y que tengan muchos días felices, más allá de esta única vez al año.

Graciela Jatib

¿Día del Niño o de las Infancias II?

Es tanta la diversidad y diferencias de criterios y pensamientos que hoy ya no sabemos si somos o semos; pero todo estará bien si existe un mutuo respeto. Para mí siempre fue y será el Día del Niño. La niñez es una etapa en la vida de un ser humano. Dios hecho hombre dijo: “¡Dejad que los niños vengan a Mí!”, sin distinción de raza, credo, religión o sexo y dentro de ese marco, transitando ya mi tercera niñez, con la experiencia y rol asumido digo: en la primera etapa, como niño-niño, disfruté de una infancia feliz, con volantines de papel de GACETA, baleros de latas de salsa, trompos y juguetes de madera, todos construidos por las manos de mi padre y esa bella tarjeta de mi madre acompañada por el infaltable chocolate con leche y tortillas al rescoldo; pero lo más rico eran esos dulces besos de nuestros progenitores que jamás olvidamos. En la segunda etapa, ya como niño-papá, los obsequios y juguetes eran más sofisticados; nos hacían volver a la niñez y terminábamos compitiendo y compartiendo los entretenimientos con nuestros hijos. Ya en esta nueva y última etapa, niño-abuelo, sólo nos queda gozar y disfrutar de la felicidad de los nietos y de cuanto niño se nos acerque, al que sólo le basta para ser feliz un caramelo, un beso, un juguete y que se le desee un ¡Feliz día del Niño, de la Niñez y de la Infancia! (en sus tres etapas).

Francisco Amable Díaz

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