CON EL TRADICIONAL ESTILO DE NEW ORLEANS. El quinteto argentino París Jazz Club recrea momentos inolvidables de los filmes de Woody Allen. prensa
El vínculo entre el cine y la música existe desde el origen mismo del séptimo arte; incluso en la época muda se animaban las proyecciones con pianistas tocando en vivo. Ese lazo se refuerza con ciertos géneros y realizadores, cuyas películas son una banda sonora en sí mismas.
En ese universo, Woody Allen tiene un sitial de honor reservado. Hacer un recorrido por sus imágenes remite indefectiblemente a composiciones de distintos autores y abre a universos más allá de lo visual. Escuchar esos temas es mirar de nuevo las escenas de sus filmes, y bien lo saben los integrantes de París Jazz Club, el grupo que ofrecerá esta noche desde las 21 su concierto tributo a la obra del realizador norteamericano en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).
El recital tiene un condimento especial para los socios de Club LA GACETA, que podrán disfrutar del beneficio exclusivo de 2x1 en las entradas para escuchar las versiones de creaciones inolvidables. Sólo deberán presentar su tarjeta habilitada y un documento que acredite identidad en la boletería.
Sebastián Misuraca, Francisco Villaveirán, Iván Buraschi Bernasconi, Santiago Ortolá y Diego Lebrero recrean en su formación el esquema de quinteto característico de New Orleans, New York y París, con referencia a las bandas íntimas de Sidney Bechet, Glenn Miller, Cole Porter, George Gershwin y demás íconos de la época dorada del jazz. Y serán los responsables de revivir la atmósfera y la sonoridad de “Midnight in Paris” “Sweet and Lowdown”, “Blue Jasmine” y “Manhattan” entre otros filmes, que mientran sean ejecutadas se verán (en las partes correspondientes) en pantalla gigante. Y para redondear el clima, Misuraca intervendrá con aportes de humor y monólogos, en un rol de vocero que también ejerce para LA GACETA.
- ¿Cuál fue la motivación original de este recital?
- El fanatismo hacia las películas de Allen por parte mía, y descubrir que sonaba una música particular de jazz. Mi amigo y socio Francisco tenía un libro con las transcripciones de guitarra de la película de Allen “Sweet and lowdown” y le gustaba mucho tocar su música. Si bien ya veníamos tocando juntos, cambiamos de tocar un jazz moderno a tocar este más antiguo y empezamos a armar el grupo para que se ajuste a este repertorio. Con Fran nos conocemos desde la adolescencia por el barrio y tocamos un montón de estilos previo a estar haciendo este jazz de New Orleans, como se suele decir. El resto de los integrantes se fueron sumando y adaptando a este estilo. El eje sigue siendo lo tradiconal, pero en otros espectáculos que tenemos se abre un poco el abanico de opciones. Los músicos, cada uno en particular, también tocan otros estilos en otros proyectos.
- ¿Cuán difícil fue elegir el repertorio, siendo el cine de Allen tan ligado a la música?
- Fue bastante orgánico al principio, porque viendo las películas hay inicios o momentos que tienen música muy relevante que es imposible pasar por alto. Con el correr de los años con el show, fuimos renovando un poco el repertorio, con la búsqueda y adaptación a los instrumentos que ejecutamos: piano, acordeón, clarinete, guitarra, trompeta, batería, washboard (la tabla de lavar metálica usada en percusión) y contrabajo.
- ¿Es posible imaginar una película sin ninguna clase de sonido?
- Ese vínculo viene desde los inicios. De hecho en otro show que hacemos, “Jazz Cartoons”, hacemos música de películas o series animadas, entre ellas Betty Boop, que justamente era muda. Si bien cuando está la música de fondo suele generar climas hermosos, resignificando mucho la escena, hay películas que no la tienen, en las que no hay soundtrack, como “Annie Hall”, que fue un salto en la carrera de Allen. Hizo una especie de homenaje a Ingmar Bergman, y la verdad que le salió bastante bien porque fue una de sus mejores películas. Así que claramente sí se puede imaginar un cine sin música, aunque los músicos tendríamos menos trabajo (ríe).
- ¿Los temas en las películas de Allen construyen sentido?
- Si uno ve “Medianoche en París”, el inicio es literalmente el tema completo “Si tu vois ma mere”, de Bechet, completo con imágenes de la capital francesa de fondo. Claramente ahí eligió darle un espacio a la música demasiado importante. Hoy en día difícilmente algún director se anime a tanto, y no sólo eso, sino que la película además logró una popularidad increíble. No sería lo mismo sin ese inicio.
- Así como su producción cinematográfica pasó por distintas etapas, ¿su música también?
- Se podría decir que la elección musical se mantuvo por sobre las producciones, que con el paso del tiempo y el avance de la tecnología evolucionaron en cuanto a lo visual, al presupuesto, etcétera. Pero siguió predominando la elección de temas de jazz antiguo, tradicional y gitano, muchas veces repitiendo algunos temas que suenan como “Body and soul” o “I’ll see you in my dreams”. Uno puede ver una de las últimas películas como “La rueda de la maravilla” con una fotografía moderna e increíble, y la música del inicio es de los Mills Brothers de los años 30.
- ¿Por qué eligieron ustedes el jazz como expresión?
- Creo que cada uno de los integrantes habrá llegado por un camino distinto. Mi primer contacto fue por haber visto en una librería un libro grande de oferta con ilustraciones de Miles Davis. Lo compré, al leerlo me interesó toda la evolución del jazz y empecé desde el piano a estudiar algunos momentos de esa época; luego, a través de las películas de Woody, me incliné más por el jazz antiguo. También había un poco de esto de improvisar en vivo, de tratar de entender de qué era y cómo se podía hacer expresando en el momento tocando cosas que no tenés escritas ni ensayadas. El mundo de la improvisación tanto en la música como en el humor es una de las cosas que me mantiene motivado.
- ¿De qué forma se desarrolla el recital?
- Quién lo vea se va a dar cuenta que no es un recital en sí, sino que es un espectáculo que tiene tres ejes: el jazz, el cine y el humor que se van mezclando; por momentos es musical, en otros se rompe eso y se vuelve cómico, y en otros uno se deja llevar por las imágenes. Algunos dicen que es un show multisensorial, que emociona y divierte, y cada vez son más las personas que nos dan una devolución como si hubiesen visto algo con sabor a Les Luthiers.
- El cine de Allen es más popular en la Argentina que en el resto del mundo, ¿por qué?
- No sé con exactitud, calculo que hay mucha referencia a New York y Europa y las historias de amor y desamor. Todo es muy neurótico y muy de ciudad, con mucha nostalgia. El tango también le quedaría muy bien a sus películas, tiene ese contenido. Yo soy fanático de su cine, el resto no necesariamente. No es condición para estar en el grupo.
- ¿Componen temas propios además, les interesaría hacerlo para alguna película?
- Por lo pronto la composición está destinada a la creación de espectáculos donde se piensa en el todo, la puesta en escena, las entradas y salidas, los diálogos y monólogos, los sketchs y los cuentos, y la vinculación con las visuales y luces. Somos más bien una compañía que crea espectáculos utilizando como eje ciertas características. En otros shows pasa algo totalmente distinto. Salvando las distancias, es como el Cirque du Soleil cuando propone un show con toda la temática de The Beatles y luego otro diferente, pero el público ya sabe de qué manera lo va a abordar. Hacemos algo similar: abordamos una temática desde la música jazz, el cine y el humor a nuestra manera.








