La “lluvia negra” es la pesadilla vecinal en Aguilares

La “lluvia negra” es la pesadilla vecinal en Aguilares

Los habitantes de la ciudad dicen que sale de las calderas del ingenio pero el administrador de la fábrica culpa a la quema de caña

EN LOS TECHOS. Los vecinos dicen que las cenizas tienen componentes ácidos que arruinan los materiales que cubren las viviendas. EN LOS TECHOS. Los vecinos dicen que las cenizas tienen componentes ácidos que arruinan los materiales que cubren las viviendas. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

En los alrededores del ingenio Aguilares la “lluvia negra” se constituye en una verdadera pesadilla para el vecindario. En las esquinas hay montículos del hollín que emana de la fábrica principalmente de noche, según afirmaron los mismos vecinos, que todos los días se abocan a barrer y a amontonar el desecho de las calles o extraen de sus casas. “Al trabajo lo tenemos que hacer nosotros porque por aquí ya ni los barrenderos andan en razón de que limpian y enseguida se ensucia todo. Pero si no lo hacemos vamos a terminar sepultados por los desechos“ apuntó Mónica Pascual. “Aquí se usa barbijo para protegernos de la contaminación y no de la covid, que ya no es tan peligroso” agregó.

En la fábrica se aseguró que las partículas son producto de la quema de caña que se convierten en cenizas, pero que no provienen de las calderas. “Estamos siendo auditados permanentemente por la Provincia y no tenemos nada anormal”, dijo el administrador del ingenio, Guillermo Lamarca. Los pobladores tienen su versión de lo que padecen. “Aquí se usa barbijo para protegernos de la contaminación y no de la Covid, que ya no es tan peligrosa”, agregó. Mario Gómez contó que en la época de zafra vive pendiente del pronóstico del tiempo porque cuando se anticipa lluvia tiene que abocarse a la penosa labor de extraer bolsa tras bolsa de las partículas que quedan depositadas en las canaletas del techo de su vivienda. Si no lo hace, el hollín se transforma en barro que obstruye el desagüe. “Entiendo que el ingenio es importante en la economía del municipio, pero no se puede producir a costa de la salud de la gente. No estamos en medio de la nada, sino en el centro de una ciudad” se quejó. José Manuel Valdez, de la calle Virgen del Carmen, reveló que las partículas destruyen las chapas de los techos ya que estas desprenden ácido. Contó que el techo de chapa del taller de la familia Urrutia tuvo que ser cambiado totalmente porque el ácido del hollín lo agujereó por todas partes. “Se imaginará lo que puede hacer en las personas el hollín que se aspira o entra en los ojos”, planteó. Dijo no entender cómo es posible que concejales que viven en la zona y tienen iguales padecimientos “se mantienen sin reacción ante semejante problema”. El titular de la fundación ambientalista Ave Fénix, Hugo Mahmud, dijo que lo que sucede en Aguilares y otras comunidades es “producto del incumplimiento permanente de sus deberes en que incurren los funcionarios responsables de preservar el medio ambiente y la salud de la gente”. “Con el argumento de que se está preservando la fuente laboral, se permite a las fábricas producir a riesgo de enfermar a la gente. Los empresarios pueden invertir en dispositivos que pueden reducir la contaminación. Pero no les interesa ni hay nadie que les exija nada” apuntó.

“Auditada”

El administrador Lamarca minimizó la denuncia de los vecinos asegurando que lo que ocurre en la zona no es producto de partículas que desprende el ingenio, sino de los cañaverales que se queman y se transforman en ceniza. “Nuestra fábrica es auditada permanentemente por Medio Ambiente de la Provincia y la Estación Experimental. Nunca detectaron nada anormal. Los filtros scrubber que disponemos funcionan” aseguró. “Invertimos en cuestiones que tienen que ver con la protección del medio ambiente. Y en ese sentido trabajamos en conjunto con Medio Ambiente del municipio. Hay que tener en cuenta que este ingenio quedó casi en el centro de la ciudad y, como los otros, desde siempre arrastra cuestiones que pueden molestar a los vecinos y que vamos tratando de solucionar” sostuvo el administrador.

La intendencia de Aguilares creó un área de Medio Ambiente que, según Marcelo Tolosa, secretario de Planeamiento, está actuando para procurar que el ingenio muela sin poner en riesgo la salud de los pobladores. “Cuando no se cumplen con las normativas vigentes se realizan las actuaciones correspondientes” agregó. “La directora de Medio Ambiente, que está de licencia por enfermedad y que depende de mi área, está coordinando acciones con la fábrica en procura de contrarrestar todos los inconvenientes que denuncian los vecinos. Esto no es una cuestión que se pueda superar de un día para otro. Lleva su tiempo”, concluyó.

“Nos ayudan las críticas”: un funcionario dice que se hace monitoreo

El subsecretario provincial de Protección Ambiental, Marcelo Lizárraga, dijo que la actitud de vecinos y de las organizaciones ambientalistas de expresar sus quejas llevando hollín a las oficinas públicas “es comprensible a partir de lo que genera la contaminación”. “Aquí lo cierto es que todos los ingenios disponen de dispositivos de filtrado de partículas. Se pueden dar algunas contingencias por falta de mantenimiento u otros inconvenientes que son propios de máquinas. Pero no es algo permanente o común. Cuando eso ocurre estamos encima para que se solucione. Es lo que sucedió el año pasado con el Ñuñorco cuando lo obligamos a suspender la molienda”, expuso. “Fiscalización Ambiental recorre a diario las comunidades con fábricas para no solo determinar las condiciones ambientales, sino también de los desechos líquidos que se liberan” explicó. “La sociedad está cada vez menos dispuesta a exponerse a los efectos ambientales. Y eso es bueno. Tomamos cada protesta como un llamado de atención o un aporte para mejorar la situación. Nos ayudan las críticas”, insistió.

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