Cuando hay preguntas en pantalla las respuestas surgen desde el living

Cuando hay preguntas en pantalla las respuestas surgen desde el living

La participación de gente común y una conducción carismática y eficiente mantienen el atractivo de un formato que lleva décadas en TV.

POR LA PANTALLA DEL 10 Y EN LAS REDES. La carismática Mariana Soler y su equipo proponen juegos para sacudir la modorra del domingo. POR LA PANTALLA DEL 10 Y EN LAS REDES. La carismática Mariana Soler y su equipo proponen juegos para sacudir la modorra del domingo.

Pasan los años, pasan las pandemias, y los estimulan: los programas de preguntas y respuestas persisten en la pantalla chica desde los años 50.

Su permanencia, y su relativa mejor fama que los reality shows que surgieron luego, se debe tal vez a que pretenden fomentar la cultura general, ejercitar la memoria y ante todo llenar la grilla de programación con producciones de menor costo que una ficción, la gran ausente de las propuestas argentinas en pantalla chica de aire.

De estos formatos atrae la participación de gente común que, más o menos preparada en cultura general, quiere ganar un premio en dinero o en órdenes de compra. Estas ideas requieren -eso sí- de figuras carismáticas en la conducción.

Domingos tucumanos

“Somos todo lo que pedían los domingos tucumanos”, dice el flyer de presentación de “Un domingo jugado”, que va de de 20 a 22, por Canal 10, y en paralelo en streaming por sus redes sociales (Facebook y YouTube). El programa invita a jugar en el set por equipos o individualmente, y entrega atractivos premios en efectivo.

“Desde la Caja Popular de Ahorros estamos haciendo un programa de entretenimientos porque son los que, en materia de rating, indican la necesidad que tiene la audiencia de juegos, entretenimientos y diversión”, explica Mariana Soler, al frente del ciclo.

La carismática conductora detalla cómo son los juegos: “este año adoptamos este formato, que es 100x100 de juegos. El primero se llama ‘Quiénes son’, donde el panel da diferentes pistas a los participantes y ellos tienen que averiguar quién es el personaje que se esconde detrás de una tarjeta, con ayuda de las pistas. El segundo se llama ‘Cómo dice’, y es un tipo de karaoke. Hay una ruleta que cae en un ritmo o un género, por ejemplo, folclore, y los participantes tienen que completar la canción. El tercero es ‘Cuántos qué’: cada uno de los panelistas da una consigna-pregunta, y los participantes tienen que responder. Este es un juego por aproximación. El último se llama ‘Palabra jugada’: es una palabra que está detrás de uno de ellos, a su espaldas, y otro participante, a través de pistas, tiene que ayudar a que el primero llegue a adivinar de qué palabra se trata”, describe.

POR EL CHEQUE. Guido Kaczka, al frente de “Los 8 escalones del millón”. POR EL CHEQUE. Guido Kaczka, al frente de “Los 8 escalones del millón”.

Hoy en pantalla

ElTrece emite “Los 8 escalones del millón”, conducido por el ya histórico Guido Kaczka, y “100 argentinos dicen”, por segundo año, con el desopilante Darío Barassi, una de las grandes apariciones en el rubro de los últimos tiempos.

El Nueve ofrece “La hora exacta” también en su segunda temporada, con los eficaces (y con un estilo bastante más sobrio) Boy Olmi y Teté Coustarot.

La TVPública repite este año “¿Quién sabe más de Argentina?”, con el histriónico Roberto Funes, quien se reparte con América en su noticiero vespertino en la señal de cable.

En Telefe el ya tradicional “Pasapalabra” pasó de sus emisiones diarias de lunes a sábado en 2021 a sólo dos, reservadas para sábados y domingos, siempre con el cada vez más suelto Iván de Pineda.

Desde el comienzo

El género de los programas de entretenimiento con preguntas y respuestas ocupa el aire argentino desde prácticamente los inicios de la TV nacional. En 1956, esta subespecie debutó con el recordado “Odol pregunta” con la conducción inigualable del recientemente fallecido Jorge Cacho Fontana, un precursor y verdadero maestro del género.

En los 70 apareció “Feliz domingo”, con Silvio Soldán al frente (a veces secundado por coconductores en un agotador programa ómnibus de los fines de semana), para que los chicos de secundaria compitieran por el viaje de egresados a Bariloche todo pago, mezclando destrezas varias con conocimientos diversos. Un formato similar debutó hace poco en Telefe como “El último pasajero”, con la conducción de Nico Occhiato y Flor Vigna.

En los años 80 Héctor Larrea se lucía al frente de “Seis para triunfar”. En los 90 llegó “Tiempo de siembra”, que conducía con solemnidad Pancho Ibáñez.

En el inicio de este siglo llegaron “Pulsaciones” y la réplica vernácula de exitosos formatos internacionales: “Pasapalabra”, “100 argentinos dicen”, “Trato hecho” y “¿Quién quiere ser millonario?”.

Como es notorio, dos décadas después esos ciclos exitosos están de vuelta, y en algunos casos, con más rating que en las ediciones primigenias. En cambio, los premios en dinero son (proporcionalmente a la evolución económica) cada vez menos cuantiosos. Y sin que haga falta convertirlos al dólar, cuando algunos existieron en la era del uno a uno.

Es evidente que los programas de preguntas y respuestas intentan preservar la emoción, la expectativa y la energía de la televisión en vivo ante el avance imparable del cable y el traslado de la ficción a las plataformas digitales. Y, sobre todo, ante los altos costos que insume producir series en la TV doméstica, estos formatos son la salida más barata y efectiva a mano.

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