“Ser folcloristas requiere del compromiso con las tradiciones”

El nombre de su show resume muchas ideas: “Cantares de un sentir” es el recital que Pato y Majo Molina Chazarreta, en su retorno al Tucumán natal, brindarán a las 21 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) como cierre del XXIII Julio Cultural Universitario, acompañados por el guitarrista Facundo Cabrera y el violinista Elías Fernández. Las cantoras Nancy Pedro y Mica Flores y los bailarines Gabriela Sotelo, Tamara Bordón, Norma Bulacios y Pedro Costas estarán como invitados.

“Somos artistas antes de ser folcloristas; creemos en la música y amamos profundamente el folclore. Seguramente ese sentimiento fue heredado, como transmisión afectiva de generaciones pasadas, pero no se queda ahí sino que requiere de un compromiso con nuestras tradiciones, para que se transforme en una forma de vida y de trabajo sin afectar nuestras búsquedas artísticas ni nuestra libertad de expresarnos y ser genuinos en lo que hacemos”, dice Majo.

En sus presentaciones, el dúo replica “naturalmente” las canciones del repertorio familiar (son bisnietos de Andrés Chazarreta): “más allá de ser hermanxs, coincidimos en el modo de pensar y de sentir el repertorio; elegimos los temas que nos llenan de emoción, pensamos mucho las historias que encierran. Con algunos nos identificamos mucho, como ser ‘Río secreto’ (de Teresa Parodi y Pedro Aznar), porque el volver a nuestra provincia se hace cada vez más difícil, y nos vemos reflejados en ese río que nunca regresa”.

En esa selección pesa “la música de raíz; si uno escucha las músicas de las regiones, como la chacarera y la zamba en el NOA, el chamamé y la guaraña en el litoral, la milonga y el candombe rioplatense y las tomadas en Cuyo, es imposible no enamorarse del arte popular criollo argentino. Tenemos la suerte de vivir en un país con gran diversidad cultural; y queremos conocer cada una para poder interpretarlas”.

Su radicación en La Plata implica estar en el núcleo de “una ciudad que actúa como foco cultural, con una actividad universitaria que convoca a artistas y estudiantes del país y del mundo, y cada uno lleva su bagaje y uno trata de nutrirse de eso”. “Ese fluir constante de jóvenes hace más fácil el surgimiento de nuevas expresiones de todo tipo, ideológicas y artísticas. Allá resistimos y nos expresamos colectivamente sin tantos prejuicios, para cantarle a los sentires que conectan de manera natural nuestras voces y nos dan chispazos de alegría en una chacarera, o nos llevan a lugares donde la voz suena entrecortada de la emoción”, resalta.

Su familia, aparte de estar vinculada al folclore, también lo estuvo con la política, y en su canto se unen esos dos campos. “La cultura es la gran herramienta que tenemos como pueblo para poder expresarnos, y los y las artistas tenemos que ser conscientes de ello. Estar frente a un micrófono en un escenario es una gran responsabilidad y a la vez una gran oportunidad de generar conciencia colectiva. Esto que hacemos, en parte, nos legó nuestro padre (Dardo Molina Chazarreta), que amaba lo sencillo de nuestra música, era una persona muy culta y sensible, y genuinamente nos transmitió todo este sentimiento, y quizá inconscientemente nos dio una herramienta que nos quedará de por vida, que es poder identificar aquellas expresiones artísticas genuinas”, sostiene.

Majo deja de lado la idea de un canto femenino en particular: “hay de todos los gustos, hay variedades y tipos de cantos de mujeres, es hermoso y admirable en el folclore. La idea es que cada vez más las voces femeninas estén presentes en todos los lugares. Es muy importante que nos hagamos escuchar, más ahora que estamos en un momento crucial después de tanta invisibilidad hacia nosotras”.