Jujuy, diferente, en las vacaciones de invierno

Jujuy, diferente, en las vacaciones de invierno

Te damos tres ideas que pueden sorprenderte, dos de las cuales tienen la ciudad de Humahuaca como base. Termas en la yunga.

Jujuy, diferente, en las vacaciones de invierno

Miradores del Hornocal

La majestuosidad y el color de la quebrada en su máximo esplendor

No figura entre los clásicos, y es tan fascinante como el cerro de colores cusqueño, pero está aquí cerquita: la Serranía del Hornocal. La llaman también el cerro de los 14 colores (en competencia fuerte con el de Purmamarca), y parece pintada a mano, pues las vetas de colores forman triángulos casi perfectos a lo largo de toda la montaña.

Es un espectáculo silencioso y majestuoso, y para disfrutarlo sólo hay que hacer 25 kilómetros desde Humahuaca por la ruta 73, de ripio pero apta para cualquier auto. Hay dos miradores, gestionados por la comunidad del Hornocal, que cuando llegues al primero cobrará una módica entrada por persona. Allí podés estacionar el auto y tenés baños. Unos 1.000 metros más abajo está el segundo. Al volver hacé la caminata despacio, porque la altura (está a 4.344 metros sobre el nivel del mar) puede pegar; pero nada que no se pueda hacer si la marcha es tranquila. Hay que llevar abrigo aunque haya sol: puede haber viento y hacer más frío que en el poblado.

Termas del río Jordán

Tesoros del Jujuy verde y selvático

Si cuando pensás en Jujuy te dirigís hacia el Este (rumbo a Ledesma) en lugar de ir hacia la Quebrada, el paisaje será totalmente otro. Uno de los tesoros es el Parque Nacional Calilegua (otro paseo increíble por la zona) y muy cerca de allí, en la localidad de San Francisco (sobre la Ruta Provincial 83) está la “puerta de entrada” al Jordán, un río termal de aguas turquesa, cuyas temperaturas oscilan entre los 20° y los 30°, y su profundidad, entre los 3 cm y los 3 metros.

Este es el momento justo: abren en junio y vuelven a cerrar en noviembre. Hay que recorrer un sendero que nace en la ruta y se llega a las termas: piletones naturales de una belleza impactante que aparecen entre la vegetación y que hacen de las Termas del Río Jordán en una pocas naturales del mundo.

Dos advertencias: desde hace unos años se ingresa sólo con guías habilitados, que están en la oficina de turismo de San Francisco. Por otro lado, el camino se divide en dos tramos; el primero tiene pendiente poco pronunciada, pero en el segundo se pone bastante empinado. Así que no es una aventura apta para todo el mundo.

El valle de la luna

Un increíble paisaje en la puna

No es tan famoso (ni tan visitado) como el Valle de la Luna sanjuanino; en contraposición, sus colores son mucho más vivos, más norteños. A 214 kilómetros de Humahuaca te espera una amplia hondonada desértica de 60 metros de diámetro labrada sobre distintos tipos de arcilla, basaltos y lava gris y negra. Está rodeada por riscos y paredones de origen volcánico de hasta 800 metros de altura que van del verde al gris y del gris al blanco. La erosión del viento y de las lluvias ha creado, en el transcurso de milenios, extrañas formas.

Hasta 2005 era un paraje casi desconocido, pero gracias a la nueva traza de la ruta 40 ha empezado a florecer. Para llegar hay que ir rumbo Norte desde Humahuaca y, en Abra Pampa, tomar hacia el Oeste por la Ruta Provincial 70, que une las Nacionales 9 y 40. Deberás seguir por la 40 hacia el Norte, y ya desde el camino verás esta maravilla.

Para recorrer el lugar, el Ministerio de Turismo de Jujuy recomienda llevar calzado cómodo, ropa abrigada, elementos de trekking, protector solar, lentes para sol, agua para hidratarse y algo de comer, porque no hay proveeduría en el Valle. Aconsejan, por cómo incide la luz, hacer la visita a a tarde.

Y si querés dormir cerca, a sólo cuatro kilómetros está Cusi Cusi, un típico pueblo puneño: álamos, casas de adobe, una plaza diminuta, una capilla antigua y una hostería. También los pobladores ofrecen hospedaje.

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