De compras, el Central ayudó a cumplir las metas del FMI

De compras, el Central ayudó a cumplir las metas del FMI

Con el cepo a las importaciones, el BCRA aspira las divisas para mejorar las reservas. Despiertan los dólares financieros, mientras aún no se disipan los riesgos de devaluación

DEMORAS. La mayoría de las compras se hicieron en las webs y apps de las entidades bancarias. DEMORAS. La mayoría de las compras se hicieron en las webs y apps de las entidades bancarias. ARCHIVO

Junio cerró con el Banco Central encendiendo la aspiradora de dólares que dejaron los agroexportadores y, con los mayores niveles de compras registrados desde diciembre de 2016, contribuyó a mejorar las reservas internacionales que, según informó, cerraron ayer en U$S 42.784 millones (monto bruto). De esa manera, y al filo de la campana, el Gobierno puedo exhibir ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ha cumplido la meta trimestral. “En el segundo trimestre vamos a cumplir la meta de acumulación de reservas internacionales, de financiamiento del BCRA al Tesoro y tenemos plena confianza en que también se habrá cumplido la de desempeño fiscal”, declaró ayer el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán.

El Central compró U$S 536 millones y cerró el mes con un saldo positivo de U$S 950 millones y en el semestre el resultado se ubica por encima de los U$S 1.800 millones, cumpliendo con las metas pactadas con el FMI. Con las restricciones para que los importadores accedan a las divisas durante 90 días, la entidad que preside Miguel Ángel Pesce ha quedado sin competencia en el mercado financiero.

Si bien la acumulación de reservas es el objetivo de corto plazo, la plaza cambiaria evidenció la volatilidad propia de estos tiempos, con los dólares financieros operando a niveles récord y con transacciones que superaron los U$S 200 millones, algo que no es habitual en este segmento.

Entre los tipos de cambio financieros, elegidos por las empresas como cobertura, el Contado con Liquidación ascendió hasta los $ 253,38, marcando un nuevo récord nominal histórico. De esta manera, la brecha con el tipo de cambio mayorista trepa al 102,35%. Mientras tanto, el dólar Bolsa o MEP subió hasta los $249,20 y la brecha con el oficial llega al 99%. Entre los operadores, nadie arriesga a señalar si los dólares financieros encontraron un nuevo techo en su cotización o si, por el contrario, puede convertirse en un valor de referencia.

Por su parte, el dólar “blue” detuvo su marcha ascendente en la que, durante dos semanas, acumuló una suba de $ 31. Ayer, el marginal cerró en $ 238 por unidad para la venta, un peso por debajo del récord alcanzado el miércoles último. En el mes que pasó, la cotización del paralelo se incrementó en un 15% respecto de mayo, cuando valía $ 207. En tanto, el dólar oficial terminó el mes en $ 130,44.

Efectos no deseados

En el mercado, los analistas creen que a partir de la próxima semana comenzarán a observarse los efectos de las restricciones adoptadas por el Banco Central para los importadores. Algunos sostienen que a las empresas que generalmente comercializan en el exterior no sólo les costará traer insumos para producir, sino también mercaderías a un precio razonable. Por lo tanto, estiman que el efecto comenzará a percibirse con una mayor inflación en productos importados.

La debilidad de reservas en el Central y la necesidad de dólares para destinar a la importación de energía y combustibles líquidos como gasoil y fueloil ha motorizado las restricciones vigentes desde el lunes pasado.

Si bien desde el Gobierno se explica que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha incrementado los precios de la energía y de los combustibles, no es menos cierto que la Argentina perdió, al menos desde hace una década, el autoabastecimiento y tiene que importar cantidades crecientes para abastecer una demanda subsidiada.

A los fines prácticas, las medidas adoptadas el lunes pasado tiene los mismos efectos que una devaluación, señala el economista Eduardo Robinson. ¿Cuál es el fundamento? Al precio oficial, nadie puede conseguir dólares. Por lo tanto, la realidad del mercado cambiario pasa por el “blue” y por los denominados dólares alternativos.

Ante el bajo nivel de reservas internacionales, y con tipo de cambio claramente atrasado, para evitar ponerle más presión a la inflación, el Central tenía dos alternativas: o devaluar, es decir un salto brusco en el tipo de cambio o restringir la demanda, Robinson indica a LA GACETA que el Gobierno nacional optó por esta segunda alternativa, suponiendo que con los stocks que acumularon las empresas que demandan insumos y bienes intermedios para producir, cuando pasen las bajas temperaturas se puede estabilizar el mercado. El riesgo es que, si bien el Banco Central frena el drenaje de reservas, la escasez de insumos importados puede poner un freno al nivel de actividad y seguir presionando los precios internos, por la falta de productos, acota.

Si bien, con la suba del dólar en los distintos segmentos, podría activarse algo la oferta de divisas, aún las expectativas de una devaluación no se han disipado y por la tanto, tampoco cederá la tasa de inflación, advierte el consultor. La cotización del dólar en el segmento marginal, verá incrementada la demanda, ya que para evitar frenar la producción muchas empresas recurrirán a ese segmento y a los dólares alternativos, expresa el economista ante la consulta de LA GACETA. En ese sentido, estima que lo más probable es que la cotización marginal, siga la evolución de la inflación en un contexto en que seguirá alta la emisión monetaria. “Es decir que la avalancha de pesos no se detendrá, los desequilibrios continuarán y por lo tanto la incertidumbre no disminuye. Estos factores, sumados a la falta de dólares con destino a la importación, llevan a un escenario donde la inflación no cede y el consumo tiende a enfriarse”, completa.

Compromiso patrio: un pago a bonistas para el 9 de Julio

El próximo sábado 9, además de conmemorarse el día de la Declaración de la Independencia, la Argentina deberá pagar cerca de U$S 700 millones a los bonistas que ingresaron al último canje de deuda, en medio de tensiones financieras y con necesidades de ampliar las reservas. De acuerdo con los cálculos de la consultora 1816, del total de dólares que se desprenderá el país para abonar el cupón semestral de los títulos que emitió, alrededor de U$S 538 millones pasarán directamente a las cuentas de los acreedores privados. Otros U$S 155 millones quedarán en manos de entes públicos (la Anses y el Banco Central, entre otros).

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