El brete ético de la UNT minera

El nuevo Consejo Superior de la UNT arrancó con ímpetu metiéndose de lleno en ese asunto agridulce que es la cuestión minera. Asunto que preocupa y al mismo tiempo entusiasma, sin que nunca la Universidad pueda definirse. El decano de Medicina, Mateo Martínez, describió esa dualidad que tiene el legado de Abel Peirano, descubridor del yacimiento de Farallón Negro, que dejó sus derechos de explotación minera a la UNT. “No es el objeto de la Universidad participar en un negocio de gestión privada. Es extraño a la Universidad la lógica del negocio, que es la renta, y la lógica nuestra es la responsabilidad social”, dijo para luego describir que es “un brete ético y conceptual. Somos parte de un negocio y al mismo tiempo somos de alguna manera garantes de que ese negocio no lo dañe al ambiente”. Quedó en claro la esencia ambivalente del asunto: “En mi barrio dirían que a caballo regalado no se le miran los dientes. Es el legado de Peirano, está y creo que hay que administrarlo. En segundo lugar, renegar de la minería es renegar de la civilización misma. De algún modo hay que usarla”, describió Martínez.

El legado de Cerisola

La UNT es parte de la minería en su sociedad con Catamarca y la Nación en el ente Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD), que es el que reparte las regalías de la explotación minera, un 60% para Catamarca y un 40% para la UNT. Hace pocos meses envió $ 109 millones, que la Universidad aún está pensando cómo usar, ya que el destino de esos fondos, por ley, es concluir la Ciudad Universitaria.

La sesión del martes pasado fue como poner compresas frías a la brasa caliente que cada tanto incinera a la Universidad tras las operaciones que se hicieron en la gestión de Juan Alberto Cerisola, el rector que administró de manera tan alevosa las jugosas regalías mineras, que ahora espera juicio oral por presunta administración fraudulenta.

La querella por el manejo de $353 millones (85,5 millones de dólares) en obras entre 2006 y 2009 contra Cerisola y sus tres empleados se actualizó hace unos días cuando se supo que la Justicia había procesado y embargado bienes de 22 empresarios, de 13 empresas, por 17 obras realizadas en el programa de finalización de la Ciudad Universitaria que tenía Cerisola.

La cuestión es así: cuando empezó a llegar el flujo de dinero por la actividad de la Minera Alumbrera, Cerisola, advirtiendo que el legado de Peirano había dejado la obligación legal de usar esos fondos sólo para terminar la Ciudad Universitaria, hizo un proyecto de obras con ese objeto y firmó un acta el 2 de enero de 2008 en YMAD para declararla terminada. ¿Para qué? Al cambiar el destino de los fondos la UNT perdía la mitad de las regalías (que debían pasar a las otras universidades) pero la otra mitad era de libre uso. No se sabe cómo se administró ese dinero. Sólo hay una presunción de irregularidades por la plata utilizada entre 2006 y 2008, que es lo que ha sido denunciado. Pero Cerisola siguió administrando la UNT hasta 2014, año en que comenzaron a cesar los fondos mineros que enviaba la Alumbrera, que ya estaba por terminar la explotación de Bajo la Alumbrera. Ese año fue cuando el ex delegado de la UNT, Florencio Aceñolaza, dijo que se habían perdido $500 millones en regalías desde el acta de 2008. Ese dinero era la mitad de las regalías de la UNT que habían ido a las otras universidades.

Sembrando ilusiones

En la sesión del Consejo uno de los delegados actuales, Domingo Marchese, describió que la actividad de YMAD sigue dando algunos dividendos y que hay expectativas con nuevas explotaciones. Sembró ilusiones y medianamente defendió las discretas preguntas sobre minería y contaminación. Los delegados reconocieron implícitamente que aún les falta empaparse en este tema.

El otro delegado, José Roberto Toledo, trajo a escena el sueño de la Ciudad Universitaria –el legado de Peirano, a quien llamó patriota- y pidió que el Consejo Superior se aboque a resolver el problema del “acta transaccional” que, tras haber sido trabajosamente negociada con YMAD y Catamarca el año pasado, quedó sin firmar a causa de los cambios que se le hicieron en el Consejo anterior.

Riesgo de tropezones

Entonces vio que el riesgo de que se cometan errores o se tomen medidas que significan virajes brutales o atrasos es constante. Cuando habló el consejero Fernando Valdez, dijo que las precisiones sobre la minería se habían debatido en profundidad hace dos décadas y media, cuando se aprobó el acuerdo con Minera Alumbrera. Sin embargo, eso no impidió el desastre que hundió en el oprobio a la UNT minera a partir de la gestión de Cerisola. Después se pensó que a partir de 2014 iban a enderezarse las cosas con un Consejo Superior más atento, y sin embargo los coletazos de las decisiones que se tomaron siguen haciendo renegar. Hace seis años se decidió pedir ante la Justicia Federal de Catamarca la anulación del acta de 2008 que daba por terminada la Ciudad Universitaria y cambiaba el destino de las regalías mineras. Pero aparentemente el planteo judicial que hizo la UNT contra YMAD quedó reconocido de algún modo el plan de obras de Cerisola y se dejaba como necesidad pendiente que se terminen seis obras por unos 60.000 m2. Contra eso se negoció cuando se hizo el acta transaccional el año pasado: se reconocían 135.000 m2 para hacer la Ciudad Universitaria y se volvía las cosas a antes de 2008, a cambio de que se pida a la Justicia suspender la querella contra YMAD.

Pero el acta transaccional fue arruinada con la letra chica de lo que aprobaron los anteriores concejales en dos sesiones secretas. ¿Hay responsabilidades? El ex rector, José García, en su discurso de despedida, el 30 de mayo pasado, fue enfático: “este rector y su equipo no son los responsables de la ruinosa política adoptada en su momento en relación a YMAD; todo lo contrario, los responsables de esto y algunos de sus asesores y asesoras tienen nombre y apellido en la comunidad universitaria”, dijo, sin especificar a quienes se refería, aunque en la comunidad universitaria se enmarcó esas palabras en la apenas terminada pelea electoral.

Faltan vivencias

Al final de la sesión –un comienzo fresco para el nuevo Consejo- quedó claro que la UNT en todos estos años no ha sabido inmiscuirse para controlar (se ha prometido conformar un observatorio medioambiental) y tampoco ha podido auditar los hechos que le generaron inquietud, como se comprobó en el informe de lo que hicieron las comisiones que estudiaron el frustrado convenio por Agua Rica. Se sabe tan poco que se ha pedido dos nuevas sesiones para después de las vacaciones; una, para que técnicos y geólogos expliquen cómo funciona la explotación minera, y otra para hablar de Agua Rica. Esa será otra sesión intensa. Toledo invitó al Consejo a que visiten YMAD, con una cita del filósofo Manuel García Morente: “decía que las vivencias son irreemplazables. Uno puede sentarse contemplando el plano de París y estar horas estudiándolo y saber de memoria las calles y los bulevares, pero eso no equivale a tres minutos de estar parado en una esquina. Esa es la vivencia”.

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