La pasión por los libros a pesar de la crisis

La pasión por los libros a pesar de la crisis

14 Junio 2022

Hace tiempo que los pasillos de los shoppings y galerías comerciales volvieron a poblarse después de desérticos meses que supo marcar la cuarentena. Sin embargo, la distribución de transeúntes es desigual, distinta seguramente a como era en los tiempos previos al coronavirus, pero no por causas sanitarias. La crisis económica y la escalada inflacionaria parece haber adiestrado a los consumidores, quienes diseñan inteligentes planes para aprovechar ofertas y evitar la tentación del consumo indiscriminado.

A pesar de los vaivenes que atraviesa actualmente el comercio de nuestra provincia, existe un tipo de locales a los que no les falta público. Son negocios cuya industria todavía sobrevive a todas las apocalípticas profecías que aseguraban el fin del papel y la crisis de la lectura: sí, son las librerías y hoy están colmadas de gente. Tengan o no cafeterías, los locales que albergan literatura están poblados de ávidos lectores en busca de propuestas que van desde los autores más clásicos hasta las ofertas más innovadoras.

Las bateas que supieron ofrecer discos compactos hoy ceden, cada vez en mayor proporción, a un objeto inventado mucho tiempo antes que la música digital. De todos los colores y tamaños, los libros son exhibidos como objetos de culto, de regalo y de nicho. Sus consumidores se entretienen en pasillos que encuentran jóvenes, adultos y niños, hombres o mujeres, personas que pueden tener intereses de los más diversos, pero que comulgan un espacio que parece resistir los tiempos de algoritmos.

Durante la última Feria del Libro de Buenos Aires se presentó el informe anual de la industria que elabora su respectiva Cámara, y en dicho documento sus autoridades destacaron que en 2021 hubo un incremento del 24% de nuevas ediciones. Las mismas se calculan por el total de números de ISBN registrados, es decir, publicaciones que son novedades. Según Martín Gremmelspacher, presidente de dicha entidad, la pandemia también modificó a la industria del libro, ya que entidades oficiales colaboraron en la producción de material que en su mayoría recopilan contenidos de tipo educativo. De esas 34.256 publicaciones, el 68% se hizo en formato papel, lo cual demuestra la solidez que todavía conserva la versión física entre las preferencias de los lectores.

El panorama del libro ofrece una paradoja interesante. Por un lado el papel resiste, de hecho en la mayoría de las librerías no se venden formatos digitales, los cuales son comercializados solo por internet .Y por otra parte, crecen los lectores más jóvenes. Es decir, aquellos consumidores habituados a entornos digitales, celulares, redes sociales y videos, también eligen objetos compuestos por tinta y papel para volcarse a la lectura. En el citado informe se detallan las temáticas favoritas de 2021, las cuales fueron lideradas por la literatura infantil y juvenil (24%), ficción (13%), derecho (10%), ciencias sociales (10%), biografías y estudios literarios (7%) y filosofía y religión, con un 5%. “Los chicos y jóvenes prefieren leer en papel y que este sea el grupo más dinámico del sector es una noticia promisoria”, agregó Gremmelspacher.

Los números son alentadores para la industria que ha sabido renovarse y encontrar nichos de lectores múltiples. Además, el libro hoy también forma parte de lo que Carlos Scolari denomina “narrativas transmedias”, es decir, discursos que exceden a un formato determinado y que se complementan en múltiples formatos. En los libros encontramos figuras de la televisión, personajes de la ficción cinematográfica, leyendas de la radio y hasta influencers de las redes sociales. A pesar de que los números del libro son auspiciosos, lejos están las épocas de bonanza de producción y consumo que marcó su pico en 2014. Pero algo parece no haber cambiado y es el deseo de los lectores por conocer nuevos mundos a través de la palabra. Si a eso le sumamos que son los más jóvenes quienes sostienen esa ilusión, tenemos algo todavía por celebrar, por más crisis y pandemias nos azoten.

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