Una voz, una guitarra, y un apellido que es sinónimo del mejor folclore

Una voz, una guitarra, y un apellido que es sinónimo del mejor folclore

Juan Falú y Nadia Szachniuk harán temas de Eduardo Falú y otros propios en el Virla. Canciones célebres y otras menos conocidas.

UNA POTENTE REUNIÓN CREATIVA. El guitarrista tucumano Juan Falú y la cantante salteña Nadia Szachniuk entregan versiones libres de temas de Eduardo Falú y propios, que forman parte de un nuevo disco. UNA POTENTE REUNIÓN CREATIVA. El guitarrista tucumano Juan Falú y la cantante salteña Nadia Szachniuk entregan versiones libres de temas de Eduardo Falú y propios, que forman parte de un nuevo disco.

“Falú por Nadia y Juan” se titula el disco que grabaron el guitarrista tucumano Juan Falú y la cantante salteña Nadia Szachniuk, con temas de Eduardo Falú y otros del propio Juan. Lo presentarán hoy a las 21 en el Centro Cultural Virla (25 deMayo 265), en una velada que se anticipa como de alto vuelo musical y poético, ya que el repertorio de ambos creadores -tío y sobrino- forma parte de lo mejor del arte de raíz folclórica.

Según aclaró Juan Falú, la grabación se hizo con versiones libres de las composiciones de Eduardo, y en cada recital entregan alguna variación sujeta a la espontaneidad del momento.

Contó que, a la hora de elegir el repertorio, en el caso de las creaciones de Eduardo -a cuyo cancionero Juan se acerca con muchísimo respeto- trataron de combinar los temas consagrados con otros que no fueron tan difundidos. “Nos parece que es una buena ocasión para visibilizar esa parte menos popularizada, algo que es común en la obra de todos los grandes creadores -explicó Juan-. Es el caso, por ejemplo, de un tema que se llama ‘Rienda suelta’, que habla de un sepulturero, un personaje muy pintoresco de Salta; ‘Oro verde’, gran poema de Jaime Dávalos que se refiere a la yerba mate, o ‘La canción del Paraná’, que es una de las primeras composiciones de Eduardo y para mí siempre fue bellísima. La escucho desde que era niño. Eso, combinado con otras joyas como ‘Las golondrinas’, ‘La nostalgiosa’ o ‘Resolana’”.

Con respecto a sus temas, dejó librada la selección a las ganas de Szachniuk, que los conoce bastante. “También la elección dependió de cómo nos iban saliendo -aclaró-. Porque a veces se produce una química entre los intérpretes, pero también tiene que haberla entre ellos y el propio tema. Eso no se puede planificar. Simplemente ocurre”.

- ¿Cómo se produjo la reunión artística con Nadia?

- Ya habíamos tenido una experiencia, hace como 10 años, en un disco llamado “Vidaleras” que grabó junto con Eva Sola y ganó el Premio Gardel. Tenemos una gran amistad, cada tanto nos encontramos para cantar y tocar, además somos colegas en la Universidad Nacional de San Martín, donde yo he creado una licenciatura. El año pasado hicimos presentaciones para el aniversario de la muerte de Martín Miguel de Güemes, y en otras fechas.

- ¿Cómo fue tu relación con tu tío Eduardo?

- Yo siempre he sentido una enorme admiración por él. Su universo musical, su modo de componer y de tocar las canciones que ha creado junto a grandes poetas, han formado mi cuna musical. Tengo un contacto permanente con esa obra. La estoy visitando en todo momento, sea en soledad o con otros músicos. En vida no tocamos juntos, no tuvimos la posibilidad de encontrarnos a un nivel artístico. Pero el otro encuentro, que es el más importante para mí, está intacto.

- ¿Te hiciste guitarrista por influencia de él?

- Hubo influencia de él, pero agarré la viola de niño por mi padre, que era un melómano increíble. Él tocaba de oído y usaba la guitarra para acompañar su canto. Él me enseñó los primeros acordes. Después, cuando tomé conciencia de quién era Eduardo, me entraron ganas de darle más intensamente a la guitarra y también empecé a sentir como una responsabilidad de un mandato, de un legado. El nombre tan enorme de él fue un desafío permanente de mi vida, que ahora lo vivo con mucha tranquilidad por el propio camino que he realizado como compositor, como intérprete, como educador, y también por mi postura ideológica, que nunca está despegada del lado artístico. Ya superé toda la etapa de la “mochila”.

- ¿En la elección de tu repertorio se manifiestan tus convicciones ideológicas?

- Siempre, pero no en el sentido panfletario. No soy amigo de una canción que se transforme en un panfleto. Prefiero la sutileza, el alegato poético. Como dijo Pepe Núñez alguna vez: “Ay!, qué camino tan desparejo!/ la angustia cerca y mi niño lejos”. A veces tengo que optar por la música sin letra, entonces ¿qué hacemos con la ideología ahí? Pienso que también está presente, en el modo de hacer sonar, de componer...

- Acerca de Atahualpa Yupanqui (con cuyos temas dio hace unos días un recital junto a Jairo), ¿su música era sencilla desde el punto de vista compositivo?

- Hay una sencillez musical y una profundidad poética, pero la sencillez no es una definición negativa sino todo lo contrario. Tiene la simpleza del lenguaje que se comunica, que se entiende, y eso es muy importante que ocurra. Es como una estrategia de comunicación. En ese sentido, las canciones populares tienen esa cualidad: la simpleza y la profundidad.

- ¿Cuáles son tus proyectos inmediatos?

- El 8 de junio vamos a estar en el Centro Cultural Kirchner. También tengo pendientes presentaciones de “Mojones”, el trabajo que hicimos con Liliana Herrero y Teresa Parodi, con la participación de textos de Horacio González. También un encuentro del trío que hicimos con Willy González y Carlos Rivero. Y yo solo, estoy con muchas ganas de meterme en un estudio de grabación para ponerme al día con el registro de muchas obras. Tengo mucha tela para cortar, mucha obra aún no mostrada. Es lo que más me interesa: plasmar lo que uno ha hecho en el camino de compositor.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios