20 Mayo 2022
En los tiempos actuales, y desde los comienzos de la pandemia, se han detectado cerca de 500 millones de casos y 6 millones de muertos en todo el mundo, según la OMS. La situación obligó a vacunar masivamente y a administrar más de 11.000 millones de dosis y con ellas se protegió al 65% de la población. No obstante, y a pesar de la tendencia decreciente de febrero, el mismo organismo mundial aconsejó ser cautelosos por la posibilidad que el coronavirus evolucione a mutaciones peligrosas. Permítaseme ahora recordar lo sucedido hacia algunos años (mediados del siglo XX) con otro virus, el de la poliomielitis y que generaba también epidemias anuales devastadoras con muertos y miles de personas con secuelas de parálisis. En Argentina fue importante y en Estados Unidos, donde hasta fue considerado el problema de salud pública más peligroso de la posguerra, su propio presidente Franklin D. Roosevelt se constituyó en víctima de esta enfermedad. Pero así fue como entonces surgió un inquieto investigador norteamericano, el Dr. Jonas Salk (1914 – 1995), hijo de inmigrantes judíos rusos, médico y virólogo, que emprendió un proyecto de creación de una vacuna, y en siete años, el 12 de abril de 1955, hizo público el éxito de su creación. Salk fue aclamado como un “trabajador milagroso”. Desarrolló una vacuna segura y eficaz y la basó en el principio del virus muerto. En 1961, otro genial virólogo, el Dr. Albert Sabin, logró desarrollar otra vacuna administrable vía oral con virus vivos y atenuados. Ninguno de los dos se interesó por el beneficio personal. Al preguntársele a Salk sobre quién poseía la patente, respondió: “No hay patente; ¿Acaso se puede patentar el Sol?”. Tampoco a ninguno de los dos se lo galardonó con el Nobel, aunque ambos lo merecían ya que con sus vacunas se derrotó a la poliomielitis. Ahora bien, la situación mencionada del siglo pasado no es del todo comparable con la actual, porque los virus respiratorios como la covid mutan fácilmente hacia otras variantes. La lucha, entonces, presenta complicaciones, pero si uno confía en medidas como la inmunización masiva, el uso de antivirales, las terapias con anticuerpos monoclonales, los testeos y también la inmunidad de base generalizada, seguramente se logrará al final controlarla y derrotarla. Salk escribió varios libros. En “El hombre se descubre a sí mismo” (Man Unfolding) dice: “Muchos hechos biológicos sugieren modelos que podrían ayudarnos a formar una perspectiva más razonable y más realista sobre nosotros mismos, y así sería factible con ello poder reducir la tendencia destructiva del hombre hacia sí mismo y hacia otros hombres”. ¡Y qué vigencia, sus palabras! Recordemos que Salk visitó nuestro suelo en el año 1983; lo recibió nuestro entonces premio Nobel de Ciencias Luis Federico Leloir y fue todo un orgullo recibirlo. Finalmente, y para concluir digamos que: los casos y las muertes por Covid 19 hoy siguen bajando en el mundo. Eso por sí solo ya es muy esperanzador… y todo gracias a la ciencia y sus investigadores.
Juan L. Marcotullio
Ituzaingó 1.252
Yerba Buena
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