Un empate; muchos puntos suspensivos para San Martín

Un empate; muchos puntos suspensivos para San Martín

El equipo de Pablo De Muner volvió a mostrarse irresoluto de mitad de cancha hacia adelante, sumó sólo un punto y perdió la chance (otra vez) de acercarse a Belgrano.

A LA CARGA. Agropecuario se cerró mucho cerca de su arco. Por eso Lopes, al igual que Orellana, condujeron demasiado. A LA CARGA. Agropecuario se cerró mucho cerca de su arco. Por eso Lopes, al igual que Orellana, condujeron demasiado. FOTO DE ORNELLA NIETO / PRENSA DE AGROPECUARIO

Volvió el famoso “vaso medio lleno”. Por imperio de las circunstancias, San Martín se aferra a valorar un punto que suma, mientras sigue, el equipo de Pablo De Muner, añorando épocas mejores desde lo futbolístico, no tan lejanas en el tiempo.

En el pequeño y coqueto estadio “Ofelia Rosenzuaig”, el peculiar Agropecuario y el “Santo” repartieron honores 1-1.

Diego Sosa, de muy buen torneo, volvió a ser el “muchacho de la película”, como autor de un gol que evitó que la excursión a la Pampa Húmeda culmine con pérdidas y lamentos al por mayor.

Ambos consiguieron aburrir de lo lindo la mayor parte del tiempo. Pocas situaciones de gol, casi nada de juego vistoso.

“Fue un partido muy ‘chivo’, arrancar perdiendo en esta cancha… logramos empatar, que es algo importante también. Y en el segundo tiempo lo buscamos, hicimos méritos para ganarlo, tuvimos tres situaciones claras; fue un partido raro, que también al final ellos pudieron ganar”, dijo De Muner en su puntapié inicial ante la prensa.

En verdad, en las retinas queda ese remate de media distancia de Mateo Maccari que se metía con Darío Sand haciendo vista, pero no, ahí estaba el palo para salvaguardar el punto de la visita, en el cuarto minuto de tiempo añadido. Un susto mayúsculo y alivio posterior.

El pitido final de José Carreras, segundos después, puso fin a un partido desangelado, por el clima en las tribunas (apenas unos 500 espectadores) y en el termómetro (con el otoño ya cómodamente instalado).

El plan de ese viejo sabio que es Diego Osella, de esperar bien cerradito atrás y salir rápido de contra, se comprobó un acierto apenas pasados los 20.

Brian Blando golpeó duro cuando le ganó a los dos centrales y definió con precisión ante el intento de achique de Sand.

No es nuevo, la defensa de San Martín versión 2022, otorga menos garantías que el bitcoin (ambos, tanto la retaguardia “santa” como la criptomoneda tienen crédito para recuperarse, claro).

Esta vez con Hernán Pellerano relegado al banco (no sin cierta sorpresa), al conjunto tucumano le volvió a suceder en Carlos Casares: no le llegan tanto pero lo hieren mucho.

Con los caminos cerrados por abajo (por el rival y por su propia falta de imaginación), el equipo de De Muner, buscó predominantemente por vía aérea: todo demasiado sencillo para el 1,96 metros del portero Williams Barlasina, al menos hasta ese minuto previo al entretiempo.

Entonces tuvo lugar la mejor jugada de la visita. Llegó de cabeza nomás, aunque la jugada incluyó mucho más que un mero centro a la olla.

Un cambio de frente de izquierda a derecha, Nicolás Sansotre que centra con un target preciso, Juan Miritello que peina y Sosa que aparece de manera fantasmal por su franja para cabecear y cambiarle el palo al arquero.

El empate llegó más como un premio a la posesión abrumadora del balón que a la lucidez de la búsqueda de San Martín.

Beneplácito por la agónica igualdad, mesura por el desempeño, se supone que habrá sido el sentir de De Muner en el vestuario, tras quizás el peor primer tiempo de visitante disputado por su equipo en todo el torneo.

En el complemento, el “Santo” mostró una cara más acorde a sus antecedentes y a su puesto en la tabla.

Sosa culminó mal una contra. Miritello casi ajusticia de cabeza a Barlasina (gran atajada del arquero) y un flojo Federico Jourdan tuvo la suya también.

Se sabe que sin Tino Costa, las acciones de San Martín bajan demasiado en cuanto a volumen de juego.  El técnico echó mano de los cambios, pero otra vez nada cambió. Llegaron las expulsiones, una por bando, y un cartón rojo increíble pero real para Milton Céliz: llevaba apenas tres minutos en cancha.

“Ellos hace nueve partidos que no pierden en esta cancha, habían ganado prácticamente todo acá. En líneas generales el equipo mostró ese carácter de ir a buscarlo”, se contentó De Muner, quien resaltó que es la primera vez en su ciclo que San Martín empieza abajo en el marcador y sin embargo consigue llevarse algo.

Como sea, el entrenador no come vidrio, y antes de dejar la bucólica Carlos Casares admitió que su equipo necesita “encontrar algunas soluciones de cara al futuro”.

Y sí.

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