“Las mujeres tucumanas siempre debatieron temas muy avanzados para su época”

“Las mujeres tucumanas siempre debatieron temas muy avanzados para su época”

Cómo se desarrolló el feminismo en Tucumán. Entrevista a una de las autoras del libro que se presenta hoy. Claves de una lucha continua.

UN CASO PARADIGMÁTICO. La desaparición de Marita Verón dio paso a un movimiento de lucha en contra de la trata de personas. foto de guido balduzzi UN CASO PARADIGMÁTICO. La desaparición de Marita Verón dio paso a un movimiento de lucha en contra de la trata de personas. foto de guido balduzzi

Hoy a las 19, en la librería “El Griego”, de Muñecas 287, se presentará el libro “Mujeres y feminismos. Historias de luchas en Tucumán, 1966-2021”i de Marcela Vignoli, Cristina Garat, Fernanda Fernández y Gladys González. La obra forma parte de la colección “Puntos de fuga: historia de mujeres y estudios de género”, dirigida por Nadia Ledesma Prieto (Universidad de La Plata) y publicada por Grupo Editor Universitario.

“Este libro surge del propósito de ubicar, explicar y comprender la historia de las mujeres y los feminismos a partir de las luchas que, desde diferentes asociaciones y espacios de militancia, se dieron desde mediados de la década de 1960 hasta nuestros días en la provincia de Tucumán. No pretendemos ofrecer una imagen edulcorada ni heroica de los movimientos, sino más bien exploraremos los desafíos que enfrentó y enfrenta este activismo femenino en sentido amplio (que por lo tanto incluye también otros colectivos), tanto por hacer ingresar sus demandas en la agenda del Estado como para que éstas integren sus políticas públicas. Ambos reclamos creemos, constituyen la gran deuda en estos tiempos”, dijeron las autoras que forman parte de Cornelias grupo de investigación en historia de mujeres, género y sexualidades con sede en el ISES (Conicet-UNT).

El libro “escrito a ocho manos”, según describió Vignoli a LA GACETA, aborda el avance de los grupos feministas en Tucumán, su manera de agruparse y las temáticas que abordaban, en diferentes capítulos divididos por años. “Cada capítulo pertenece a la investigación de cada autora pero todas hemos colaborado”, dijo. Los capítulos van desde las representaciones femeninas en un contexto de crisis por el cierre de los ingenios tucumanos (1966-1975); las asociaciones feministas, femeninas y perspectiva de género (1975-2021) hasta las Trayectorias de la militancia feminista en Tucumán (1986-2021). Asimismo se abordan casos particulares como el de Marita Verón, los Encuentros Nacionales de Mujeres en Tucumán, el caso “María Magdalena”, “Belén”, “Lucía”, el colectivo Ni Una Menos y la lucha por la Legalización del Aborto.

Según Vignoli, la convocatoria de Ledesma Prieto, investigadora de la Universidad de La Plata y del Conicet fue muy tentadora y las autoras decidieron aunar esfuerzos para sacar a la luz un nuevo libro que busca generar una nueva lectura con perspectiva de género de algunas temáticas ya abordadas de la historia en Tucumán.

-¿Cuál es uno de los temas principales, que no podían dejar de lado en este libro?

-Empezamos a pensar el feminismo en Tucumán porque no todos los grupos de mujeres se definían como feministas. Decidimos tomar desde 1960 a la actualidad porque había muy pocas publicaciones al respecto. Ahí tomamos el conflicto en el contexto de cierre y desmantelamiento de los 11 ingenios tucumanos en el bienio 1966-1968 que siempre fue abordado desde otros ángulos pero muy poco sobre el rol de las mujeres que también trabajaban allí y se iban a quedar sin trabajo: lavanderas, cocineras, cosechadoras. Ahí investigamos cuál fue el rol de la mujer trabajadora en este rubro

El cierre de los ingenios, la dictadura y los encuentros de mujeres son otros de los hitos que se abordan que fueron importantes en la historia del movimiento en Tucumán.

-¿Qué fue lo que más te llamó la atención en tu investigación?

-Las mujeres tucumanas siempre tuvieron ideas y debatían temas muy avanzados para su época. Acá se habló sobre lograr la patria potestad, la despenalización del aborto, el divorcio, las tareas de cuidado, entre otros temas, antes de la dictadura militar.

-¿Cómo era ese grupo con mentalidad de “avanzada”?

-La Asociación Nosotras Las Mujeres, surgió a mediados de los años 70 como una iniciativa del Frente de Izquierda Popular, FIT, de Abelardo Ramos. Se buscó establecerla como parte de las actividades del partido en todo el país y en Tucumán adquirió ese nombre.

En los primeros momentos buscaron proyectarse en diferentes sectores como las mujeres universitarias – docentes y alumnas-, relacionarse con sindicatos y la CGT. En la ciudad de Concepción hubo muchas afiliadas a Nosotras Las Mujeres. Ahí estaban muy presentes los temas de la patria potestad como herramienta para intensificar el trabajo que habían hecho, la despenalización del aborto y el divorcio.

Otro de los grupos feministas que analizamos es Cladem (Comité de Latinoamérica y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, ONG internacional de organizaciones y activistas de mujeres) que se constituyó en los años 90, vinculado y articulado con el Primer Encuentro Nacional de Mujeres. Contar esa historia es contar la de muchos movimientos. Fueron pioneras en la Ley de Cupo, la lucha por la salud sexual y reproductiva. Recientemente tuvieron un rol clave al incorporar la violencia sexual en crímenes lesa humanidad. Presentaron un protocolo que se utiliza actualmente para tomar testimonio a las víctimas de violencia sexual en el marco de estos juicios.

-¿Qué observaron estudiando los femicidios a lo largo de la historia?

-El femicidio de Chiara Páez -cuyo cuerpo apareció un 10 de mayo de 2015- en Rufino, Santa Fe, fue importante para todo el país porque generó el movimiento Ni Una Menos. La prensa se hizo eco de lo que un grupo de periodistas comenzó diciendo –que nos estaban matando- y también de cómo se trataban esos casos en los medios, de las coberturas. Todo eso causó repudio, las mujeres se auto convocaron para marchar el 3 de junio en todo el país y esa convocatoria se trasformó en el colectivo Ni Una Menos que, según el lugar del país, adquiría formatos político.

En Tucumán ese movimiento fue importante pero resonó otro caso, el de Belén: una chica que fue a un hospital porque tenía dolores abdominales muy fuertes por un aborto espontáneo y, en lugar de volver a su casa, queda detenida por homicidio agravado por el vínculo. Esa la mirada hacia la víctima, violenta y morbosa produce cambios que van más allá del caso mismo. Todos cambiamos los paradigmas, medios y grupos feministas. También se cambió el lenguaje, la manera de hablar sobre estos temas.

-En Tucumán se realizó un encuentro de mujeres a inicios de los años 90 y luego otro en 2009, ¿se diferenciaron en algo?

-Se habla mucho de la mística militante de los encuentros de mujeres en donde se reúnen miles de mujeres para compartir experiencias, evaluar el presente y proyectar el futuro. Es más que una “juntada” o reunión multitudinaria y tampoco se deben evaluar en términos de asistencia aunque las cifras que se difunden siempre son menores a las reales. Hay algo central en estos encuentros que tienen un eslogan que dice algo así como que “algo siempre cambia en cada mujer que participa” y eso efectivamente sucede.

El primer encuentro, en 1993 se hizo durante el gobierno de Ramón “Palito” Ortega, quien colaboró en muchas cuestiones como la difusión. Participaron numerosos actores e inclusive el Arzobispado alojó a mujeres en sus hospedajes, cobrando cifras muy económicas. Participaron 8.000 mujeres, se realizaron 25 talleres oficiales y 4 auto convocados. Tuvo mucha relevancia la temática de las mujeres de pueblos originarios. AL final, hubo una marcha que debía terminar en Plaza de la Intendencia y, al parecer, Ortega se había imaginado que él podría cerrar el congreso y dirigir unas palabras, pero eso no ocurrió y la marcha se desvió terminando en otro lado y sin participación del por entonces gobernador.

En 2009 el encuentro fue mucho más masivo, participaron 20.000 mujeres y se realizaron 50 talleres, el doble que el anterior. EL tema de la legalización del aborto ya estaba más presente. La marcha final iba a finalizar en la Maternidad para pedir justicia por Marita Verón quien desapareció en 2002 cuando se dirigía ahí.

El hostigamiento de la Iglesia en este encuentro se destacó sobre todo el día de la marcha: las iglesias hicieron sonar las campanas durante toda la marcha y habían infiltradas mujeres católicas provocando a quienes marchaban. Hubo enfrentamientos fuertes pero finalmente Susana Trimarco cerró el encuentro con las mujeres que marcharon hasta la Maternidad.

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