Violencia de género: “Siento que se le acabó la impunidad a este violento”

Violencia de género: “Siento que se le acabó la impunidad a este violento”

Un hombre, que había sido denunciado en otras cuatro oportunidades, fue condenado a tres años de cumplimiento condicional

EN LA AUDIENCIA. Carlos Martín Naufe, rodeado de sus defensores, reconoció haber cometido los hechos por los que fue acusado. EN LA AUDIENCIA. Carlos Martín Naufe, rodeado de sus defensores, reconoció haber cometido los hechos por los que fue acusado.

“No sé si es poco o mucho la condena que le dieron, pero siento que se le acabó la impunidad a este violento. Que finalmente alguien hizo algo con esta personas explicó V.G, una joven profesional luego de que ayer condenaran a su ex pareja por haberla amenazado y por haber violado las medidas de restricción que le impusieron a su favor.

Este no es un caso más de violencia de género, sino que forma parte de una cadena de hechos que se mantuvieron ocultos durante al menos ocho años. La víctima conoció al contador público nacional Carlos Martín Naufe (31) a través de una amiga. Inició una relación en noviembre y, un mes después, sufrió la primera agresión. Creyó en su palabra y no lo dejó. En febrero, después de haber recibido otros dos agresiones (una física y luego una amenaza), se atrevió a denunciarlo. El fiscal Carlos Sale, por la gravedad del caso, le dictó una prohibición de acercamiento a fines de ese mes. En marzo, el imputado violó la orden y fue detenido. Le dictaron dos meses de prisión preventiva. Con el correr de las semanas se llegó a un acuerdo y el imputado fue condenado ayer por los delitos de amenazas simple y desobediencia judicial.

Pero mientras se investigaba el caso, se descubrió que el ahora condenado tenía otras denuncias en su contra. Un grupo de por lo menos siete mujeres fueron sus víctimas. De esos casos, sólo se judicializaron cinco:

1- G. (su nombre se mantiene en reserva para proteger su identidad) lo denunció en 2014 por lesiones y amenazas. La causa fue a juicio y sus anteriores defensores se opusieron. El caso estuvo en la Cámara de Apelaciones y después pasó al régimen conclusional hasta que prescribió.

2- C.G, otra de las víctimas lo denunció en la Policía en 2017, pero la causa no prosperó porque no la ratificó. “Ahora me arrepiento porque con el tiempo descubrí que no fui la única”, señaló.

3- D.G demandó que en 2017 la golpeó delante de su madre y hermana que no hicieron nada para ayudarla. “Un cadete que pasaba por el lugar, observó la escena y le gritó: ‘¿Qué hacés loco? ¿Qué no sabés que a las mujeres no se le pega?”, le dijo a LA GACETA la agredida. La víctima dijo que sus causas no prosperaron en la justicia.

4- V.G. lo denunció por haberla agredido y después de que le dictaran la prohibición de acercamiento, violó la medida en al menos seis oportunidades. Además de buscarla en los lugares donde estaba, incluido su puesto laboral, en un solo día le envió 61 mails.

5- V. se atrevió a denunciar su caso un año después, por recomendación de V.G. Su caso está actualmente tramitándose en la fiscalía de Violencia de Género II.

Duro testimonio

“Una de las cosas más graves que me pasó fue cuando estábamos de vacaciones en Punta del Este. Una noche se fue al casino y perdió U$S 2.000 y cuando volvió, primero me echó la culpa a mí porque había perdido toda la plata. Después de que me agrediera físicamente, me rompió toda la ropa y me dijo que era porque lo había dejado en diciembre”, explicó V.G. Pero la pesadilla no terminó ahí. “Estando en Uruguay, tuvimos covid y nos tuvimos que quedar más de la cuenta. Consiguió que le dieran U$S 1.000, pero también se lo gastó en el juego”, comentó.

La víctima, por pudor no contó la pesadilla que estaba viviendo. Un nuevo castigo físico que sufrió cuando ya estaban en Tucumán, fue suficiente. Ahí lo denunció y logró que se le dictara una medida de protección a su favor. “No la cumplió. Varias veces fue a buscarme a mí domicilio y después al lugar donde trabajaba. Presenté, por recomendación de mi abogada Luciana Villarreal, capturas de imágenes de video donde se probaba que se acercaba a mi domicilia. Por ese motivo le dictaron la prisión preventiva por dos meses”, añadió.

Con el transcurso de las semanas, por recomendación de la fiscalía y de su representante legal, acepté acordar que el caso se resolviera a través de un juicio abreviado. “Al principio pensé que tres años eran pocos, pero después al descubrir las cosas que les había hecho a otras chicas no dudé”, aclaró. “Lo que más me molestaba es que se creía impune. Siempre me advertía que hiciera lo que quisiera, porque él tenía los contactos suficientes para que no le pasara nada. Una vez me dijo: ‘en Tucumán, la Ley soy yo”. Ayer, después de varios intentos, se realizó la audiencia donde se lo terminó acusando. La auxiliar Daniela Tomás Briz, por instrucción del fiscal Ignacio López Bustos, fue la que presentó el caso.

“Quiero pedir disculpas a ella, a mi familia y la suya. Soy responsable de todos los delitos de que se me acusa”, fueron algunas de las palabras que salieron de su boca. La víctima prefirió no hablar, pero sí lo hizo su defensora. “Estamos ante un caso grave por todo lo que hizo y cuáles fueron las consecuencias. Por eso entendemos que es un acuerdo justo, ya que pretendíamos que se llegue a una condena”, insistió.

La jueza Cynthia Lorena Rocha aceptó el acuerdo arribado y le impuso una serie de medidas que deberá cumplir, caso contrario, la condena que recibió será de cumplimiento efectiva. “Después de haber vivido, o mejor dicho sobrevivido a los cinco peores meses de mi vida, siento que no ya no es impune”, finalizó la víctima.

Las medidas que debe cumplir

- No puede acercarse a 250 metros de la víctima.

- Tiene prohibido comunicarse con ella.

- No debe consumir alcohol ni drogas.

- Está obligado a realizar tratamiento psicológico en un hospital público y debe presentar un informe mensual sobre su evolución.

- Se le ordenó realizar un taller sobre violencia de Género en el Observatorio de la Mujer, que debe informar sobre su evolución.

- Si incumple con esta medidas, deberá cumplir de manera efectiva la pena que se le impuso ayer.

“Vos no vas a tener paz”,  le advirtió a una de las denunciantes

En una de las causas en la que fue denunciado el contador Carlos Martín Naufe figura la conversación que mantuvo con V. (su nombre se mantiene en reserva para preservar la identidad, tal como establecen las normas internacionales) con el acusado en el momento que ella decide poner punto a final la relación que mantuvieron durante unos meses. Esta es parte de esa charla:

Violencia de género: “Siento que se le acabó la impunidad a este violento”

Víctima: Después de todo lo que ha pasado creo que lo mejor es que no estemos juntos más.

Acusado: ¿Y cómo vas a vivir?

V: Voy a vivir como venía viviendo antes…

A: La estás complicando…

V: No estoy complicando nada, simplemente estoy diciendo como quiero las cosas y no me están entendiendo…

A: No te voy a entender porque no estoy dispuesto a tirar algo a la basura por una pelotudez… Entendelo.

V: Porque no me entiendes a mí…

A: Bueno, me estoy calentado y esto no va a terminar bien. Vamos a terminar en Tribunales. ¿Me estás escuchando?

V: ¿Por qué? No tiene por qué terminar en tribunales si somos dos personas civilizadas…

A: No. Te voy a ahorcar, te juro por Dios. Y te voy hacer entender a piñas. ¿Me estás escuchando?

V: Sí, te estoy escuchando

A: Así será, porque sos una mierda. ¡Sos una mierda!

V: No será así.

A: ¿Por qué no será así? ¿Me estás amenazando?

V: No quiero amenazarte, no quiero lastimarte, quiero vivir en paz y que vos seas feliz…

A: Vos no vas a vivir en paz…

V: ¿Qué?

A: ¿Qué de qué?

V: Y nada Martín… No quiero pelear más por favor. No hagamos las cosas complicadas.

A: Elegí bien, elegí bien. Ya voy para tu casa.

V: ¿Para qué?

A: Te voy a encontrar. Yo mañana te encuentro. Vos vas a estar conmigo…

V: ¿No vale lo que yo quiera? ¿No vale lo que yo necesito?

A: No vale porque es malo para los dos. Te juro que me está saliendo el odio.

V: Que no salga conmigo porque no está bueno porque supuestamente me quieres.

A: Entonces cortala, deja de joder y estemos bien. ¿Puede ser? Lo que yo te pido es paz, lo que vos pedís es mierda.

V: Yo también quiero paz.

A: No vas a tener paz.

Temas Carlos Sale
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