Jorge Colina: “en algún momento habrá un cimbronazo por el lado cambiario”

Jorge Colina: “en algún momento habrá un cimbronazo por el lado cambiario”

“La política sólo logró consensos con ideas equivocadas”, plantea

EL RIESGO LATENTE. Colina cree que en el tercer trimestre se reactivará la emisión monetaria. EL RIESGO LATENTE. Colina cree que en el tercer trimestre se reactivará la emisión monetaria.

Si en algo hubo consenso en los últimos 60 años fue en que el Estado funcionó mal en todos los gobiernos. Tan desorganizado está ese Estado que no puede ser capaz de elaborar un plan para sacar a la economía de la crisis y del endeudamiento, mucho menos solucionar la cuestión inflacionaria. Por eso, el economista Jorge Colina, está convencido de que los males del país no se originan con la grieta política, sino en esa vieja costumbre de gastar más de lo que se ingresa. Lo plantea en el libro “Una vacuna contra la decadencia” de la que es coautor. En una entrevista concedida a LA GACETA el presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) explica por qué a la política le resulta más sencillo no hacer nada que adoptar medidas para encarrilarla hacia el crecimiento sostenido.

-¿Por qué plantea que los males no se originan con la grieta?

-La sociedad tiende a pensar que el problema de la Argentina ha sido siempre esa grieta entre peronistas y radicales, los de izquierda y los de derecha o el kirchnerismo con los no kirchneristas, pero la cuestión de fondo está relacionada con el manejo del sector público. La política ha llegado a un tremendo consenso con ideas equivocadas que han mantenido al país envuelto en el déficit fiscal y el endeudamiento durante más de 60 años; en la mitad de ese período gobernó el peronismo; una cuarta parte del período con radicales y en el resto se incluyen a los militares. Siempre el consenso fue que el Estado gaste por encima de lo que le ingresan. Allí está el fenómeno de la crisis y del endeudamiento. Tan desorganizado está el Estado que nadie plantea, por ejemplo, empezar a prescindir de algunas estructuras administrativas. El caso de las áreas sociales. Hay tres ministerios: salud, educación y de asistencia social. Se gasta el triple de plata en ellas y los resultados son penosos. Nadie sabe quién es el responsable y nadie se planteó que las funciones de salud y de educación hoy son provinciales, mientras que la ayuda social es más cercana a los municipios. Tal vez se pueda simplificar todo y crear agencias de evaluación de la calidad educativa o de indicadores sanitarios. Algunos políticos lo entienden, pero se mantiene un statu quo.

-¿Por qué cree que se mantiene ese statu quo?

-Porque dicen que políticamente es incorrecto decir que no deben haber esos ministerios. En el fondo es una postura de comodidad. Lo mismo pasa con el tema previsional. Tenemos un sistema en el que decimos que queremos lo mejor para los abuelitos y jubilaciones que sean razonables, pero la mitad de la gente recibió el haber sin realizar aportes y sumándose a moratorias. Del total de personas en esas condiciones, al menos un millón tiene doble beneficio, sumando a una probable pensión del cónyuge. Hay un 3% de las personas que se llevan el 10% del gasto previsional. Muchos tienen un régimen considerado de privilegio. Todo esto ha profundizado el déficit previsional. Lo ha hecho más estructural. La política dice que no puede hacer nada en esto, pero sin embargo toca la movilidad y licúan las jubilaciones con la inflación. Nadie aborda el tema. Sigue habiendo consenso para no hacer nada.

 -En el libro sostienen que la solución a los problemas no pasa por el ajuste fiscal. ¿Entonces?

-La cuestión pasa por eliminar las estructuras burocráticas, porque un Estado equilibrado es practicar un ordenamiento del Estado. Así como sucede con las jubilaciones de privilegio o sin aportes, del mismo modo vemos lo que sucede con la estabilidad del empleado público. Tocar ese tema para un político también le resulta políticamente incorrecto. Es un derecho consagrado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, pero la protección está dada para aquellos servidores públicos que entraron a su puesto por carrera o por concurso. En la Argentina se la confundió con estabilidad de por vida. Creo que, como en todos los órdenes, el Estado debe profesionalizarse. Y aquel empleado que viene con un político de turno, debería irse cuando a ese político se le acaba el tiempo para gobernar.

-¿Cuántos empleados públicos hay en el país?

-Llegan a los 3,8 millones, pero también habría que sumar a los que llegan por el Monotributo y son contratados. Las provincias deben gastar mucho en salarios porque son las responsables de la educación, seguridad, salud y justicia. Por eso digo que los consejos federales bien pueden suplir a los ministerios nacionales porque allí se toman las decisiones. La Nación sólo debería tener un representante. El sistema federal argentino le da autonomía a las provincias para hacerlo.

 -¿Cómo sobrevivir con tanta inflación?

-Está complicado todo por la dinámica. La inflación va en aumento y la tasa de interés tuvo que ir por detrás, para intentar que la gente no se escape del peso. Hay una espiral de precios y salarios, que no llegar a descontrolarse por ahora, pero sí que acelera la cuestión inflacionaria. Y en algún momento habrá un cimbronazo por el lado cambiario, que crece al 20% interanual. No se puede mantener al dólar así. En el tercer trimestre observaremos más devaluación del tipo de cambio oficial y ese será el combustible para la inflación. Además los subsidios a la energía crecen tres veces por encima de la inflación. Eso va a exigir emisión monetaria. Lo complicado se observará en agosto o septiembre.

-¿El Gobierno tiene tiempo para corregir el rumbo?

-Sí, pero no tiene plafón porque el oficialismo está metido en una interna donde el ala dura le pone trabas al Gobierno y, en definitiva, no hacen nada. Hoy se lucha para saber si el ministro de Economía Martín Guzmán se queda y no le dejan hacer nada. Y entonces la inflación empeora porque el déficit fiscal sigue además del retraso cambiario. No hay ningún plan hacia adelante. Aquí se necesita ordenar al Estado para eso requiere romper los consensos equivocados para no tocar nada.

Jorge Colina: el economista es coautor de “una vacuna contra la decadencia”

Jorge Colina es licenciado en Economía de la Universidad Nacional de Córdoba; Master en Economía por la Universidad de Georgetown/Ilades Chile y Master en Finanzas por la Escuela de Negocios de Ámsterdam. Además, es presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Trabaja actualmente como consultor externo para empresas privadas, organizaciones empresarias y organismos internacionales en temas de desarrollo humano y sustentable. También es docente de la Universidad Católica Argentina y en la Universidad Austral. Junto con el actual ministro de Finanzas de Córdoba, Osvaldo Giordano, y con el economista y analista de mercado agropecuario, Carlos Seggiaro, lanzaron esta semana en la Universidad Católica Argentina (UCA) el libro “Una Vacuna contra la Decadencia, Cuestionando consensos en torno al funcionamiento del Estado”. En el texto sugieren una serie de pautas y de ejes para la transformación del sector público argentino.

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