Un pasito más para cerrar la brecha

Un pasito más para cerrar la brecha

La noticia se publicó hace una semana en El País de España y medios de la región. Una empresa constructora, Azvi, fue condenada por discriminar a una empleada, ingeniera de caminos, frente a su compañero, que realizaba el mismo trabajo pero cobraba más. “María José María Cominero llevaba 12 años como técnica de estudios en la constructora. Su sueldo se estancó desde el momento en que pidió una reducción de jornada de un octavo para cuidar de su primer hijo en 2015. Ese mismo año, entró un nuevo compañero a jornada completa que hacía el mismo trabajo, pero cobrando unos 17.000 euros más que ella, según calcula la abogada. Una situación de la que Cominero siempre sospechó cuando pedía un aumento a su jefe”. Mientras que a ella dejaron de pagarle extras o comisiones, su colega continuaba cobrando esos complementos.

Esta fue la primera sentencia que se dicta en España tras la entrada en vigor de la obligación de llevar un registro salarial en las empresas. La demanda se apoyó, precisamente, en la información incluida en este registro. Así, el juzgado de lo Social número 22 de Madrid obligó a la empresa a equiparar su salario al del otro trabajador y a indemnizarla con 13.000 euros en concepto de daños morales. “La demandante, ingeniera de caminos de formación, fue contratada en febrero del 2009 como técnica de estudios, dentro del grupo profesional de técnico titulado superior, con un salario de 35.000 euros al año. En el 2015, la mujer pidió una reducción de jornada y ese mismo año la empresa contrató a otro técnico de estudios, pactando en este caso una retribución de 40.000 euros al año. La demandante solicitó la revisión de su contrato, haciendo referencia a la entrada en vigor del Real Decreto 902/2020 (vigente desde abril de 2021), de igualdad retributiva entre hombres y mujeres, y al «principio de transparencia retributiva y obligación de igual retribución por trabajo de igual valor», indicando que en doce años no había recibido ninguna suba salarial”, describió el diario La Voz de Galicia sobre el caso.

La empresa también habló al respecto y justificó la diferencia salarial en que los trabajadores no tenían la misma capacitación profesional ni realizaban las mismas funciones. “Sin embargo, la jueza notó indicios de discriminación, no solo en que no se actualizara el salario de la mujer desde su ingreso, sino en el hecho de que la trabajadora dejó de percibir una gratificación que venía cobrando el mismo año en que pidió la reducción de jornada. Con este y otros argumentos, declara la discriminación salarial por razón de sexo”, indicó el diario La Voz de Galicia.

Se conoce como brecha salarial a la diferencia existente en la remuneración percibida por género a igual trabajo. “Por lo general, las mujeres ganan un porcentaje menor que los hombres por el mismo trabajo, cargo o función. La disparidad depende de diversos factores que hacen que las trabajadoras estén en desventaja: la cantidad de horas dedicadas al trabajo, la distribución desigual de las tareas de cuidado y del hogar en la dinámica familiar, la calificación de las tareas consideradas más “femeninas” o más “masculinas”, el presentismo, el uso de las licencias por responsabilidades de cuidado, entre otras cuestiones, impactan en la remuneración final de cada trabajadora y son parte de los indicadores de desigualdad entre varones y mujeres en el marco laboral”, explicaron en el Observatorio de Políticas de Género. En Argentina, publicó el Observatorio, los varones poseen ingresos un 30% mayor que las mujeres, por un mismo trabajo.

Los datos en nuestro país brindan cifras contundentes. Según un informe de la asociación civil y multidisciplinaria Ecofeminita, el ingreso medio mensual de la mujer en 2021 fue de $39.400, en tanto que el del varón fue de $53.200. “Las mujeres deben trabajar un año y tres meses para obtener los mismos ingresos que los varones acumulan en un año. Asimismo, siete de cada 10 personas que se dedican a las tareas domésticas y de cuidados del hogar -no remuneradas- son del género femenino. Parecen fenómenos separados pero esta jornada de trabajo gratuita dentro de los hogares se convierte en la diferencia fundamental que sostiene y reproduce las disparidades en el mercado laboral”, publicó Infobae al respecto.

El 1 de mayo, Día del Trabajador, rebasaron las plataformas de redes sociales con mensajes de salutaciones. También se multiplicó un solo pedido: el trabajo doméstico, las tareas “de la casa” y de “cuidado” deberían ser pagas o tenidas en cuenta como tales. Esa tarea es la que sostiene el trabajo “fuera de casa” de miles de personas, en todo el mundo y es uno de los principales motivos por los cuales hay una desventaja para las mujeres en el mundo laboral competitivo. Para saldar esa brecha, es importante dar un pasito más adelante.

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