Dando vueltas como hámster

“Hombres de paja que usan la colonia y el honor/ para ocultar oscuras intenciones/ Tienen doble vida, son sicarios del mal/ Entre esos tipos y yo hay algo personal”. “Algo personal”, Joan Manuel Serrat

No importa qué se decidió en la Junta Electoral de la UNT con sus nuevas autoridades: aproximadamente la mitad de la dirigencia lo pone en duda y es probable que esta semana haya planteos judiciales. Aun no hubo instancias de votos y todo está en situación bélica. La de la guerra larvada de que habló el decano de Medicina, Mateo Martínez, el martes pasado, o la de guerra directa de que habló el dirigente no docente Ángel “Zurdo” Morales el jueves, cuando fue el quiebre directo entre los dos grupos, al retirarse la oposición en pleno de la sesión extraordinaria del Consejo Superior.

Sucesión de tropezones

El motivo central del escándalo era la autoridad electoral. ¿Quién debe estar al frente? Tras la renuncia, el martes anterior, del decano de Educación Física, Rubén Taboada, se sucedieron los tropezones que fueron definidos como episodios vergonzosos por el consejero docente de Ciencias Económicas Hugo Ferullo. El primer tropezón: el decano de Agronomía y Zootecnia, Roberto Corbella, que era suplente, fue ese mismo día a pedir asumir como presidente de la Junta, poniéndose en rol de juez y parte, porque él es candidato y la Junta debía resolver una impugnación que su grupo había hecho en su Facultad.

Junto a él fue la apoderada de la fórmula opositora, la decana de Psicología, Rosa Castaldo, a pedir por escrito esa incorporación. Justificarían ese pedido más adelante la otra apoderada, la decana de Derecho Adela Seguí, y la misma fórmula -José Luis Jiménez-Hugo Fernández- en su comunicado del jueves, al explicar el abandono de la sesión extraordinaria: “No existían razones para dudar de la imparcialidad del decano, pero los rumores le causaron violencia moral que lo llevó finalmente a renunciar”, decía. En esa carta hablaron de presiones “veladas” a través de medios de comunicación, sin especificar si se hablaba de medios o de la salvaje campaña explícita que se disemina imparable por redes sociales.

¿Por qué renunció Taboada? ¿Porque debía resolver esas impugnaciones y sentía una afinidad en la campaña? Él adujo razones personales de salud y recomendación médica. La oposición dijo en el comunicado que en el caso de Taboada “mediaron presiones incompatibles con el respeto por la autonomía personal y la libertad de las personas en los procesos electorales”. Consultada una fuente de la oposición, dijo que se trata de una suposición a partir de la conducta del decano de Educación Física, que la noche anterior había estado de buen humor y activo y ese martes renunció sin decir nada. Y no lo diría después. El martes pasado, en sesión, sólo dijo que “toda esta virulencia nos afecta a todos”. Pero la oposición le dio entidad a la suposición y la asoció con una denuncia de “amenazas por teléfono” que dijo que efectuó en la sesión secreta de hace 10 días una consejera estudiantil afín a la fórmula opositora.

Otros tropezones se vieron en las renuncias, licencias y asunciones de consejeros en los últimos días. Julieta Migliavacca, afín al oficialismo, había asumido el 12 de abril en reemplazo del licenciado Matías Naufe, que volvió hace 10 días y fue objetado por la gente de la fórmula oficialista de Sergio Pagani-Mercedes Leal, por no ajustarse al reglamento para regresar, según se argumentó. Después de esa sesión Migliavacca se fue (Naufe estuvo sin problemas como consejero el martes pasado) y ella apareció otra vez asumida en la del jueves, esta vez en reemplazo de la renunciada consejera de Psicología, Cecilia Majorel.

Esgrima verbal

Esto dio lugar a la veloz esgrima verbal entre Jiménez y el rector y consejeros en el comienzo de la sesión el jueves, cuando estuvo parado (y sentado) antes de retirarse con Hugo Fernández. La oposición fue a la sesión sabiendo qué pasaría y dejó escrito el largo comunicado denunciando “manipulación y dilaciones” en el proceso electoral y “alteraciones en la composición del Consejo Superior”. El oficialismo dijo que no contestaría agravios. Sólo que “la incorporación de los consejeros es automática”, según la norma. Sus fuentes se quejaron de la campaña salvaje por redes sociales.

En el medio hubo otro tropezón: la denuncia que hizo en la sesión del martes anterior el consejero Fernando Ganami (auxiliar en Derecho) que recibió la noticia de que lo habían ascendido y eso lo habría invalidado para integrar el Consejo Superior. El caso quedó como una anécdota más.

Unos y otros suponen que, ya integrada la Junta Electoral, podría haber definiciones sobre las impugnaciones y derivaciones a la Justicia Federal. Todo por las derivaciones de la renuncia de Taboada y las idas y vueltas protocolares con las designaciones de consejeros, según pertenezcan a uno u otro grupo. “Esto se convirtió en una guerra”, dijo Morales, quien recomendó ajustarse “a la reglamentación vigente” y explicó que participaba de la sesión por decisión de su sindicato a nivel nacional. ¿Por qué llegó esa decisión? ¿Influencias políticas o simple negociación? Su rol decisivo para romper la paridad en el Consejo Superior dio lugar a muchas suposiciones, ninguna on the record. Pero el referente de la oposición Ariel Apichela también lo retó mientras caminaba vociferando contra el rector y los consejeros oficialistas en medio de la sesión extraordinaria relámpago del jueves.

Estructura de pecado

No presentarse en una sesión forma parte del juego de la democracia. Incluso acudir a la justicia es válido. Lo que no se entiende es la envergadura de esa guerra larvada de la que hablaba el decano de Medicina, quien fue, precisamente, el que había intercedido en el fragor de la campaña salvaje para fomentar las negociaciones entre las partes. Lo dijo el martes, después del lamento de Ferullo, que había pedido que se busque la manera de que el escándalo por la Junta Electoral no se repitiera. El consejero de Ciencias Económicas había denostado el pecaminoso sistema electoral y sugerido que acaso hay que ir al voto directo en un futuro, preguntándose dónde está el corazón de la UNT. “Elegir rector es menos grave que una clase de un profesor con la tiza en la mano”, describió, como dándole el verdadero sentido a la actividad universitaria, que debería ser la usina de pensamiento de la sociedad.

Sus palabras conmovieron al Consejo Superior. Pero dos días después llegó el nuevo incidente, de algún modo pronosticado el martes por Mateo Martínez, que dijo no saber cómo se sigue tras estos escándalos. “Creo –concluyó- que vamos a seguir dando una y mil vueltas como hámster”.

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