El peligro nuclear vuelve a agitarse en Chernobil

El peligro nuclear vuelve a agitarse en Chernobil

A 36 años del accidente nuclear de la historia, se detectan niveles anormales de radiación en la planta en el norte de Ucrania. El papel de la ocupación del ejército ruso.

El peligro nuclear vuelve a agitarse en Chernobil
27 Abril 2022

KIEV, Ucrania.- Los efectos del peor accidente nuclear de la historia, ocurrido el 26 de abril de 1986, en la planta de Chernobil, vuelven a agitar la preocupación internacional, 36 años después.

La ocupación rusa en la central nuclear ubicada en el norte de Ucrania dejó daños que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) calificó como “muy peligrosos”.

El director de la OIEA, el argentino Rafael Grossi, dijo que había acordado con Ucrania una ayuda para reparar la central. “Es visible que hay daños y los estamos evaluando”, dijo Grossi, en Kiev, tras visitar la central.

“El nivel de radioactividad, yo diría que es anormal. Hubo momentos en los cuales los niveles subieron debido al movimiento de equipamiento pesado que las fuerzas rusas trajeron aquí y cuando se fueron. Hemos estado haciendo un seguimiento diario”, indicó el jefe del organismo de Naciones Unidas. “La situación fue absolutamente anormal y muy, muy peligrosa”, enfatizó.

Durante la ocupación rusa, explicó, “la seguridad nuclear no era normal y podría haberse desarrollado hacia un accidente”.

Sin ahondar en detalles, agregó: “Todavía no tenemos paz, la situación aún no es estable. Debemos estar en alerta”. Descartó sin embargo la posibilidad de un desastre y dijo que la situación no es como la de 1986.

Grossi fue al lugar con un grupo de expertos para entregar equipos vitales (dosímetros, trajes de protección) y efectuar controles radiológicos y de otro tipo.

Poco después del inicio de la invasión rusa, los sistemas de vigilancia a distancia dejaron de transmitir los datos hacia la sede” del OIEA en Viena, Austria.

Grossi ya había viajado a Ucrania a finales de marzo para sentar las bases de un acuerdo de prestación de asistencia técnica, ante el temor de que vuelva a producirse un accidente nuclear vinculado a la central nuclear de Chernobil.

La explosión de 1986 propagó una nube radiactiva sobre un área de 142.000 kilómetros cuadrados (una superficie mayor que la provincia argentina de Santiago del Estero), que afectó a gran parte de la entonces Unión Soviética y dejó a más de ocho millones de personas de lo que hoy es Bielorrusia, Ucrania y Rusia expuestas a la radiación.

Actualmente, la planta está bajo control para evitar un escape de material radiactivo, contenido por un “sarcófago” de 30.000 toneladas de acero.

La zona se convirtió en un punto estratégico clave en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, también debido a su cercanía con Bielorrusia, aliado de la potencia oriental que estuvo implicado en la invasión.

El ejército ruso se apoderó de la central nuclear de Chernobil, a 150 km al norte de Kiev, el primer día de la ofensiva de Moscú contra Ucrania, el 24 de febrero y se retiró a finales de marzo.

Ese día, la ingeniera nuclear Liudmyla Kozak estaba en medio de un turno nocturno de 12 horas en la extinta planta.

Los trabajadores escucharon fuertes explosiones desde el borde de la zona de exclusión alrededor del sitio. A medida que los aviones militares sobrevolaban y el sonido de los combates se acercaba, Kozak y sus colegas se dieron cuenta de que el siguiente turno de trabajadores no llegaría para relevarlos como estaba previsto. A media tarde, vieron en los monitores la llegada de “visitantes indeseados”.

“Nos capturaron, luego nos permitieron regresar a nuestros puestos de trabajo, después de largas negociaciones. Dijeron que podíamos trabajar”, dijo Kozak. Con el paso de los días, las autoridades ucranianas y el OIEA pidieron la liberación del agotado personal.

Kozak dijo que las tropas rusas utilizaron una instalación en el territorio de la planta como base para ataques más cerca de Kiev, que está a 100 kilómetros.

“Fueron a Kiev, dispararon un poco, regresaron a la planta y descansaron, se ducharon, lavaron, comieron algo y durmieron, luego se fueron de nuevo a Kiev”, dijo, y agregó que los soldados almacenaron una gran cantidad de armas y equipo militar en Chernobil.

Kozak no vio la retirada de los soldados rusos a finales de marzo. Antes de eso, después de 25 días en la planta ocupada, a ella y a otros trabajadores se les permitió irse y otro personal ocupó sus lugares. “Mi turno duró 600 horas en lugar de 12”, contó. (Reuters)

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