UNT: el triste efecto de una campaña sucia

UNT: el triste efecto de una campaña sucia

 la gaceta / FOTO DE DIEGO ARAOZ (archivo) la gaceta / FOTO DE DIEGO ARAOZ (archivo)

Si la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) luce desnortada de un buen tiempo a esta parte; si la rosca política manda; si la visión de los fundadores quedó tan borroneada que ya no se distinguen ni el cielo para mirar ni la tierra para sostenerse; si, a fin de cuentas, lo que predomina es definir para qué lado de la balanza se inclinará el poder; no podía esperarse otra cosa. Si tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra, es un perro. Si hay una campaña sucia es porque las elecciones en la UNT aguardan a la vuelta de la esquina. Ahora bien, si lo que se está viviendo por estos días sobrepasa mucho de lo imaginado, ¿qué se puede esperar de mayo, cuando hablen las urnas?

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Los de adentro están acostumbrados y ya nada los sorprende. A los de afuera les cuesta comprender cómo una elección universitaria puede replicar las formas de la política partidaria, con sus movilizaciones, actos y liturgias. Y también con lo peor de sus prácticas, trolls y operaciones. ¿Es de inocentes -o de estúpidos- pretender que la elección del Rector de una universidad o del Decano de una Facultad obedezca a un proceso de democracia académica? ¿No es la misión de una universidad educar, generar conocimientos, formar ciudadanos, promover la investigación, integrarse a la columna vertebral de la sociedad y -como dicen los buenos libros- convertirse en depositaria del saber? ¿Qué tiene que ver esto con el pantano en el que se ha convertido gran parte de la campaña? Pero, por sobre todo, ¿por qué quienes hablan de estas cosas son los ingenuos, los cándidos, los que no entienden nada, los que viven en una nube, los perdedores? Será porque -y esto es lo más grave- la UNT ha naturalizado que las cosas deben ser así.

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Pero lo impactante es cómo los límites siempre pueden correrse. Entonces las zonas liberadas del vale todo han llevado a la UNT a lugares en los que nunca había estado. Desprestigio que suele volver como un bumerán a quien lo lanzó, aunque en estos momentos efervescentes nadie piensa en eso. “Nosotros no somos”, afirman los candidatos. A Sergio Pagani, Mercedes Leal (integrantes de la fórmula oficialista), José Luis “Pío” Jiménez y Hugo Fernández (de la opositora) no hay motivos para no creerles. Son cuatro profesionales prestigiosos, avalados por sólidas trayectorias. ¿Pero qué pasa con algunos operadores que están a la vuelta? ¿Quién y cómo los controla?

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La renuncia de Rubén Taboada a la presidencia de la Junta Electoral se produjo al filo de una decisión trascendente. Hay dos impugnaciones pendientes de resolución, en ambos casos a fórmulas identificadas con la candidatura de Pagani-Leal: la que encabeza Silvia Agüero en Artes y la que lidera Susana Monserrat en Agronomía. El Consejo Superior se apresta a resolver el intríngulis, determinación que no sólo pesará en la cuestión de las impugnaciones sino en los días claves del mes próximo, cuando la Junta trabajará a destajo. Como las decisiones de la Junta son inapelables en sede administrativa, a quienes se sienten perjudicados siempre les queda la vía judicial, con lo que eso implica en medio de un proceso eleccionario. Todo esto a pocos días el comienzo de las votaciones. Un escenario enrarecido a más no poder.

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Son 143 los asambleístas que el 19 de mayo elegirán la próxima conducción de la UNT. De cada una de las 13 Facultades surgirán 11 electores, pertenecientes a cuatro estamentos: docentes, estudiantes, no docentes y graduados. Es triste y preocupante que la honorabilidad de esos 143 asambleístas esté en duda desde antes de la votación. Es decir; en muchos casos ni siquiera se sabe quiénes serán y ya están en la zona gris. Porque si en algo coinciden en el seno de ambas campañas es en señalar que la compra de voluntades estará a la orden del día. A cargo del grupo rival, por supuesto (nunca está de más subrayar estas salvedades). “Entre el fin de las votaciones y la Asamblea hay un montón de días, ¿saben la plata que va a correr?”, deslizan en los búnkers. Antes se hablaba de cargos o de contratos, ahora todo es más explícito. El miércoles pasado, cuando presentó sus ejes programáticos, “Pío” Jiménez sostuvo que es tiempo de cambiar el sistema electoral. “Se presta para muchas cosas”, sintetizó. Tal vez la culpa no sea del sistema en sí, teniendo en cuenta que fue pensado para otra universidad, sino de la sociedad en la que ese sistema está obligado a funcionar hoy.

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Siempre se está a tiempo de recuperar terreno, por más que las alarmas se hayan disparado hace rato. Ambas fórmulas abogan, desde los fundamentos de sus plataformas, por una Universidad más transparente. Volviendo entonces a esta coyuntura preelectoral, ¿no brindarían una señal poderosa, puertas adentro y afuera, si detallaran el costo de las campañas y de qué forma se las financia? Este tema tabú en la política partidaria -por lo general disfrazado o tergiversado cuando se informa quiénes y cuánto aportan- les proporciona una oportunidad de diferenciarse a quienes se postulan al Rectorado. Y vaya si no es menor.

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Pero así como el afuera mira estupefacto lo que el adentro considera habitual, hay otro aspecto central en esta historia y es todo lo bueno que la UNT genera. Porque en esas críticas (irrefutables de tan justificadas) que llueven sobre la casa de Juan B. Terán queda englobada la gigantesca masa de docentes, investigadores, estudiantes y trabajadores del quehacer universitario. Tremenda injusticia esa de quedar pegado, sin comerla ni beberla, con las deudas que la UNT tiene consigo y con la sociedad. No hay en el NOA una institución en la que se genere tanto conocimiento como en la UNT; es el think tank por excelencia -y en procura de la excelencia- que la educación pública y gratuita pone al servicio de la ciudadanía. Si la UNT fue una de las estructuradoras del Tucumán de comienzos del siglo XX, bien puede recuperar esa condición ya avanzado, pero todavía joven, el XXI. Es uno de los grandes desafíos que aguardan a las próximas autoridades y para afrontarlo corren con ventaja, porque cuentan con la materia prima. Toda esta lamentable sucesión de desatinos que hacen a la campaña sucia no tiene nada que ver con los recursos, empezando por los humanos, de los que la UNT dispone. Es bueno separar los tantos en tiempos de relativismo absoluto, cuando se piensa que a todos los unifica la misma condición. Lejos de ser así.

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El 1 de mayo cae domingo, doble festejo para los trabajadores. Un par de días después los docentes y no docentes irán a las urnas en las 13 Facultades. El 4 votarán los estudiantes y el 5 lo harán los graduados. El miércoles 13 asumirán los consejeros para elegir Decanos y Decanas. Para el jueves 19 está convocada la Asamblea y sabremos quiénes conducirán a la UNT durante el período 2022-2026. “Lo único que nos falta es que repitamos lo de la AFA y cuando se cuenten los votos salga un resultado par”, sostiene una profunda conocedora del pasilleo universitario. Y no lo dice tan en broma.

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