El caso Verón: la intrincada red azul

El caso Verón: la intrincada red azul

EL REFERENTE. Por pedido de la familia, el comisario Jorge Tobar fue el que dirigió la investigación. EL REFERENTE. Por pedido de la familia, el comisario Jorge Tobar fue el que dirigió la investigación.

El trabajo que realizaron varios policías le puso un enorme manto de sospecha a la búsqueda de María de los Ángeles Verón. Todo lo bueno que hacían algunos investigadores, lo terminaban arruinando otros plantando pistas falsas para desviar la investigación. Con el correr de los años, esas irregularidades quedaron plasmadas en el expediente y se ventilaron en el juicio oral que se desarrolló durante un año en 2012. Allí también quedó demostrado los vínculos de los hombres de la fuerza con los grupos que se dedicaban a la trata de personas con explotación sexual.

Para entender un poco más la situación, hay que analizar lo que ocurría con la Policía en los años del mirandismo. Las denuncias de corrupción de sus hombres era cosa de todos los días. En el seno de la fuerza, al no haber una cabeza visible y mano firme, los subalternos hacían lo que querían. El desorden era total y en la pesquisa de Marita intervinieron al mismo tiempo la seccional 7ª (donde se radicó la denuncia de su desaparición), la Brigada de Investigaciones Norte (actuó a partir de una llamada telefónica que después se confirmó que no existió), la división Seguridad Personal (cuyo jefe fue denunciado por pedir dinero para encontrar a la joven) y el departamento de Inteligencia D2 (las medidas más polémicas la realizaron sus hombres). También fueron cuestionados un funcionario del gobierno y un ex jefe de la fuerza.

Es sabido que cantidad no es calidad. Y en este caso se demostró que por más que haya un ejército de investigadores, sino trabajan de manera coordinada y bajo una misma línea, nunca se conseguirán buenos resultados. A continuación, un listado de los hombres que participaron en la pesquisa y cuál fue la tarea que desarrollaron:

Jorge Tobar

Era el jefe de Criminalística de la Unidad Regional Norte cuando comenzó a intervenir en el caso. Fue compañero de estudios de Daniel Verón y al enterarse de la desaparición de su hija decidió acercarse y ofrecer su colaboración. Con el correr de las semanas, la fiscala Joaquina Vermal aceptó el pedido de Susana Trimarco para que se hiciera cargo de la investigación. Él instaló la hipótesis de que a Marita la habían llevado a un centro de explotación sexual de La Rioja y consiguió el testimonio de al menos otras siete víctimas que dijeron haber visto a la joven en diferentes prostíbulos. Él también se encargó de conseguir el testimonio de Simón Nieva, el hombre que denunció que Víctor Rivero, por orden de su hermana María Jesús, secuestró a la joven de 23 años.

El comisario inspector, que aseguró haber sufrido una persecución en la fuerza por el trabajo que realizó, también fue el que introdujo la teoría de que Marita había sido llevada a España, donde a su parecer, seguía con vida. También indicó que las pistas de El Chañar y la que hablaba de un posible traslado a Salta. “Todas fueron pistas plantadas”, señaló.

Tobar fue duramente cuestionado por los defensores que criticaron su accionar, ya que no tenía experiencia en el área de investigación. “Esta fue una causa armada por él. Debe ser el único policía que investigó lo que pasaba en La Rioja desde Tucumán”, señaló Carlos Posse, defensor de los acusados.

Víctor Lisandro

Era jefe de la Brigada de Investigaciones Norte, que tenía jurisdicción en la ciudad donde vivían las acusadas Daniela Milhein y María Jesús Rivero, cuando comenzó a actuar en la causa. Y lo hizo a través de un llamado telefónico que él atendió en la sede policial que daba cuenta que una mujer con domicilio en El Chañar había visto a Marita en esa localidad del este de la provincia.

Ese dato surgió cuando se estaba investigando la línea de La Ramada, donde los vecinos también habían visto a la joven, por lo que todos los esfuerzos se volcaron en la nueva línea. Lisandro, que aclaró que lo hizo por orden de sus superiores, se presentó en la remisería Cinco Estrellas para que Rubén “La Chancha” Ale y su ex pareja Rivero lo ayudaran en la búsqueda. Los “empresarios” aceptaron y colaboraron enviando más de 100 personas y motos para tratar de encontrarla. “Fue la mayor puesta en escena que vi en toda mi vida”, señaló el representante legal de la Fundación María de los Ángeles Verón Carlos Garmendia.

En el juicio surgieron dos datos que terminaron complicando a Lisandro. La mujer desmintió totalmente haber realizado una llamada a la Brigada de Yerba Buena porque nunca vio a Marita y si lo hubiera hecho, la habría comunicado a la comisaría de El Chañar. El otro dato: surgió que el hermano del comisario se desempeñó en algún momento como chofer personal de “La Chancha” Ale. “Lo único que hice es colaborar en la causa”, comentó el sospechado de haber realizado maniobras de encubrimiento durante el debate.

Julio Díaz

Estaba en actividad cuando fue nombrado por el gobernador Julio Miranda como subsecretario de Seguridad. Trimarco siempre lo señaló como el autor intelectual del acuerdo que firmó el PE con “La Chancha” Ale para que colaboraran en la búsqueda de las personas que desaparecían en nuestra provincia, con la excusa que tenía numerosos recursos (una flota de 5.000 autos todos con radios).

Él también fue el hombre que participó activamente en la organización de un viaje a La Rioja para que el padre de la joven la buscara en los prostíbulos. La expedición, que no fue ordenada por la Justicia, estuvo plagada de situaciones extrañas. A saber: viajaron en una combi que les había prestado “La Chancha” Ale, que además aporto $ 500 de viáticos. Daniel Verón estaba acompañado por dos efectivos de la Brigada Norte: Juan Carlos “Coquero” Díaz -condenado años después por un crimen- y Julio Lisandro, el hermano del comisario sospechado. Y falta: al llegar a Catamarca, según la declaración del progenitor de Marita, se encontraron con José “Buby” Saadi, pariente de la familia política catamarqueña y dueño de varios locales bailables, quien le pidió a su secretario privado que los acompañara. El resultado de la tarea fue negativo, por lo que todos pensaron que en realidad, hubo una maniobra para que se pensara que los sospechosos habían colaborado.

El funcionario también sufrió otro golpe. Lisandro declaró en el juicio que Díaz le había ordenado que acompañara a Trimarco a reunirse con los Ale para que le brindaran colaboración en la búsqueda de su hija.

Miguel Chuchuy Linares

Como jefe de Inteligencia de la Policía, se jactó de haber detenido a varios de los acusados en La Rioja y no ahorró críticas hacia sus pares. “Cada uno deberá someterse a la Justicia y dar las explicaciones necesarias”, señaló durante el debate. Los cuestionamientos apuntaron hacía su antecesor René Ledesma (que en esos momentos era el jefe de Policía) y Díaz, el ex subsecretario de Seguridad que, cuando abandonó su cargo, regresó a la fuerza para ser el director de la Escuela de Policía.

Chuchuy Linares, procesado por delitos de lesa humanidad, fue cuestionado por varias situaciones. Una de ellas, haber incorporado en el equipo de investigadores a hermanos de David Catalán, la pareja de Marita, que en un principio, él y su hermano que pertenecía a la fuerza, habían sido sospechosos. También fue acusado de haber torturado a Gonzalo Gómez cuando lo trasladaba desde La Rioja a nuestra provincia. “Una vez que se retiró de la fuerza le pidió a Susana una suma de dinero para que rescatara a Marita. Por suerte no pudo juntarla y todo quedó en la nada”, comentó Garmendia.

Víctor Juárez

Era el jefe de la comisaría de La Ramada cuando vecinos señalaron que habían visto a la joven desaparecida deambulando por esa localidad. Él convocó a los dos efectivos que estaban de franco para que entregaran citaciones un sábado a la mañana y a los que terminaron trasladando hasta a la comisaría. De allí, Juárez le pidió a un chofer que la llevara hasta la Terminal. Pero esos datos no fueron asentados en el libro de novedades de la dependencia.

Tanto en la etapa de instrucción, como en el juicio, los efectivos negaron que se haya tratado de Marita, pero su versión era radicalmente opuesta a la de los habitantes de La Ramada. “Taparon su negligencia con una mentira”, declaró en su momento Tobar.

Héctor Brito

El condenado por haber realizado maniobras de encubrimiento en el femicidio de Paulina Lebbos, también tuvo una participación en la causa. Era el jefe de la división de Seguridad Personal de la ex Brigada de Investigaciones. En las audiencias dijo que todos los indicios que habían sumado daban cuenta que se había tratado de una partida voluntaria del hogar y que jamás tuvieron en cuenta la posibilidad de que haya sido víctima de un secuestro.

Daniel Horacio Verón, hermano de Marita, cuando declaró ante los jueces, señaló que Brito le pidió dinero a sus padres para que buscaran a su hermana. Esa acusación nunca constó en ninguna parte del expediente.

Roberto Vallejo

El ex jefe de Policía fue acusado de “traidor” por Trimarco luego de que realizara la siguiente declaración a la prensa que el hallazgo de Marita sería inminente, situación que nunca se concretó.

“No hay ninguna pista ni señal firme sobre su paradero. Todo lo que están diciendo es falso. Vallejo es un traidor y está tratando de desviar todo; por ende, con sus especulaciones está jugando con la vida de mi hija”, señaló en octubre de octubre la madre de la joven desaparecida. “Es evidente que están tratando de obtener rédito político con este caso, pero yo no lo voy a permitir”, añadió Trimarco.

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