Cartas de lectores

Malvinas: materia pendiente

El Gobierno argentino, mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional (expedido por el ex presidente Carlos Menem) decidió el 12 de febrero de 1993 otorgar al general Augusto Pinochet la condecoración con la “Orden de Mayo al mérito en el grado de Gran Cruz”, que tiene su origen en el Decreto Ley 16.629 (1957). Según este decreto, “la condecoración será otorgada exclusivamente a los ciudadanos civiles y militares extranjeros que se hayan distinguido por sus servicios y obras personales y merezcan la gratitud de la Nación” y que el grado de “Gran Cruz” corresponde a funcionarios tales como “comandantes en jefe”, el caso de Pinochet. De tal modo que las aclaraciones de Menem eran una burla a la ciudadanía argentina. 

Y una afrenta a las víctimas de la guerra por Malvinas, a los sobrevivientes, a sus familias. Al pueblo argentino todo. Burla que adquiere cuerpo sólido conforme se lee el artículo 9º de la Reglamentación del Decreto-Ley de la creación de la Orden que dice: “el ingreso a la Orden de Mayo, destinada a exaltar la virtud, los merecimientos de las personas que promueven el reconocimiento especial de la Nación y de la humanidad, como así también a premiar eminentes servicios por aquellos a la Nación”. Las que siguen son las difundidas expresiones de la ex primera ministra de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, dirigidas a Pinochet en persona durante su detención en Londres a petición de la Justicia española: “estoy feliz de que Ud. se encuentre cómodo aquí. Sé cuánto le debemos con su ayuda durante el conflicto de las Falklands, con la información que nos proporcionó, la comunicación y la acogida que dio a nuestras fuerzas y el refugio que prestó a algunos soldados que naufragaron y fueron acogidos en Chile. En todo caso quiero agradecer en primer lugar la ayuda que dio al pueblo inglés en el conflicto de las Falklands”. Palabras transmitida por la televisión inglesa en vivo y en directo, el 26 de marzo de 1999, desde la casa que Pinochet y su esposa alquilaban. Hice todo tipo de presentaciones en Cancillería para que se suspenda el uso de la condecoración (está previsto en el reglamento de la orden) con resultado negativo y con explicaciones “diplomáticas”. Aún hoy se debe solicitar a la familia Pinochet que se abstenga de exhibir en el museo consagrado al dictador  en Santiago de Chile las condecoraciones argentinas y de mencionarlas. Materia pendiente para desagraviar a nuestros veteranos malvinenses.

Carlos Duguech

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