Se conoce como privilegio a la condición de ventaja atribuida a una persona o grupo de personas. Desde una mirada feminista, los privilegios masculinos son aquellas ventajas que tienen los varones sobre las mujeres por derecho de nacimiento. ¿Cuáles son esas ventajas? La mayoría son estructurales, culturales y sociales. Caminar libremente por la calle sin sentir miedo del otro sexo, vestirse como quieren sin temor a ser acosados, ascender en el trabajo por sus propios méritos, hacerse cargo -o no- de su propio hijo, entre muchas otras cuestiones heredadas.
En este contexto de grietas, en Argentina existen grupos de hombres que comenzaron a cuestionarse esos privilegios. Uno de ellos es Privilegiados, (@privilegiados_rrss en Instagram en donde tienen 93.000 seguidores y Privilegiados _ en YouTube con 2.200 suscriptores) Desde allí interpelan con videos a los varones de hoy: “che, ¿qué lugar sentís que ocupamos los varones en este mundo? ¿Es el mismo que las mujeres? El patriarcado es perfecto y negar que existe es negar la realidad. Tenemos el poder económico, el poder político, el poder militar y los recursos naturales. ¿En serio no hay ningún reclamo de las mujeres que te interpele? ¡Dale! Los varones somos los que tenemos la mejor parte. Abrite a escucharme tres minutos y acompañanos a repensarnos como varones y a desarmar lo aprendido”, dice el audio de un video introductorio.
Dentro de la variedad del material publicado en sus redes sociales, realizan estudios junto a otras organizaciones civiles e interpelan, de manera muy amena, a las masculinidades y sus prácticas. “¿Cómo demostramos los varones que somos varones? ¿Siendo los más fuertes? ¿Teniendo aguante y después nos terminamos agarrando a las piñas por la camiseta, o por una cerveza que se volcó? Nos enseñan que somos los únicos dueños del mundo y si queremos algo lo tomamos. Acorralamos a las chicas, les quemamos la cabeza para convencerlas de que nos den un beso, o algo más. (...) Ejercer violencia contra las mujeres no es algo que tenemos en nuestro ADN. Es algo que nos enseñaron, que vimos, que aprendimos y que también podemos cuestionar, rechazar y desaprender. Podemos construir otras masculinidades sin violencias”, dicen artistas, futbolistas, influencers y docentes varones.
Uno de los temas más destacados en sus redes fue el material sobre las iniciaciones en el deporte publicado en mayo de 2021. “La masculinidad siempre está a prueba. Parafraseando a Simone de Beauvoir: no se nace varón, se llega a serlo. Porque la masculinidad es una serie de actitudes, prácticas, valores y sentidos que se van aprendiendo a lo largo de la vida. Y el ‘aprobado’ no te lo das vos mismo, te lo dan los otros, que validan cuán macho sos realmente. O cuánto te alejas de esa norma, para meterte nuevamente adentro a fuerza de violencias. Un ejemplo claro, duro y sorprendente son los ritos de iniciación. El deporte es un territorio donde el cuerpo es puesto a prueba, donde se exacerban las expectativas de masculinidad hegemónica: fuerza, éxito, agresividad”, explicaron sobre la publicación.
En el video de Iniciaciones en el deporte, disponible en YouTube, explica cómo empieza la cadena: “todo empieza cuando somos pequeños y nos tropezamos con una pelota y rápidamente se vuelve un juguete y como no nos alcanza jugar en la escuela vamos también a un club donde empezamos a entrenar. Un buen día nos encontramos con que para seguir avanzando tenemos que atravesar un examen: el ritual de iniciación. Preferimos creer que son mitos o que les pasan a otros, en otros clubs. Si tenemos suerte vamos a tener que atravesar un túnel hecho por nuestros compañeros y amigos donde nos patean, escupen e insultan o quizás nos cortan el pelo a la fuerza. Pero el catálogo de iniciaciones es amplio y variado. ‘Las iniciaciones en el deporte marcan el pasaje de una masculinidad en construcción a una masculinidad construida de varoncito en duda, a varón hecho de derecho. Del que juega en inferiores al que asciende a primera. Lo que están haciendo es moldear con golpes, insultos y vejaciones una futura subjetividad violenta y violentadora. Estas prácticas ordenan las relaciones sociales delimitando roles y lugares de poder: siempre hay una persona que se inicia en un lugar de menor poder y otra u otras que definen cómo será el rito’ ”, explica una especialista al respecto. ¿Lo más crudo del video? Testimonios reales de varones de todo el país que dicen haber sufrido todo tipo de violencia física y mental sostenida por los adultos dentro de cada club. “Los mismos adultos que son referentes, contienen al equipo, cuidan a sus jugadores y son personas de confianza para los menores. Es muy complejo de comprender esta doble faceta pero es clave para observar que estos adultos no son megavillanos de películas de terror sino que son parte de la misma estructura que se extiende por naturaleza y reproduce estos modelos de masculinidad violenta.
En el equipo de Privilegiados se mostraron sorprendidos por las historias que recibieron “con tal nivel de crueldad”. Por todo esto hoy quienes practican una “masculinidad positiva” (por su carácter no sexista ni homofóbico, que promueve una vivencia de masculinidad más amplia, diversificada, plural y abierta); la mochila pesada de ser el “fuerte”, el que tiene el “control” de las situaciones y el “proveedor del hogar”, se va alivianado también. Si todos cambiamos se genera una situación de ganancia – ganancia, digamos.









