Daniel Posse: “En la escritura sustento mis ganas de vivir otras vidas”

Oriundo de Aguilares, radicado en Buenos Aires, el escritor fue distinguido en Valencia por un microrrelato que integrará una antología en España.

ESCRITOR Y PERIODISTA. Posse nació en Aguilares y vive desde hace varios años en la Capital Federal. ESCRITOR Y PERIODISTA. Posse nació en Aguilares y vive desde hace varios años en la Capital Federal.

Portan el mismo nombre, pero rápido aclara que es él y no el otro. Escritor y no magistrado. Hace más de dos décadas, dejó el Aguilares de sus amores y ancló sus sueños en el puerto. Antes había estudiado teatro e incursionado en el periodismo y luego en Buenos Aires, se graduó de licenciado en Comunicación Social. Su vocación literaria comenzó a afianzarse y vio la luz en novelas y otros textos.

“Respirar arte en mi familia era algo naturalizado. Mi madre es música y una lectora intensa, así que crecí rodeado de libros, y de arte. Recuerdo que mi infancia fue un recorrido lleno de juegos y de palabras. Una de mis abuelas, a mis 10 años me regaló un libro de cuentos de Horacio Quiroga, ‘Cuentos de amor, locura y muerte’, que me hizo dormir sin almohadas durante un tiempo. Mi niñez estuvo llena de historias, algunas de libros y otras narradas alrededor del fuego. Esa misma abuela era una narradora extraordinaria”, cuenta el escritor Daniel Edgardo Posse (1967), que en diciembre pasado, recibió en Valencia (España) el premio Camp del Turia por “Circunstancia”, un microrrelato que será incluido en una Antología de España.

- ¿Leías desde changuito? ¿Qué situaciones te generaban asombro?

- Siempre leí desde muy changuito, en ese campo donde crecí no había televisión, no había electricidad, así que solo escuchaba radio o me sumergía en una biblioteca extensa que había en medio del comedor de esa casa rodeada de cañaverales. Me asombraban las historias de fantasmas, claramente me dormí y soñé muchas veces con los relatos del familiar y sus apariciones.

- ¿Cuándo comenzaste a escribir? ¿De qué hablaban tus primeros textos? ¿Poesía o relatos?

- Comencé a escribir a los nueve años, y lo hice desde la poesía, que aún hoy escondo, porque me da pudor. Ahora que lo pienso creo que fui empujado por la necesidad de poder decir, o devolver todas las cosas que leí o me contaban. Esos primeros textos hablaban de los miedos, o incluso poseían un halo de intimista que tenía que ver con un escepticismo del cual no era consciente en ese momento. Los relatos, o sea la prosa, comenzaron a manifestarse en mí después de la adolescencia.

- ¿Cómo era la vida cultural del Aguilares de tus años mozos?

- Como casi en todo el interior, era y es desconocida, porque si bien existen numerosos artistas, muchos de ellos no pueden acceder a formarse de una mejor manera, y desde los estados municipales o comunales, muchas veces hay solo buenas intenciones y casi nada de recursos. En particular, tuvo un momento de expansión de la cultura cuando se crearon en Aguilares el Centro Cultural “Ricardo Rojas”, de la Universidad y la Biblioteca Popular que lleva el mismo nombre, que siempre fue un refugio y un bastión cultural. Yo pude vivir ese momento y explorarlo al máximo.

- ¿Alguien influyó en tu decisión de dedicarse a la literatura? ¿La narrativa es el género donde mejor expresas tu interioridad?

- La influencia más directa que tuve fueron los libros y esa abuela narradora, y debo decir que más allá del entorno familiar, voy a remarcar las docentes de literatura que tuve en el Colegio Nicolás Avellaneda, de Aguilares, como Chinona Aredes, Vigi Arias, Juanita Ávila, Susana Mustafá, que me fueron abriendo las puertas de escritores fascinantes, como Borges, Cortázar, Octavio Cejas. En ese camino de profundo aprendizaje, es que decidí que la literatura era el camino que quería. Si bien escribo poesía, es en la narrativa, donde me siento más a gusto, ese es el género, donde navego con un placer inescrutable, donde puedo decir y dejar que mi interioridad fluya y se expanda. Igual reconozco que escribir es un acto inicial, que el trabajo duro viene después, en el proceso de corregir, de pulir. Mis textos nunca me conforman y que siempre quiero corregirlos.

- ¿Qué cosas en común tienen tus libros publicados?

- Hasta el momento mi único libro publicado es “De sueños y azar”, con el que tengo una relación ambivalente, pero no dejo de reconocer que fue el que me abrió la puerta como escritor y me llevó en su momento a la Feria del Libro de Buenos Aires; está siendo traducido al inglés y al portugués para ser publicado. Tengo dos libros que están esperando salir, que con el contexto de la pandemia se retrasaron, uno es la novela “Debajo del diván” y el otro de relatos, llamado “Textos enajenados”, este último es producto de la larga cuarentena. Todos están atravesados por la visceralidad, y el paisaje del sur de Tucumán. Debo decir que en ellos habitan una tucumanidad que se palpa, pero a la que trato de expresar de una forma más universal.

- ¿Qué significación tiene esta distinción en Valencia? ¿Cuál es el valor de los premios?

- Este premio, que es en realidad haber sido seleccionado para ser parte de una Antología en España, es una caricia, un mimo inesperado. El hecho de haber sido elegido entre miles de relatos para este libro de cuentos en España y con un relato en valenciano, es un premio en sí y ser invitado a la entrega de la premiación que se realizó el 18 de diciembre en Vallbona, Valencia, es un reconocimiento que me alimenta el ego y las ganas de seguir escribiendo. Digo porque este texto sobre todo es producto de ese largo encierro en medio de la peste y la enajenación, que significó la cuarentena casi interminable. En cuanto al valor de los premios, siempre fui un escéptico hacia ellos porque consideraba que -por lo general- se premia, más allá de cuestiones técnicas, la subjetividad estética de un jurado, pero ahora entiendo y siento que recibirlos, cambia ese escepticismo, y es parte del juego. Quizá el valor real de los premios esté con la sintonía de los egos. Domar el ego es algo complicado y agotador.

- ¿Por qué escribís? ¿Cómo conciliás la literatura con el periodismo?

- Escribo porque siento la necesidad de decir, no creo ser la voz de los que no pueden hablar, ni nada de esos discursos justificativos, que parecen ser un emblema de frases hechas, que hacen regodearse al ego. Escribo porque hacerlo me da mucha felicidad. Porque en la escritura sustento mis ganas de ser otros, de vivir otras vidas, aún a pesar de que en el texto recreo un mundo de invenciones, muchas veces, ajenas a mí. Escribo porque expando mi egoísmo en ese acto, y en sí quizá busco legitimar mis miedos. Conciliar la literatura con el periodismo es difícil, lo busco desde la búsqueda de una armonía inexistente, pero que comulgo desde la sapiencia de tener en claro cuáles son las reglas de una y del otro. Quizá mi formación académica me haya ayudado, de eso no tengo dudas. Quizá existían momentos que no tenga en claro dónde está el límite, porque vivimos en una tierra, donde la realidad supera la ficción, la alimenta, la hace mágica e increíble.

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