Llegó el agua y tuvieron que pasar la noche en la ruta

Llegó el agua y tuvieron que pasar la noche en la ruta

Unas 200 familias del sur fueron afectadas por las crecidas de los ríos. Hallaron refugio en las carreteras, que están más altas que sus viviendas.

INTEMPERIE. El agua les llegó de golpe a las casas y tuvieron que autoevacuarse en las rutas 38 vieja y 332. Allí recibieron ayuda de voluntarios.   INTEMPERIE. El agua les llegó de golpe a las casas y tuvieron que autoevacuarse en las rutas 38 vieja y 332. Allí recibieron ayuda de voluntarios. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

La feroz tormenta que se desató en la noche del sábado causó estragos en algunas comunidades del sur tucumano. El río Chico se desbordó y anegó a unas 200 familias de la Colonia 1 de Santa Ana, el barrio Santa Rosa de Aguilares y el paraje Río Chico. La gente vivió una verdadera pesadilla al tener en su mayoría que autoevacuarse y pasar la noche en carpas que improvisaron sobre las rutas nacional 38 y provincial 332. Algunos, en medio de una torrencial lluvia, también permanecieron en la carretera a la intemperie o en sus automóviles. Datos oficiales precisaron que en total fueron evacuadas 60 personas de Río Chico y Colonia 1, la mitad niños, que fueron alojadas en la escuela Carlos Pellegrini de Villa Hileret. La mayoría de los damnificados perdieron muebles, ropas, calzados, electrodomésticos y colchones. “A las 10 comenzó a llegar el agua y rápidamente subió de nivel. A lo único que atinamos fue a levantar algunas ropas y tomar en brazos a los chicos para llegar a la ruta, la parte más alta de esta zona” contó doña Rosa Roldán, del barrio Santa Rosa de Aguilares. Este se encuentra ubicado a un kilómetro de la margen norte del Chico. El cauce se desbordó por ambos lados. Del sur se encuentra Río Chico y la Colonia 1 de Santa Ana. “En medio de la oscuridad la creciente nos llegó hasta la cintura y pasó por encima de la 38. Tuvimos mucho miedo porque si seguía aumentando el caudal nos podía arrastrar”, añadió la mujer. Hasta después del mediodía varios vecinos permanecían en la carretera, cuyo tránsito permanecía cortado desde la noche del sábado. Los vehículos fueron desviados a la traza nueva. “No podemos volver porque la situación sanitaria es delicada. Aquí no tenemos cloacas y los pozos ciegos se desbordaron, contaminando el interior de nuestras casas”, apuntó Carlos Toranzo. La intendencia de Aguilares distribuyó entre los damnificados alimentos, agua y brindó asistencia sanitaria. Personal de Defensa Civil trabajó en el desvío del tránsito. El barrio Santa Rosa no se inundaba desde hace siete años. “El río esta vez se desbordó por detrás de nuestras casas. Y se vino sin control hacia nosotros. Al comenzar a salir la Municipalidad intentó frenar las aguas levantando defensas con ripios y piedras. Pero la fuerza del torrente arrastró con todo” contó Toranzo.

Ayuda de voluntarios

Los inundados de Río Chico se autoevacuaron y refugiaron, como en otros años, sobre la ruta 332. “Esta es una desgracia que la vivimos cada dos o tres años. Anoche cerca de las 24 hemos tenido que salir a las apuradas con los niños hacia la ruta con algo de ropas nomás. El agua llegó con todo mientras caía una lluvia que parecía un diluvio. Desde la comuna no llegó nadie. Estuvimos y estamos sin asistencia hasta ahora”, contó Judith Aguilar. En la carretera levantó un toldo prestado por un voluntario que llegó a prestarles ayuda. Fue precisamente la solidaridad de los particulares lo que más se advirtió en el lugar en que permanecían los afectados. Desde Salta llegaron con alimentos y agua, para incorporarse a militantes locales, integrantes del movimiento social “Brazo Libertario”. En Río Chico y la Colonia Uno de Santa Ana la gente acusó pérdidas casi totales de sus pertenencias. El interior de sus viviendas, tras el escurrimiento de las aguas, quedó inundada de barro y con restos de basuras. También se advirtió la presencia de roedores, arañas y ofidios que arrastró la corriente.

Los vecinos, después del mediodía, se abocaron a la penosa tarea de limpieza. “Nosotras pasamos la noche en una camioneta que logramos sacar hacia la ruta. Llovía mucho y no teníamos donde más refugiarnos. Había gente que estaba a la intemperie”, relató Belén Zamorano. “Esto se repite por la razón de que los trabajos que hicieron en el río son improvisados. Y somos nosotros, los vecinos, los que pagamos las consecuencias” añadió. Belén y otros tres integrantes de su familia trabajaron sin respiro para acondicionar su casa llena de barro y residuos.

Bomberos voluntarios de Santa Ana y Aguilares fueron los encargados de evacuar en la madrugada de ayer a los pobladores en riesgo. Fueron los que se encontraban más cerca del río. En total sumaron 60 los que han sido alojados en la escuela Carlos Pellegrini, confirmó María Lezcano, directora del establecimiento. Algunos de estos al mediodía ya habían regresado a sus hogares.

Autoridades de los ministerios de Educación, de Desarrollo Social y del Interior evaluaron la posibilidad de derivar al hospital de Santa Ana a la gente que permanecía en el local escolar. Ahí había disponibles 30 camas para ser ocupadas por los evacuados.

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