Un tucumano en Kiev: “es como si estuviera viviendo una película peor que Rambo”

Un tucumano en Kiev: “es como si estuviera viviendo una película peor que Rambo”

“Intento dormir, pero es imposible”, relató Vicente Pereyra.

PREOCUPADO. El tucumano Vicente Pereyra, en una foto antes de la invasión, vive en Kiev desde hace 20 años con su familia. PREOCUPADO. El tucumano Vicente Pereyra, en una foto antes de la invasión, vive en Kiev desde hace 20 años con su familia.
27 Febrero 2022

La ciudad sitiada, las calles vacías cubiertas de polvo y humo. Los tanques de guerra y el color verde  militar ya forman parte del paisaje de las ciudades de Ucrania.

Vicente Pereyra es tucumano y vive en Kiev desde hace más de 20 años. Cuando se enamoró de su actual esposa ucraniana, jamás se imaginó que llegaría a vivir un conflicto internacional de esta magnitud.

Al entablar comunicación telefónica con LA GACETA, su voz no expresaba miedo ni  desesperación. Era una mezcla de preocupación y angustia. Demasiada tristeza por ver al país que lo acogió y adoptó como propio hace tantos años entrar en una contienda bélica que ocasionará daños económicos y políticos, y que dejará una gran herida en el pueblo ucraniano. “Sentimos mucha preocupación, miedo no. Queremos que deje de ocurrir todo esto. Es como si estuviera viendo una película peor que las de Rambo”, relató.

El día del avance de la operación militar rusa, Vicente acompañado de su familia, pasó horas de alerta e incertidumbre en las plataformas de los subtes, que desde el comienzo de los bombardeos funcionan como búnkers y refugios. La estación se ubica a tres cuadras de su casa en Kiev; y a tan solo 600 metros del punto exacto donde en la madrugada del viernes se produjo un combate muy grande en el que los soldados ucranianos lograron destruir tanques rusos, los mismos que circulan por la capital y convierten las calles en un campo de batalla.

Pereyra regresó a su hogar el viernes y contó que por la noche intentó dormir, pero no pudo. Acaso por los ruidos estruendosos y las sirenas antiaéreas resonando incesantemente que atormentan al país día y noche o por los pensamientos que transitan a mil kilómetros por segundo en su cabeza, deseando que la guerra acabe cuanto antes. “Todo el tiempo se sienten explosiones. Las metralletas antiaéreas están disparando constantemente. En el refugio estuvimos toda la noche sin dormir. Ahora en casa intento dormir pero no se puede, es imposible”, expresó. Y comentó que, al momento de la comunicación, hacía media hora que se había producido la destrucción de un avión con soldados rusos y de otro avión de guerra. “Ayer impactó un misil en un edificio y hoy en otro. Está aumentando la gravedad de la situación”, apuntó.

El pueblo ucraniano manifiesta respeto y admiración por el presidente Volodímir Zelensky. “Está haciendo lo mejor que puede, está haciendo muy bien las cosas. Lo bueno es que ahora se le desconecta el SWIFT bancario a Rusia y eso es tremendo. No se les permitirá participar en nada internacional”, afirmó el tucumano. Pereyra indicó que el gobierno ordenó el toque de queda desde las 17 del sábado hasta las 8 del lunes. “La persona que entró en el refugio ya se queda ahí. Hay estado de sitio total. Sólo el ejército puede circular, pero si un ciudadano está dirigiéndose a un refugio no hay ningún problema”, explicó. También detalló que pese a la situación caótica y a los horarios restringidos de circulación, no están teniendo problemas con el abastecimiento de suministros básicos. “Con los supermercados no hay problema. Abren una determinada cantidad de tiempo, dos o tres horas por la mañana y hay varios lugares donde se puede ir a comprar. Conseguimos todo”, comentó. Pero lamentó la angustiante realidad que vive el país estos últimos días. “Hay muchos combates en la ciudad, van 198 fallecidos ucranianos entre ellos tres niños. Más los soldados rusos muertos. Es una situación tremenda”, dijo. Y lejos de su familia en Argentina desea: “ que todo esto pare cuanto antes. Oren por Ucrania y oren por el mundo”, pidió esperanzado.

(Producción periodística: Graciela Di Vico).

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