En el mercado Dorrego aún no tienen ganancias

A un año del cierre del Mercado del Norte, ex puesteros declaran padecer consecuencias económicas y psicológicas. Según el municipio, se necesitaría una inversión de $ 1.500 millones.

DISCONFORMIDAD. En los días de altas temperaturas los puesteros padecen golpes de calor. foto de Graciela di Vico DISCONFORMIDAD. En los días de altas temperaturas los puesteros padecen golpes de calor. foto de Graciela di Vico
30 Enero 2022

Durante los últimos días de septiembre de 2021 la municipalidad de San Miguel de Tucumán había inaugurado el Mercado Barrial Dorrego, ubicado en el cruce de avenida Roca y Marina Alfaro, donde se trasladaron 32 puesteros de los 100 que trabajaban en el Mercado del Norte, en la esquina de Maipú y Mendoza. “El mercado de la plazoleta Dorrego obviamente no tiene las características que tenía el Mercado del Norte, pero se trató de contemplar a los puesteros más pequeños y que más lo necesitaban. Es cierto que nadie está bien económicamente, pero algunos propietarios tenían otras sucursales, tenían una estructura mejor. Entonces se trató de solucionar la situación de los que tenían solamente ese puesto, fue esa la prioridad”, manifestó LA GACETA Claudio Viña, secretario de Ingresos Municipales.

De esos 32 puestos que habían sido habilitados el año pasado y que estaban listos para ser ocupados, hoy solamente están en funcionamiento poco más de la mitad. Muchos puesteros los explotaron durante un breve lapso y luego cerraron. Algunos, inclusive, no llegaron a atender al público jamás.

“Estamos aquí desde agosto. Hay siete puestos cerrados. Algunos no abrieron nunca y son puestos vacíos. Económicamente no está funcionando. No tenemos apoyo de nadie”, describe Ginés Parra, quien hace 62 años mantenía su pizzería en el mercado. “Nos trajeron aquí, pero no podemos recuperarnos”, lamentó.

Por su parte, Hugo, quien declara haber sido dueño durante más de 40 años de una pollería y fiambrería, recuerda con tristeza la difícil situación que les tocó vivir junto a sus compañeros del mercado al tener que dejar atrás años de esfuerzo y trabajo. “Esto es traumático. La mayoría de los dueños somos adultos mayores y por la edad, empezar de cero tras 40 años es muy doloroso. Al mercado lo hicieron a pulmón nuestros abuelos... no respetaron la historia. A algunos les costó la vida, problemas psicológicos y depresión. Es muy duro” manifestó.

Los trabajadores cuentan que a cuatro meses de haberse instalado en el nuevo mercado, aún no logran reponerse económicamente de la inversión y que, además, la pérdida de clientela fue muy significativa.

“Tuvimos que invertir en todo de nuevo, dejamos cosas allá que valen mucho dinero y no pudimos recuperarlas. Agradecemos este espacio, pero no es suficiente, todavía no vemos ganancia, no recuperamos lo perdido. Perdimos muchos clientes de una edad que no les permite venir hasta aquí, en el mercado compraban en su lugar de confianza”, sostiene Hugo.

La nostalgia y la desilusión son sensaciones que invaden a los ex puesteros, y lamentan el modo en el que se abordó la situación por parte de las autoridades municipales. “Fue un desalojo a pesar que ellos le llamaron evacuación. Nos trajeron acá, vinimos con una mano adelante y la otra atrás. Dijeron que el mercado se iba a derrumbar, pero ¿con los sismos se cayó algo? No hubo comunicación, no hubo dialogo. Necesitaba una refacción que nosotros no podíamos afrontar pero podíamos colaborar” afirmaron.

En lo que respecta a los rumores de un posible proyecto para la reconstrucción del mercado y su licitación, autoridades municipales ratificaron que no hay planes a corto plazo y que lo que están haciendo son obras para salvaguardar la estructura. “Lo que se está haciendo no son obras sino una especie de apuntalamiento para que las estructuras que estaban muy deterioradas no cedan. Más aún con los movimientos sísmicos que pueden haber complicado la falla que ya tenía”, afirmó Viña. El funcionario resaltó que desde la intendencia ven la necesidad de volver a poner en marcha el mercado, ya que forma parte de la historia de Tucumán. “Requiere de una inversión concreta por arriba de los 1.500 millones de pesos. Se necesita de un inversor externo o de un préstamo fuera del presupuesto del municipio” remarcó el secretario de Ingresos Municipales.

El funcionario se refirió al descontento que manifiestan los puesteros y dijo que “el municipio no tomó una medida de castigo ni fue algo decidido unilateralmente. El edificio estaba por colapsar y la Justicia ordenó su desalojo porque era realmente peligroso para la vida y salud de los trabajadores y clientes. Es cierto que estuvieron allí por años sin pagar ningún cargo, sin tener ningún decreto o elemento que les dé alguna concesión, estaban por la antigüedad y permanencia pero no por una concesión formalmente otorgada como corresponde a todo espacio público, lo que no quiere decir que se tomó esa decisión por eso, no es que se vulneró derechos; lógicamente todos quieren trabajar” puntualizó. (Producción periodística, Graciela Di Vico).

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