Argentina se hunde en la tabla mundial de corrupción

Argentina se hunde en la tabla mundial de corrupción

La presentación de la edición 2021 del Índice de Percepción de la Corrupción corrobora cómo la Argentina sigue perdiendo posiciones en la lucha contra uno de los males que amenazan la democracia. Transparencia Internacional, la organización que elabora la tabla, asignó 38 puntos sobre 100 posibles al país, calificación que comporta una reducción de cuatro unidades respecto del puntaje obtenido en 2020. La Argentina quedó a cinco puntos de la media internacional de 43. Este retroceso es el más pronunciado en una región caracterizada, en términos generales, por la parálisis en la batalla contra la corrupción y donde sólo se destacan los progresos consistentes de Uruguay.

“La injerencia del poder político en la Justicia argentina pone en jaque su independencia y consolida la sensación de impunidad en el país. 2021 fue un año también marcado por la falta de integridad: durante la pandemia hubo abusos de poder plasmados en el esquema discrecional de vacunación (Vacunatorio VIP) para funcionarios y allegados; compras y contrataciones poco transparentes, y comportamiento poco ético de los funcionarios públicos”, analiza el informe publicado ayer. Y añade que en Perú (36 puntos), que retrocedió dos unidades en el Índice, también se observan este tipo de conductas. “En el país andino, 487 personas, incluyendo altos funcionarios públicos y sus familias, se vacunaron secretamente antes que los trabajadores de salud”, observa el reporte.

La calificación recibida coloca a la Argentina en el puesto 96 del ranking que componen 180 naciones. Esto quiere decir que el país se sumó a la mitad que integran los Estados menos transparentes del mundo. Es una caída estrepitosa si se considera que en la medición anterior la Argentina ocupaba el peldaño 78 correspondiente a los 42 puntos que había conseguido. El mejor desempeño del país data de 2019, cuando logró una nota de 45/100 y trepó al puesto 66 de la tabla. En tres años, la Argentina se deshizo de 30 lugares. Si no hay un cambio de tendencia relevante, las señales indican una vuelta a la situación de 2015, cuando se logró la nota más baja registrada: 32 puntos. En ese año, el país acabó en el lugar 107 sobre 168 posibilidades.

El Índice toma como referencia la corrupción del sector público en sus distintas manifestaciones: coimas; malversaciones de fondos; uso privado del patrimonio estatal sin consecuencias; tolerancia hacia las prácticas corruptas; secretismo; nepotismo; escasez o inexistencia de leyes anticorrupción; impunidad de los poderosos; persecución de quienes exponen a los corruptos, etcétera. Al tratarse de una evaluación internacional, esta permite hacer comparaciones, y ofrece la chance de entender el impacto de la corrupción sobre el desarrollo humano y la vigencia de los valores democráticos. En el caso de la Argentina, su pésimo desempeño es otra señal más del pantano en el que se encuentra, un punto de zozobra que día a día lleva a más y a más compatriotas a emigrar en busca de oportunidades de vida en sociedades que ofrezcan mejores estándares éticos y de integridad públicos.

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