Las bocas de registro, un peligro constante

Las bocas de registro, un peligro constante

Este lunes LA GACETA publicó un ensayo fotográfico que daba cuenta de del mal estado en que se encuentran algunas bocas de registro de la red de cloacas de San Miguel de Tucumán.

En la galería de imágenes se mostraron sólo algunos ejemplos de los cientos que vemos a diario por las calles de la capital, como también en el resto del área metropolitana. Hay bocas que están rotas, les falta una parte, están peligrosamente levantadas o directamente desaparecieron.

Se hizo un veloz recorrido por calle San Juan hacia el oeste, donde se observaron estos problemas a las alturas del 4.200, 3.300, 2.400, 1.100, 2.700 y 3.900. También se publicó una tapa ubicada en la transitada intersección de la avenida Ejército del Norte y Don Bosco, que se encuentra levantada unos 30 centímetros por encima del pavimento y donde los vecinos colocaron cajones de madera para evitar accidentes. Al pie de este ensayo, un lector consignó en el foro que quizás “la decana” de las bocas rotas es la que está en el cruce de Santiago y Muñecas, a la que desde hace meses le falta una mitad y obliga a peligrosas maniobras, sobre todo de motociclistas y ciclistas, para evitar un accidente.

Este problema no es nuevo pero pareciera que fue agravándose con el paso de los años, quizás en paralelo con el crecimiento exponencial del parque automotor. Constituyen un enorme riesgo y son causales de numerosos siniestros viales, principalmente de noche cuando es más difícil advertir que están averiadas, levantadas o que directamente faltan.

Como dijimos, los que se llevan la peor parte son las motos y las bicicletas, pero también representan un peligro para los vehículos más grandes, que al chocar las que están levantadas pueden romper el auto o la camioneta, y además pueden causar accidentes mayores en un brusco intento por esquivarlas.

A lo largo de los dos millones de metros lineales que tiene la red cloacal de la capital existen 15.438 bocas de registro. Las causas de su mal estado van desde las roturas que va provocando el paso de vehículos de gran porte, hasta la falta de mantenimiento o directamente el robo. Estos discos de hierro pesan casi 80 kilos y su sustracción se ha ido extendiendo de la mano de la crisis económica y la falta de empleo, según denunciaron funcionarios de la SAT en una nota de LA GACETA publicada hace poco más de un año.

Las tapas se roban, se les lima el número de serie, se rompen en varios pedazos y se venden por kilo. ¿Quiénes compran este hierro robado? Habría que consultarles a la Policía y a la Justicia. La responsabilidad de este problema es compartida, aunque la principal obligación recae sobre Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), quien tiene a su cargo la reparación y reposición de las bocas, y del Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán (Ersept), organismo que debe controlar que la empresa estatal de agua y cloacas cumpla con su deber.

Según la ordenanza 4.160, sancionada en 2009, la SAT debía pagar una multa de, en aquel entonces, entre $ 2.000 y $ 6.000 por cada boca que faltara o que no estuviere al nivel de la superficie del pavimento.

Según el municipio de la capital nunca se abonó una multa por esta transgresión y se estima que en la actualidad hay más de 300 bocas que faltan, están levantadas o averiadas. La Municipalidad también repone algunas tapas averiadas o sustraídas, al igual que las rejas de hierro de los desagües pluviales, fabricadas por herreros del departamento de Ingeniería de la Dirección de Obras Viales. Sin embargo, el municipio debería ser más celoso en el control de este mantenimiento, sobre todo cuando se repavimenta una calle y se detecta una faltante.

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