Requisitos para viajar con niños

Requisitos para viajar con niños

Cuáles son los sistemas de retención indispensables para movilizarnos en auto con menores y qué dice la normativa al respecto. Vacaciones en familia con conciencia.

Enero es el mes bisagra que nos abre paso al descanso, a un lapsus en el cual la alegría se filtra junto al protector solar por cada poro de nuestro cuerpo. No obstante, esto no implica un relajo total y hay normas que debemos obedecer pese a estar en “modo vacaciones”.

Según un informe publicado hace un par de años por el observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en la Argentina siete de cada 10 niños no viajan en auto con las medidas de protección adecuadas. A eso, le sumamos otro dato: en 2021 los recién nacidos y menores de 14 representaron el 4% de las víctimas fatales por accidentes de tránsito.

Para evitar desgracias y llegar a destino con las ansias intactas de playa o paisajes verdes, existen una serie de normativas a tener en mente. La principal, es que la Ley Nacional de Tránsito N° 24.449 (con su respectiva modificatoria) establece el uso de diversos sistemas de Retención Infantil (SRI) para transitar en cortas y largas distancias.

Estos elementos, conocidos de toda la vida como “sillitas”, son capaces de reducir entre el 50% y el 70% los riesgos de muerte infantil en un siniestro. El problema es que su empleo incorrecto es igual de pernicioso que su ausencia.

“Al resultar tan costosas, para aliviar el bolsillo muchísimos padres optan por utilizar sillitas prestadas o cedidas por algún familiar o deciden invertir en una de calidad pero contemplando que luego pase al hermanito. No cualquier sistema de retención es apto para nuestros hijos. Al contrario, los modelos que existen son bastante precisos y debemos elegir aquellos que se adapten a la altura, edad y peso del pequeño”, explica la traumatóloga Lorena Latini.

En la práctica, el objetivo es evitar que la cabeza del menor no sobresalga por encima de la estructura ni el respaldo atente contra la posición natural de la espalda. “Al comprarlas también es preciso chequear que vengan homologadas para garantizar sus características ergonómicas y omitir productos hechos con materiales tóxicos (hay sillas truchas fabricadas con plásticos contaminados) o alergénicos”, detalla la médica.

Tipos de sillas

La mayoría de los sistemas de retención infantil se adaptan a cualquier tipo de auto. Sin embargo, es aconsejable cerciorarnos de antemano que tipo de sujeción poseemos. Acorde a la ANSV, la división es:

- Grupo 0: acá se ubican las sillas cunas pensadas para recién nacidos y bebés de hasta seis meses. Soportan un peso máximo de 10 kilos y el niño debe ir acostado y observando la luneta del vehículo.

- Grupo 0 +: las sillitas son reconocibles por su estructura ovalada (como un huevo o caparazón). Se recomiendan para los niños de cero a 15 meses y con un peso de hasta 13 kilos. En este soporte la cabeza del niño también tiene que mirar hacia atrás del vehículo para proteger su cuello y columna vertebral ante choques.

- Grupo 1: contempla la protección de chicos de uno a cuatro años, y que pesen entre nueve y 18 kilos. A diferencia de los dispositivos anteriores, estas sillas se colocan en sentido de la marcha del auto.

- Grupo 2: le corresponde a los pequeños de cuatro a seis años o que oscilen entre los 15 y los 27 kilos. Dichas sillas se fijan de forma que el niño vea hacia adelante.

- Grupo 3: agrupa a los mini viajeros de seis a 13 años y que pesen de 22 a 36 kilos. Durante esta etapa de desarrollo, la reglamentación indica que los menores ya pueden circular con el cinturón de seguridad del rodado, pero tienen que complementarlo con un booster (parecido a las butacas plásticas que brindan altura en los cines).

Cuidado con...

Para optimizar la seguridad de nuestros hijos existen dos observaciones extra a las que se debe prestar atención.

“Por su manipulación, los golpes o el movimiento constante, los materiales con que están hechos los dispositivos de retención infantil sufren a la larga un impacto. Por tal motivo, es poco recomendable adquirirlas usadas. Las sillas poseen una fecha de vencimiento e igual que con la cubierta de los vehículos o cascos de las motos se recomienda actualizarlos cada cinco años”, comenta el abogado Jorge Rodríguez Robledo, especialista en educación y seguridad vial.

Además, antes de partir siempre hay que chequear su instalación. Una silla bien encastrada no se mueve más de 2,5 centímetros al forzarla. “Luego de asegurar el dispositivo al cinturón del rodado, un error frecuente entre los papás es nunca asegurar el segundo cinturón que trae la sillita y ajustarlo a las medidas del niño. La mayoría cree que tanta presión hará que se sienta incómodo, vaya tenso o acabe lastimado. Al contrario, la alta sujeción disminuye los resultados trágicos al pasar por un imprevisto”, detalla.

Para quienes transiten por los Valles o decidan vacacionar en otra provincia, la Ley Nacional de Tránsito es tajante: los menores de 12 años tienen prohibido viajar en el asiento delantero del rodado.

“Tampoco es posible que los niños con una estatura inferior al metro y medio vayan adelante, junto al conductor. El motivo es que los cinturones de seguridad tienen que pasar sobre nuestra clavícula y nunca por encima del cuello o presionando la garganta. Al ser más bajitos, en un accidente, esta situación podría generar graves lesiones en los chicos”, acota Rodríguez Robledo.

En casos afines y mientras se cumpla con la edad reglamentada, el booster es la protección que permitirá zanjar el conflicto de estatura.

Advertencias adicionales

En los vehículos con cabina simple (por ejemplo, camionetas que posean apenas dos butacas) el traslado de niños está vedado.

“Sobre las ventanillas, la sugerencia es que permanezcan abiertas o cerradas por completo, nunca con los vidrios a la mitad. Una vez acomodada la familia en el vehículo, la última precaución es trabar siempre la apertura interna de puertas al menos hasta los cuatro o cinco años, edad en que podamos explicarles por qué no hay que jugar con ellas”, indica.

Pese a los operativos de control provinciales, el letrado enfatiza que en Tucumán las malas costumbres al volante perduran. “Un justificativo típico para evitar el cinturón es afirmar que vamos a dar trayectos cortos (‘hasta acá nomás’) o dentro de la ciudad. Hay gente que incluso recurre a artimañas como unirlo tras su espalda, quitar la alarma que avisa del cinturón desabrochado o comprar solo el broche y dejarlo puesto para evitar el ruido de los sensores”, asevera.

Por concebir el cinturón como una molestia o estorbo, nuestros esfuerzos por intentar ganarle a la tecnología llevan a un efecto contraproducente. “Pensemos que el sistema del vehículo interpreta que circulamos con el cinturón. De tener un accidente, los airbags se activan a una gran velocidad y la ausencia del cinturón colocado impide que las bolsas de aire cumplan su función específica. Sumado al brusco movimiento del cuerpo, el efecto es capaz de producir lesiones severas o causar la muerte”, advierte el especialista.

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