Viajar sin la pareja ¿te animás?

Viajar sin la pareja ¿te animás?

Hay vínculos que sufren encontronazos al proponer mantener vacaciones por separado. Consejos y sus beneficios

Vacaciones sin pareja. Imagen ilustrativa Vacaciones sin pareja. Imagen ilustrativa

Vacaciones. Son místicas, necesarias y -en ocasiones- el único lapsus que nos mantiene cuerdos. Hasta esta parte el consenso es general (¿quién podría llegar a odiar la calma entre tormentas?).

El problema ocurre cuando al igual que la valija, nuestra pareja se convierte en un complemento de gran peso para irnos de vacaciones. Por tal motivo, hay quienes prefieren optar por viajar solos o con amigos antes que convertir la travesía en una cuestión de a dos.

Aunque la decisión pueda avivar rispideces en el vínculo, para la terapeuta Graciela Lazarte las “vacaciones divididas” traen varios beneficios para las personas que desde hace años se encuentran casadas, de novios y/o conviven.

“Las épocas de descanso traen consigo el concepto de renovar energías y romper por unas semanas con la rutina. El asunto es que -la mayoría de las veces- la lógica de pareja se repite, solo que en otro lugar porque hay una falta de verdaderos espacios de desconexión o predisposición a otros juegos de seducción o desafíos compartidos que reactiven la pasión”, explica la psicoanalista.

Esta secuencia se repite y genera conflictos especialmente entre los enamorados con hábitos demasiado arraigados (por ejemplo, en los horarios de comida y descanso) o disímiles. Además del estrés que producen algunos sacrificios para complacer al acompañante.

“Ante estas situaciones, en el consultorio hay bastante gente que desea contar con momentos de distensión privados. No obstante, son pocos los que se animan (sobre todo en relaciones con hijos) a pasar al hecho y proponer una pausa vacacional cada quien por su lado”, acota.

Los pros

Sea en una idílica bahía despoblada o en pleno microcentro europeo, la profesional señala que sumarnos a esta movida puede colaborar a la introspección y el reencuentro afectivo emocional.

En parejas que están unidas desde hace décadas suele pasar que el tiempo distorsiona los límites entre lo propio y lo ajeno y nuestros gustos o aficiones acaban por moldearse diferente.

“El resultado es una sensación de pérdida, alienación o falta de autonomía. En el fondo, hay cierto malestar porque no nos encontramos”, detalla Lazarte.

Por tal motivo, fijar espacios de desconexión en los cuales analizar nuestras dudas e inseguridades en soledad permite hacer un relevamiento de nuestra vida y animarnos a algunos cambios o decisiones que posponíamos.

“¿Puede hacerse también desde casa y en la comodidad de un sillón? Por supuesto, pero el factor de la aventura y modificación del contexto, cronograma y espacio físico colabora aún más. No por nada se sugiere que viajar abre la mente”, aclara.

La segunda cuestión es la posibilidad de conocer algunos países o territorios pendientes que requieren de actividades no adaptadas para niños o la presencia de menores complica el panorama general. Este planteo ocasiona discusiones difíciles de no tratar la cuestión con consenso, equidad y empatía.

“Para algunos proponer siquiera esto es reprochable debido a los estereotipos que circulan sobre la unión familiar y el rol de los padres como cuidadores full time. Sin embargo, muchos adultos desarrollan mejores vinculaciones entre ellos al darse espacios esporádicos de libertad paternal”, acota la sexóloga Maira Lencina.

Destinos elegidos

Para la consultora turística Teresa Agüero Tapia un fenómeno interesante es la prevalencia de las escapadas entre amigos mayores de 35 años. “En un paneo general, el motivo es que durante esa etapa (con el ya abandono de la juventud) y estabilidad vuelven a nosotros grandes recuerdos del pasado y el deseo de compartir con nuestros pares nuevas hazañas para recordar”, reflexiona.

A nivel nacional, los destinos favoritos de quienes prefieren pasar su receso laboral en compañía de íntimos amigos (tanto jóvenes como grandes) suelen ser Bariloche, los senderos de la Patagonia, Salta y Mendoza (ambas provincias con incursiones a bodegas y el recorrido de paisajes naturales).

Fuera de Argentina, se ubican Brasil (por su accesibilidad, playas y eventos o locales nocturnos) y Perú al perseguir la idea de recorridos por Machu Picchu y desafíos físicos.

“Entre los grupos de mujeres un destino fiestero típico es Ibiza (España), Orlando (por los parques de diversiones) o la alternativa de pasar Navidad o Año Nuevo en Estados Unidos”, especifica.


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