Un ejemplo del Made in China

Un ejemplo del Made in China

“El aro: Resurrección” remite desde el nombre y algunos detalles a la famosa saga japonesa, pero no es su secuela. Un tributo argentino.

PERSONAJE REPETIDO. Una mujer de pelo largo y vestido blanco es el principal lazo entre los distintos “El aro”.  PERSONAJE REPETIDO. Una mujer de pelo largo y vestido blanco es el principal lazo entre los distintos “El aro”.

Hay un ente fantasmal y demoníaco. Viste de blanco y tiene el pelo largo. Lo rodea una estela de muerte. Y la película se llama “El aro”. Pero acá acaba toda similitud.

A las pantallas copadas por filmes infantiles como “Encanto” y “Clifford, el perro rojo”, de superhéroes como “Spider-Man: Sin camino a casa” o de acción y ciencia ficción como “Matrix 4” le hacía falta un aporte del terror, uno de los géneros que más entradas vende. Y se recurrió en tiempos de Navidad a “El aro: Resurrección”, un filme chino lanzado el año pasado que, como muchos productos de esa procedencia, no es original; y por lo que se publicó en la prensa de los países donde ya se lo vio, todo es demasiado trucho.

En 1998, Japón lanzó al mercado cinematográfico mundial la original “El aro”, con el estreno del personaje de Sadako, que llevaba al más allá a todo aquel que viese un video prohibido. La película que se estrena hoy en las salas tucumanas se toma del prestigio ganado por aquella saga, pero se basa libremente en la novela “Ella murió en QQ”, del chino Ma Boyong (QQ es una mensajería instantánea por celular, al estilo WhatsApp, que funciona en China).

El guión comienza con unos jóvenes universitarios que, tiempo atrás, escribieron una novela en modo colaborativo en las redes sociales. De pronto, aparece en Internet un nuevo e inédito capítulo; al leerlo, cada uno muere inesperadamente. La prima de una de las fallecidas comienza a investigar los sucesos, tras descubrir que los cuerpos terminan adoptando exactamente las posiciones descriptas en las páginas del libro, al que empieza a leer, lo que implicaría su condena a muerte. Apenas comienza con su labor, la protagonista Xiao Nuo tiene visiones de una mujer que la acecha.

Pero a no pensar que ese ser maldito es de la envergadura de Sadako u otro fantasma similar. Tampoco se debe esperar que la historia tome vuelo propio, más allá de la aparición de un aspirante a detective que ayude a la protagonista, que remite a otros ya vistos. Todo apunta a un desarrollo previsible para los amantes del género, con consecuencias actualizadas por el paso del tiempo: si a fines del siglo pasado el video dominaba el mercado tecnológico y generaba interés, hoy la web es la reina de todo foco de atención, incluso inconsciente (calcule cuantas veces al día se fija si tiene un mensaje sin haberlo pensado antes o escuchado ringtone alguno).

El misterio de lo que pasa en el terreno de lo sobrenatural se presenta vinculado a una venganza bien terrena, una explicación que podría estar vinculada con la censura en el gigante asiático, donde están prohibidas las películas con fantasmas por considerar que promueven la superstición. Y en pantalla se suceden lugares comunes, como las apariciones de repente, los hospitales abandonados y en ruinas, y efectos sonoros y visuales de clase B.

La principal relación con las famosas películas niponas pasa porque el director es el japonés Norio Tsuruta, quien en 2000 efectivamente fue el responsable de “El Aro 0: Nacimiento”. Ahora está al frente de un elenco desconocido en Occidente, que impulsa el mensaje de los peligros que encierran las redes sociales. Un discurso que se puede entender más relacionado con la política interna que impone el Gobierno de Beijing que con el séptimo arte.

Una trayectoria notable

Por Cine.ar, hoy a las 20 se estrenará gratis “Chango, la luz descubre”, el documental de Alejandra Martín y Paola Rizzi sobre el director de fotografía argentino Félix Monti, quien recibió este año el premio Ástor Piazzolla a la trayectoria en el reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

El Chango Monti es intervino en las dos únicas películas argentinas ganadoras del Oscar (“La historia oficial”, de 1985, y “El secreto de sus ojos”, de 2009) y en decenas de producciones más y a los 83 años sigue en plena actividad. “El filme es el retrato en acción de un artista siempre en tensión consigo mismo”, se anuncia sobre este homenaje en vida a un creador de climas e imágenes inolvidables en cine y en teatro. Aparte de su propia voz, hay testimonios de los directores Fernando Pino Solanas, Lita Stantic, Luis Puenzo, Pompeyo Audivert, Juan José Campanella y Ariel Winograd, entre otros que trabajaron con él.

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