El triunfo de lo presencial

El triunfo de lo presencial

SEPTIEMBRE MUSICAL. Finalmente pudo hacerse con público presente, aunque con aforos reducidos. SEPTIEMBRE MUSICAL. Finalmente pudo hacerse con público presente, aunque con aforos reducidos.

Que se abre, que se cierra a los tres meses, que se vuelve a abrir al 50% de la capacidad, que se aumenta al 70%, que se impone el pase sanitario, que a futuro...

Si 2020 fue el año de la incertidumbre y de lo nuevo en el espectáculo a distancia en los meses de salas cerradas (sin música, cine, danza ni teatro presenciales), 2021 tuvo sus propias características en cuanto al regreso a la experiencia del vivo, única e irrepetible en todo evento artístico. La aparición de conceptos como el tecnovivio (compartir una propuesta por streaming) en reemplazo del convivio en directo y en el mismo tiempo y lugar; el relanzamiento de la idea de mediaturgia (término surgido hace una década referido al uso de Internet en directo durante una performance) o el regreso del radioteatro con las nuevas plataformas indican apuestas que todavía deben tener su desarrollo.

Hasta tanto, la victoria de lo presencial ha sido contundente. Este año prácticamente desaparecieron del espectro los shows y las obras teatrales on line: ha sido mínima la oferta respecto de 12 meses antes, cuando muchos entonces levantaron firme su voz alegando que lo virtual había llegado para quedarse. Puesto a escoger, nadie reemplaza ver algo sentado en el living de la casa cuando puede estar en una butaca. Es que ir a una sala implica un ritual en el que lo artístico es sólo una etapa: decidir qué ver, acicalarse, prepararse, trasladarse, asistir y luego completar la noche con un café o una cena redondean lo que se vive como espectador, que tiene como eje motivador el espectáculo en sí.

En la reciente Fiesta Nacional de Teatro, realizada en La Pampa, se dispuso que las obras invitadas más convocantes se proyectasen en simultáneo en pantalla gigante para quienes no consiguiesen entradas. La propuesta fue definida por Gustavo Uano, el titular del Instituto Nacional de Teatro (organizador del evento), como el mejor fracaso ocurrido y mostró su satisfacción por ello. Lo cierto es que no fue nadie a esa propuesta. La idea que se desprende es que si no estoy en la sala, prefiero no verlo, porque la energía que se transmite entre escenario y platea no se transmite por fibra óptica.

Pero el año no sólo concluye con el balance de lo que pasó, sino que incluye lo que no ocurrió. En la sociedad toda (y en la comunidad artística en particular) todavía se esperan explicaciones sobre la censura a “La puta mejor embalsamada”, la obra cordobesa con estética de bufón dirigida por Julieta Daga. La única reparación posible a la afrenta de considerar al público como un ser que debe ser tutelado y que no puede sacar sus propias conclusiones luego de presenciar una obra teatral (incluyendo la indignacion, por supuesto) es garantizando las condiciones para que las funciones suspendidas se concreten.

Temas Anuario 2021
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