En la UNT ya se percibe el clima electoral

En la UNT ya se percibe el clima electoral

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Durante el año que se inicia dentro de unas horas, una porción de los ciudadanos de la provincia volverá a las urnas. La comunidad reunida en torno de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) -docentes, estudiantes, graduados y no docentes- votará para renovar la totalidad de sus autoridades: desde rector y vicerrector, hasta los miembros de los consejos directivos de cada una de las Facultades, pasando por los decanos y vicedecanos y por los integrantes del Consejo Superior.

Pese a que esta elección se dará a un par de años de iniciada la tercera década del tercer milenio, quien regirá los destinos de la casa de Terán resultará electo mediante la misma herramienta que se viene utilizando en la UNT desde el siglo pasado: la Asamblea Universitaria.

El 30 de octubre de 2014, a un puñado de meses de haber sido ungida como la primera mujer en conducir la UNT, la ex rectora Alicia Bardón había convocado a la Asamblea Universitaria -máximo órgano de Gobierno de la institución-, con el fin de que reforme el estatuto. Uno de los puntos centrales a discutir por los asambleístas -y sobre el cual había muchísima expectativa- era la modificación del sistema electoral.

Las autoridades de la UNT se definen mediante el voto indirecto. En cada una de las 13 unidades académicas, cada estamento elige sus representantes para el Consejo Directivo. Este cuerpo está integrado por seis docentes -dos por los titulares, dos por los asociados y adjuntos, y dos por los jefes de trabajos prácticos y auxiliares de primera-, por tres estudiantes -dos por la mayoría y uno por la primera minoría-, por un egresado y por un no docente. Una vez conformado el Consejo Directivo, sus miembros se reúnen para elegir la fórmula de decano y de vicedecano.

Definidas las conducciones de cada una de las Facultades, los 143 consejeros directivos de todas las facultades y los 13 decanos se reúnen en la Asamblea Universitaria. Esas 156 personas son las encargadas de elegir la fórmula rectoral, que gobernará la UNT durante los siguientes cuatro años.

Aunque el estatuto de la casa de altos estudios no determina la metodología, históricamente esta elección se dio mediante el voto secreto. Este instrumento no pocas veces fue centro de fuertes cuestionamientos. En particular, debido a que resulta demasiado cómodo para maniobras de corrupción.

De hecho, en mayo de 2010, a días de que se reúna la Asamblea Universitaria, un escándalo sacudió los cimientos de la UNT, y su ola expansiva incluso alcanzó los medios nacionales: el entonces funcionario del Rectorado Ramiro Moreno había sido filmado cuando ofrecía a un consejero directivo contratos en la UNT a cambio de su voto por la fórmula rectoral integrada por el ex rector Juan Alberto Cerisola y por Bardón, como postulante a vicerrectora.

La denuncia, devenida causa judicial, aún camina cansinamente por los pasillos de los Tribunales federales. Pero la viralización del ofrecimiento no hizo mella entre los consejeros, quienes, mediante el voto secreto consagraron rector por segunda vez a Cerisola, y vicerrectora a Bardón. Esto se dio con la excepción del entonces consejero estudiantil de Derecho Juan Abraham Mussi, quién luego de que no había prosperado su reclamo para se votara a viva voz se retiró del recinto, con el argumento de que la Asamblea estaba manchada de ilegitimidad. Sus homólogos ni siquiera se pusieron colorados, y todo pasó como si nada.

Reforma trunca

El proceso de reforma del estatuto de la UNT, iniciado el 30 de octubre de 2014, se fue diluyendo con el correr del tiempo. De hecho, ni siquiera en sus comienzos se mostró vigoroso: en la mayoría de las sesiones apenas si se alcanzaba el quórum mínimo para funcionar, y no fueron pocas las que directamente cayeron tras el break para el café, o que incluso ni siquiera pudieron comenzar. Prácticamente todas las sesiones fueron presididas por el entonces vicerrector, actual cabeza de la UNT, José García.

Durante los meses previos al inicio de la reforma estatutaria, la UNT organizó mesas paneles, en las cuales disertaron miembros de otras universidades nacionales que ya habían transitado procesos similares. Uno de los comunes denominadores de esas conferencias había sido, precisamente, el sistema electoral incorporado a los flamantes estatutos. En casi todos los casos se había impuesto el voto directo, aun con alguna ponderación estamental: el voto del docente no valía igual que el del alumno, por ejemplo.

La última mención a la reforma del estatuto la pronunció García, en una entrevista que concedió a LA GACETA, publicada el 24 de febrero de 2019. “La comisión redactora pasó lo trabajado hasta el momento al cuerpo de abogados. Tenemos dos ejes que no hemos discutido: órganos de Gobierno y sistema electoral. La Asamblea será convocada para discutirlos. Hay que terminar con el estatuto durante esta gestión, la propuesta es hacerlo este año”, había dicho el rector. Nada pasó, sin embargo.

Proceso abierto

Con ese antecedente se llega a un 2022 durante el cual se dará un proceso eleccionario indirecto, tras el cual una nueva Asamblea Universitaria elegirá la conducción que regirá la UNT hasta 2026.

Hasta el momento, dos candidatos están lanzados. Uno, abiertamente: el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, José Luis Jiménez. El otro, aún en versión rumor: el actual vicerrector, Sergio Pagani.

Del primero bisbisean sus cercanos que cuenta con el aval de siete Facultades. Pero no es un rumor que se haya mostrado junto al mandamás del gremio de los no docentes, y peso pesado dentro de la política universitaria, Ángel “Zurdo” Morales. El 26 de septiembre, Jiménez había posteado en su cuenta personal de Facebook una foto en la cual se lo veía compartiendo un café con Morales y con funcionarios de Económicas, entre otros. Acompañó la imagen con la leyenda: “reunión de amigos conversando sobre el futuro de nuestra universidad”.

Como buen contador, de modo escalonado va anunciando las “resoluciones técnicas” de lo que hará si es electo. Cabe preguntarse si tiene real dimensión de lo que significa navegar por las profundas aguas del Rectorado, y si su novel equipo tiene la expertise necesaria para llevarlo a buen puerto. Por lo pronto, “Pío”, como se le conoce, ya demostró que no le teme a la “vieja guardia” ni a los hombres del poder universitario: estuvo a punto de llevar a juicio académico nada menos que a Cerisola, actualmente procesado por presunta malversación culposa de los fondos provenientes de las utilidades de Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD).

Pagani, por su parte, hace culto de un bajísimo perfil. Ex decano de Ciencias Exactas, llegó a vicerrector de la mano del influyente secretario General de la UNT, José Hugo Saab, quien ostenta el récord de ser el operador que solo perdió una vez la disputa rectoral y ello ocurrió cuando no contaba con “el casillero del medio” en el manejo del Rectorado: operaba en favor de la ex vicerrectora María Luisa “Pini” Rossi de Hernández, que pujó contra Cerisola desde afuera.

Por su parte Pagani es un hombre enigmático. Muy pocos saben lo que piensa; y casi nadie, lo que propone. A su favor tiene todo el establishment del Rectorado -y el uso de los recursos propios del oficialismo-. En su contra, al menos hasta el momento, está el poderoso gremio no docente: la Asociación del Personal de la UNT (Apunt), el cual se puso en alerta debido a la impronta discursiva  del vicerrector contra aquellos; un desatino en período preelectoral.

Posibles apariciones

Dos nombres sobrevuelan la vetusta casona de Ayacucho 491. No asoma claro aún si finalmente cobrarán cuerpo; y tampoco bajo qué rótulo lo harán, si ello sucede: podrían aspirar a la oficina de rector, o secundar a un candidato. Se trata de la decana de Filosofía y Letras, Mercedes Leal, y de su par de Educación Física, Rubén Taboada.

La primera integró el gabinete del ex ministro de Educación de la Nación Nicolás Trotta hasta principios de año. Luego regresó para ocuparse de lleno a la gestión en su unidad académica. Fuentes universitarias cuentan que tiene un predicamento importante en alguna Facultad, pero, sobre todo, entre el kirchnerismo duro. Este detalle podría acercarla a Pagani, que otrora supo hacer gala de una excelente relación con las altas esferas K, al punto de fotografiarse con el ex secretario de Obras Públicas de la Nación, el tucumano José López -recientemente beneficiado con la libertad condicional-. Taboada podría definirse como el “lado B” de Leal, con vínculos en Facultades cercanas al radicalismo.

De cualquier manera, hoy el “poroteo” muestra mucha paridad. Y aún resta tiempo importante: el proceso electoral de la UNT se desarrollará durante mayo: el martes 3 votarán docentes y no docentes, para elegir consejeros directivos. Al día siguiente lo harán los estudiantes; y el jueves 5, los egresados. Los electos asumirán el viernes 13; y ese día elegirán decano y vicedecano, quienes asumirán el martes 17. El jueves 19 se reunirá la Asamblea Universitaria para elegir rector y vicerrector, quienes jurarán el 30 del mismo mes.

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