2022: el poder de las vacunas nos devolverá nuestras costumbres

2022: el poder de las vacunas nos devolverá nuestras costumbres

Especialistas explican cómo es la situación sanitaria en el cierre del año y anticipan cuáles serán los pasos que deberemos dar de aquí en más.

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El alfabeto griego consta de 24 letras. Cuando el 1 de junio la Organización Mundial de la Salud decidió nombrar a la variante del Reino Unido como Alfa, seguramente no pensaron que en poco tiempo tendrían que comenzar a utilizar otra nomenclatura. En un año y medio llegamos a Ómicron, la letra 15. ¿Cuánto faltará para alcanzar a Omega?

De todas las letras, la OMS decidió omitir dos hasta llegar a Ómicron: Nu y Xi. Un portavoz de la OMS dijo que Nu se confundiría muy fácilmente con “new” (nuevo) y que Xi se omitió porque es un apellido común. También resulta ser el nombre del presidente de China (Xi Jinping). La idea, dijeron, era no estigmatizar a personas ni a países.

Pero, ¿qué pasará en 2022? Llevamos dos años desde que se descubrió la cepa originaria en Wuhan, China, con casi 5,5 millones de muertos y 275 millones de contagiados. ¿Cuánto más deberemos convivir con este virus? ¿Llegó para quedarse? ¿Se transformará en una gripe que será controlada sólo con vacunas?

Cuatro infectólogos consultados por LA GACETA advierten que nuestra paciencia, con matices, deberá estar fuerte para 2022. Y que hacer futurología en un mundo tan desigual es muy complicado. Coinciden, sin embargo, en que es esperable que el virus pierda fuerza. Pero que deberemos convivir con él utilizando las herramientas que tenemos desde el primer día, como el barbijo y el distanciamiento social, y las que llegaron a fines del año pasado: las vacunas.

Tres dosis

Aída Torres, directora médica del Centro de Estudios Infectológicos y Vacunación de Tucumán (Ceivac), considera que al avance o al retroceso de la pandemia deberemos ir viéndolo día a día durante 2022. “Por lo que se ve en el mundo, a los países que tienen mayor inmunización les fue mejor con la variante Delta, pero les costó bajar los índices. De manera que llegamos a 2022 con la variante Delta circulando y hay gente que no tiene las dos dosis. Aparentemente con las nuevas variantes, como Ómicron, necesitaríamos tres dosis, por lo que no sabemos muy bien cómo nos va a ir. El nivel de vacunación va a ir aumentando, por lo que va a depender de los cuidados y de la vacunación de que podamos controlar esta variante”, explicó.

Justamente con respecto a nuevas variantes, la experta indicó que ya apareció Ómicron, de manera que pueden aparecer otras. “Pero la característica que va tomando la pandemia es alentadora en alguna medida, ya que las variantes, a pesar de que son más contagiosas, son más benignas, en el sentido de que no afectan tanto al pulmón, si no más bien se asemeja a un cuadro gripal de manera que van variando”, explicó. Y aclaró: “esto ocurrió con otras pandemias, como la mal llamada gripe española, que llegó a la Argentina con un virus bastante atenuado luego de varios años. Hay que ir viendo cómo se presenta. El problema de 2022 estará en el invierno, hay que llegar a las tres dosis, sobre todo las personas de riesgo. Como hicieron en Israel, tres dosis para todo el mundo, incluso los niños, y eso fue una solución”.

Sin futurología

Con ella coincide el infectólogo Javier Farina, uno de los asesores del presidente Alberto Fernández. “La posibilidad de la aparición de una nueva variante siempre está, es muy posible con el virus ARN. Pero para evitar que esto suceda hay que generar el acceso a la vacunación de todo el globo, de todo el planeta. Seguramente vamos a tener que vacunarnos nuevamente, con vacunas específicas para las nuevas variantes, vacunas de nueva generación. La respuesta concreta a la pregunta está abierta, pero lo más probable es que sí debamos vacunarnos nuevamente”, explicó. Y profundizó: “no hay una respuesta sobre cuánto puede durar una pandemia. Depende del comportamiento de la humanidad. Aquí tenemos la chance de disminuir el tiempo de duración justamente con el acceso a la vacunación, pero un tiempo prudencial sería entre cuatro y cinco años. Esto no es una respuesta 100% válida ya que depende de muchas variables”.

Según Torres, el coronavirus se caracteriza por no respetar las estaciones. “Se agudiza en invierno ya que hay más amontonamientos, más contagios, y se junta con los virus respiratorios, como el gripal, que puede complicar más la situación. De manera que sí se transformaría en un virus endémico, pero no sabemos con qué característica. Se va a disponer de nuevas vacunas, con pequeñas modificaciones, cambiando la plataforma sobre el ARN, por lo que en poco tiempo se pueden aplicar si los organismos regulatorios la aprueban”, anticipó.

“La situación epidemiológica en 2022 va a depender de los cuidados que tengamos en invierno, de que las variantes sean menos patógenas y de que se vacune la mayor cantidad de personas -sostuvo-. Son las tres cosas que tienen que ir unidas para tener un 2022 más tranquilo, pero en general creo que se va a ir tranquilizando con la inmunidad entre los contagiados y los vacunados. El virus se va combatiendo en todas partes del mundo”.

Más de lo que viene

Rogelio Calli, director de Epidemiología de la Provincia, augura que vamos a tener brotes epidémicos estacionales en 2022. “Hay muchos problemas a nivel mundial que hay que resolver, hay países que no tienen vacunas. En esta pandemia debemos aprender todos los días algo nuevo. No hay definiciones con respecto a nuevas vacunas. Se habló primero de una dosis, luego de una segunda y ahora de una tercera”, indicó. “Hay enfermedades como la gripe que requieren todos los años de una vacunación. En este caso aún no se sabe cómo se va a comportar, pero ojalá sea más benigna”.

¿Qué son las mutaciones?

Gustavo Costilla Campero es jefe de Infectología del Hospital Padilla. Según él, habrá nuevas variantes mientras el virus continúe con una elevada transmisión y se replique en la población. “Hay que tener en cuenta que el virus, al igual que cualquier otro organismo vivo, cambia con el tiempo. Son mutaciones que provocan alteraciones en la estructura del virus y estas mutaciones son incorporadas en las siguientes generaciones. Cuando una o varias de estas mutaciones se mantienen en el tiempo consideramos que existe una variante nueva, que es como una nueva rama del mismo árbol”, graficó.

Y agregó: “la mutación podría ser categorizada, según su interés desde el punto de vista sanitario, como una variante de preocupación por la OMS cuando aumenta la infectividad o la capacidad para replicarse. Entonces esta variante tendrá una ventaja frente al resto de variantes y se convierte en predominante. Por todo esto, seguramente nos vamos a tener que vacunar de nuevo”, enfayizó. En ese sentido, Costilla Campero aclaró que la covid-19 se convirtió en una enfermedad inmunoprevenible. “Será necesario que nos vacunemos periódicamente para mantener la inmunidad generada, principalmente la población de ciertos grupos de riesgo, como las personas con edad avanzada y comorbilidades -resaltó-. Estas vacunas deben incluir los antígenos de las nuevas variantes que deben ser vigiladas, como funciona con las vacunas antigripales que nos colocamos anualmente”.

Para considerar

Torres advierte que un inconveniente es el transporte aéreo. “Las variantes son muy contagiosas, de manera que pueden circular con muchísima rapidez y eso complicaría el movimiento pandémico en 2022 -analizó-. Cada pandemia tiene su propia duración; la gripe española duró seis años, la de la poliomielitis muchísimos años, hay lugares que aún la tienen. Cada una tiene su característica, desde la pandemia de la H1N1, la gripal, que se combatió con vacunas muy efectivas. Aparentemente esta va en descenso y esperamos que sea una de las que se combata con más rapidez”.

Costilla Campero advierte que las pandemias no tienen fecha de caducidad. “La duración va a depender de que se logre el control de la enfermedad, la disminución sostenida de nuevas infecciones o bien cuando se la elimine, es decir cuando no tengamos casos clínicos de covid, o se la erradique, que es cuando no tengamos el virus circulante. Pero esto debe producirse en varias regiones del mundo y depende de que se integren varios factores. Por ejemplo, si la población alcanza una inmunidad duradera, ya sea por infección natural o bien adquirida por la vacuna, tendremos muchas menos personas susceptibles. O bien porque estos cambios que puede sufrir deriven en variantes que permitan disminuir la transmisibilidad o no quedar en reservorios”, explicó.

“Hay que tener en cuenta que hubo pandemias cortas, de uno o dos años, como el caso de la influenza o el sars covid 1, pero otra de muchos años: llevamos más de 40 años con la pandemia de VHI Sida -añadió Costilla Campero-. El virus se puede convertir en endémico luego de varias temporadas y podría aparecer en conglomerados de poblados en algunas regiones. Pero también, como la infuenza o el coqueluche, puede estar bajo control sanitario, que es la expectativa a nivel mundial ahora. E primer objetivo es lograr el control de nuevas infecciones y luego eliminar todos los casos que aparezcan”.

Letras griegas

Hace dos años, a esta misma altura de diciembre, de se descubría el primer caso de coronavirus sars-covid 2 en China. Desde entonces el mundo cambió. Hace un año llegaron a Argentina las primeras vacunas. La última esperanza. Pero parece que el virus seguirá entre nosotros. El alfabeto griego fue fundamental para propagar la cultura y permitió que obras como la Ilíada y la Odisea trascendieran. Quedan nueve letras para renombrar variantes del coronavirus. Ojalá que no hagan falta.

PUNTOS DE VISTA

Enfrentando un enemigo poderoso

Por Olga Fernández / directora del hospital Padilla.

Se escucha el eco de los recuerdos recientes, junto al presente que vivimos y caen una a una las lágrimas, envuelven misteriosos suspiros… Cuánto duele lo vivido por las pérdidas que hubo. Como así también satisface la sensación del deber que se está cumpliendo. El sector salud tuvo este año, al igual que en 2020, una tarea especial, difícil, comprometida, delicada. Le tocó enfrentar un enemigo poderoso, que asustó al mundo entero.

Un grupo esencialmente humanista y científico, en una simbiosis que los coloca en un lugar diferente, se encuentra trabajando contra un virus que preocupa y ocupa: el SARS COV 2 y la enfermedad que este produce, la covid-19. La tarea no es fácil. Pero se pudo constituir un equipo sólido, entre los diferentes subsectores que componen el sector de la salud (pública, privada y seguridad social) con un importante diálogo. Hubo conciencia de que se navegaba en un mismo barco.

En cuanto a los recursos humanos, escasos (más aún después de las importantes pérdidas sufridas), el reto fue duro. Para abordar esta pandemia, el Sistema de Salud tuvo que reinventarse, capacitando a médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros profesionales. Trabajaron arduas jornadas, con equipos de protección incómodos, que hasta dañaban el rostro. Pero no fallaron, el personal de salud brindó y brinda día a día su capacidad, compromiso, solvencia y amor al prójimo.

Ningún paciente quedó sin ser atendido ambulatoriamente o internado en el nivel que lo requería. Para lograrlo también se creó nueva infraestructura, se adquirió nuevo equipamiento. Todo esto llevó a un incremento importante en los gastos, con costos en insumos de salud que superaban con creces los incrementos inflacionarios. Hoy existe una gran campaña de vacunación y algo muy valioso y sumamente necesario fue la implementación del pase sanitario, una adecuada y fuerte medida en la prevención de contagios.

Otra epidemia

Otro importante tema que debe abordar día a día el sector de la salud (especialmente los hospitales públicos) es la epidemia de accidentes de tránsito, totalmente prevenible. Los números asustan y las consecuencias aún más. Destruyen familias por muertes (en la mayoría de los casos muy prematuras), secuelas que producen discapacidades desde leves a graves, un arduo trabajo para los equipos de salud y una ocupación importante de las camas de terapia intensiva, siempre escasas y necesarias.

Nos preguntamos entonces qué debemos hacer además de asistir a las víctimas. Desde Salud se promueve la actitud responsable a la hora de conducir un vehículo: no consumir alcohol ni sustancias psicoactivas si va a manejar, usar casco si va en moto y que no suban niños, que no vayan más de dos personas (ambas con casco). Si utiliza un automóvil u otro tipo de rodado: usar siempre cinturón de seguridad. En todos los casos respetar las normas de tránsito. Pero esto no alcanza. Es gran deuda pendiente con nuestra comunidad, a resolver en un trabajo integrado entre diferentes sectores, que permitirá que los equipos de salud puedan asistir oportunamente las otras prestaciones que demanda la comunidad.

¿Qué pasa con los “viejos” en pandemia?

Por Rosana Herrera de Forgas / farmacéutica especialista en tercera edad

Uno de los llamados grupos vulnerables de las sociedades modernas somos los adultos mayores, los de la tercera edad o simplemente los viejos. Ese segmento de la población, que habiendo cumplido con todas las obligaciones familiares y laborales, empieza a transitar la etapa de las rutinas sin horario y sin apuro.

En marzo de 2020 el mundo se puso patas para arriba por culpa de un virus monárquico y letal, que no solamente mató a millones de ciudadanos sino que cambió las costumbres de quienes pudimos desafiarlo y seguir vivos, peleando por volver a la normalidad. Cuidándonos nosotros para poder cuidar al otro.

Esta pandemia nos arrebató no sólo varios afectos cercanos, sino que nos llenó de incertidumbre, de zozobra y de miedo al sentir tan cerca el peso de la edad. Y nos obligó a confirmar, que desde el punto de vista etario, somos los de más  riesgo epidemiológico. Por otro lado, el deber estar tanto tiempo en pausa, encerrados en nuestra casa, hasta poder acceder a las vacunas, obligó a cambiar el foco de la responsabilidad familiar.

Otras dinámicas

Empezamos a ser nosotros los cuidados por los hijos, nietos, sobrinos, hermanos menores; por aquellos que están en la edad productiva y también por quienes no podían dejar de salir a trabajar. Los que con mucha angustia, al regresar a los hogares, lo hacían con el miedo atroz a traer los contagios a sus mayores. Durante la pandemia también tuvimos la oportunidad de estar mucho tiempo a solas con nosotros mismos, soledades que no siempre resultan “una tarea fácil de sobrellevar”. O con las personas con quiénes convivimos. Y muchos, por primera vez, pasamos largas jornadas compartiendo esa convivencia, otra situación que, para algunos, no resultó tampoco demasiado fácil.

La impotencia creo que es la sensación que nos dominó, si es posible elegir una sola. La angustia por no poder ayudar y sentir que en todas las sociedades del mundo se priorizó el cuidado de “los abuelos”.

Descubrimientos

Por otro lado debimos acostumbrarnos, casi de repente, a asumir que la tecnología es la única herramienta posible para acercarnos y la virtualidad empezó a ser nuestra forma de relacionarnos socialmente. Muchos de nosotros aprovechamos el largo recreo para aprender disciplinas que traíamos como asignatura pendiente, por lo que las ofertas de capacitaciones en línea sobre una variada paleta de actividades fue (y es aún) una moneda corriente que nos permitió sentirnos acompañados

Se crearon grupos de Wahtsapp con integrantes unidos por el interés en una problemática determinada. Y en definitiva fuimos protagonistas, en lo que antes era considerado el ocaso de la vida, de una etapa bisagra de la humanidad.

Nuestro pedido

Con respecto a qué anhelamos para los tiempos que vienen: salud, salud, salud. Y poder salir de esta pesadilla, rotos pero fortalecidos,  tomando real dimensión del milagro que es la vida.

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