Steven Spielberg recrea un clásico con su mirada personal

Steven Spielberg recrea un clásico con su mirada personal

“Amor sin barreras” no es una simple remake de la famosa película musical de 1961 sino el relanzamiento de su historia. Debutante.

LA VUELTA A LOS 50. “Amor sin barreras” evoca estéticamente el viejo Nueva York con temas que son actuales. LA VUELTA A LOS 50. “Amor sin barreras” evoca estéticamente el viejo Nueva York con temas que son actuales.

El cine musical vive su segunda etapa dorada en este siglo desde su redescubrimiento por Hollywood y de la mano de grandes directores que han desarrollado películas emblemáticas.

Si alguna firma de prestigio faltaba en el cuadro de honor, Steven Spielberg estampó la suya con una revisión de la obra teatral de 1957 (con famosa versión en pantalla grande de 1961 dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins), “Amor sin barreras”, que está cosechando elogios y aplausos y que hoy se suma a la cartelera de los Cines del Solar (el complejo de avenida Aconquija 1.336 es el único que la anunció). La opinión de los críticos que ya han visto el filme es unánime en considerarlo una producción de calidad, al punto que se espera que su debut en este género se repita a futuro.

El arte de Spielberg para contar historias, que tanto se desarrolló en el drama, el terror y la ciencia ficción, se expresa ahora en el musical que repite la trama que se popularizó mundialmente hace 60 años. Su llegada tardía a este estilo de narración va de la mano con el auge de estos filmes, que había decaído a finales del siglo pasado (en una pendiente que comenzó en los 70), relegado a un nicho o al público adolescente. En los últimos 15 años, las producciones de alta calidad volvieron a popularizarlo y lo lanzaron al primer plano, con ganadoras y nominadas a los premios más importantes.

El director se lanzó al agua con “Tiburón” en 1975 (no tenía 30 años) y no dejó de nadar nunca entre éxitos: “Encuentros cercanos del tercer tipo”, “ET el extraterrestre”, la saga de “Indiana Jones”, “El color púrpura”, “El imperio del sol”, “La lista de Schindler”, “Salvando al soldado Ryan”, “Múnich”, “Lincoln” y “El puente de los espías” son sólo algunas de sus películas que dan muestra de su versatilidad. Pero le faltaba el musical...

En el año de los superhéroes, estrena “Amor sin barreras” para competir (en la Argentina, por lo menos) con el Hombre-Araña y con la nueva de Matrix. Spielberg reconduce la historia romántica de dos jóvenes de familias enfrentadas (los Jets de origen europeo y los Sharks puertorriqueños) desde hace años, en su alegato a la tolerancia y a la comprensión. Y los personajes lo hacen cantando y bailando por las calles de Nueva York.

Hay un claro desafío en hacer algo doblemente clásico. El musical de Broadway al que toma como referencia, tampoco era original: se inspiró en forma obvia en “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, para dotarla de nuevo aire. Spielberg hace lo mismo, con la valentía de quien replica la estética del viejo Hollywood con un lenguaje revitalizado sin perder en ningún momento el sentido artificial del musical donde, de buenas a primeras, las escenas se resuelven entonando una canción (triste o alegre) al ritmo de las inolvidables composiciones de Leonard Bernstein y de Stephen Sondheim. Y todo ambientado a mediados del siglo pasado, para que los homenajes sean obvios y no haya espacio para sobreentendidos.

La elección del tiempo histórico no es casual: hay ebullición social, transformación urbana, inmigración que causa tensiones, conflictos raciales, discriminación policial entre los distintos grupos etarios... Eran temas que estaban presentes hace medio siglo; son asuntos que mantienen plena vigencia.

Sin embargo, Spielberg no replica la película de Wise y Robbins sino que le aporta su marca con cambios sutiles pero eficaces. Aparte de su guía en las cámaras, incide también en ello la adaptación en el guión que Tony Kushner hizo de la obra inicial de Arthur Laurents, el lente del responsable de fotografía Janusz Kaminski (habitual colaborador de Spielberg), el diseño de producción de Adam Stockhausen y el ágil montaje de Sarah Broshar y Michael Kahn. Y el casting de actores, que eligió sólo a latinos y jóvenes para la pandilla de los Sharks (hablan en castellano en buena parte del filme).

La pareja protagónica de María y Tony es interpretada por Rachel Zegler y Ansel Elgort (el más conocido del elenco), secundados por Ariana DeBose, David Álvarez y Mike Faist, en los roles destacados. Y hay un tributo dentro del tributo: a los 90 años reaparece Rita Moreno en la nueva versión del filme que le permitió ganar su único Oscar (a mejor actriz de reparto) y lo hace a puro talento.

El estreno hace preveer un futuro inmediato de alfombras rojas: ya cosecha cuatro nominaciones a los Globo de Oro (mejor película musical o comedia, dirección, actriz protagónica y actriz de reparto -para DeBose-) y 11 en los Critics Choise Awards. Aún falta saber los anuncios en las otras premiaciones, incluido los Oscar donde ya es una gran candidata (la producción de 1961 cosechó 10 estatuillas).

Más que apelar a la nostalgia o a la comparación de quienes vieron la película anterior, Spielberg apunta a deslumbrar a un público joven y diferente, pero con las armas más tradicionales del cine.

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