

Transcurríamos los momentos más feroces del peor genocidio y negras páginas de los años 70/80. Juan Alberto Díaz, mi hermano menor, apodado “El Barba”, activo militante peronista, única razón para que fuera detenido, secuestrado y torturado, se mantenía con vida con su firme convicción y su fortaleza mental, pero su salud llegó a tal deterioro que había que trasladarlo con urgencia al Sanatorio Güemes y allí fuimos. ¿Saben quién lo atendió ? El Dr. Luis de la Fuente, riojano de nacimiento y tucumano de corazón. Su diagnóstico no fue nada bueno, tenía pocas probabilidades de vida; lo estabilizaron y gestionaron que se demore el regreso del avión sanitario; para su sorpresa durante la noche se repuso. Por la mañana lo visitó el mismísimo Dr. De la Fuente, y le dijo: “Chango tucumano, ya pasaste la peor parte, ahora aguantá y dejá que nosotros hagamos nuestro trabajo”. Y así fue, como explica en el reportaje de LA GACETA, “yo los veía y se los pasaba a Favaloro”; efectivamente le pusieron una válvula, le hicieron tres bypass en una operación compleja, exitosa, a corazón abierto y en forma gratuita. Al poco tiempo, gracias a Dios y a los doctores Favaloro y De la Fuente, mi hermano, ya restablecido, volvió a la vida normal. Eterno agradecimiento, querido Dr. De la Fuente, por el buen trato que le daban a la gente del interior. Rezaremos para que el premio Nobel, merecidamente, se lo otorguen y si no es así, Ud., con su accionar, más allá de su sabiduría, está en el corazón de millones de argentinos orgullosos de que mentes sabias y lúcidas hayan nacido en esta bendita patria. Mil gracias de parte de esos corazones que laten saludables gracias a ustedes.
Francisco Amable Díaz
Pedro G Sal 1.180 B° 20 de Junio
San Miguel de Tucumán







