Dictan cadena perpetua para el homicida de Reyes Pérez

Dictan cadena perpetua para el homicida de Reyes Pérez

Mauro Navarro fue condenado por provocarle la muerte al joven de San Cayetano. Gerardo Figueroa, el otro imputado, fue absuelto.

EMOCIONADA. Ana Reales, madre de la víctima, se toma la cara para cubrirse las lágrimas al escuchar la sentencia contra el homicida de su hijo. EMOCIONADA. Ana Reales, madre de la víctima, se toma la cara para cubrirse las lágrimas al escuchar la sentencia contra el homicida de su hijo. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA

El juicio oral se extendió más de lo esperado. Uno de los acusados debió responder por tres imputaciones distintas, y por momentos parecía no terminar más. Finalmente, pasadas las 18 de ayer, el tribunal conformado por Fabián Fradejas, Luis Morales Lezica y Gustavo Romagnoli, emitió la sentencia: cadena perpetua para Mauro Navarro por homicidio agravado en perjuicio de Miguel Reyes Pérez. Gerardo Figueroa, el otro policía imputado, fue absuelto de la causa.

“Estoy conforme con la sentencia que le han dado a Navarro. Ellos han perseguido y asesinado a mi hijo”, dijo Ana Reales, madre de Reyes Pérez, al anunciarse la condena. El crimen ocurrió el 24 de diciembre de 2016, cuando era perseguido por los dos policías, uno de los cuales le disparó en la cabeza con una escopeta. Navarro y Figueroa perseguían a Reyes Pérez porque, según dijeron, habría robado a dos operarios de CCC minutos antes.

La organización de Abogados y Abogadas del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) dijo: “estamos ante un caso más de gatillo fácil, y así lo dictaminó la Justicia”, en un comunicado. Además, los querellantes Emilio Guagnini (encargado de la cuestión civil) y Pablo Gargiulo (en lo penal), manifestaron que “la sentencia se enmarca en un contexto gravísimo de violencia institucional y en donde a lo largo de todas estas audiencias se acreditó que un miembro de la Policía cometió un homicidio agravado”.

Por su parte, el abogado defensor de Navarro, Javier Lobo Aragón, se mostró en completa disconformidad con la decisión de los jueces. “Totalmente injusta. Se ha demostrado que el policía actuó conforme a derecho; se ha demostrado que esta persona (Reyes Pérez) había robado, y han declarado las víctimas del robo. Los policías han tenido la valentía de seguirlo a este tipo y el delincuente los ha apuntado. Y el tiro ha salido porque se metió una pareja de Reyes a defenderlo, lo que le ocasionó, lamentablemente, la muerte”, explicó, desde su perspectiva, el abogado.

Sin zapato

El final del juicio oral comenzó a desarrollarse el martes, cuando estaba previsto llevar adelante los alegatos de clausura. La audiencia ese día se inició a las 13.30, aunque los alegatos debieron esperar. Primero se debía tomar declaración nuevamente a Figueroa (por una nueva imputación) y hacer pasar a tres testigos citadas por Gustavo Carlino, abogado defensor del policía.

Durante su declaración, Figueroa solicitó permiso al tribunal para sacarse el zapato (pidió que no le tomaran fotos para no violar su intimidad) y mostrar su pie derecho, donde había recibido un disparo a corta distancia. “Mire cómo me quedó el pie, lo tengo destrozado. ¿Se imagina si le hubieran disparado a corta distancia a Reyes? Hubiera muerto en el acto, no semanas después”, aseguró Figueroa.

Más tarde fue el turno de testificar de Adriana Serafina Romero, quien aseguró que Figueroa le pidió a “Rambito” Navarro que le pegara a Reyes, quien respondió pegándole un “culatazo” en la cara, según la mujer. Al no comparecer en la Sala, la defensa decidió desistir de las otras dos testigos, por lo que se cerró la etapa de producción de pruebas para dar comienzo a los alegatos.

Alegatos de clausura

Comenzó Guagnini, quien expuso “tres mentiras de Navarro”: “mentira uno, dijo no conocer a Reyes cuando sí sabía quién era; mentira dos, que se le abalanzó una persona que él no conocía; mentira tres, que Reyes iba armado”, y procedió a desarrollar cada una. Acusaciones que fueron rechazadas por la defensa.

Rafael Herrera Carreño, auxiliar fiscal, fue el encargado de comenzar con los alegatos referidos a la cuestión penal. “Reyes Pérez no tenía ningún arma”, aseveró. “La señora Jerez (una testigo) dijo que lo vio hablando con una camioneta de la Policía y que lo requisaron minutos antes del crimen, ¿cómo iba a tener un arma?”, siguió. La fiscalía pidió que se considere a Figueroa como partícipe secundario y, como tal, se lo condene a 11 años de prisión.

Más tarde fue el turno de Gargiulo, quien alegó inconsistencias en las declaraciones de los trabajadores de CCC que testificaron en el juicio. “Cuando le robaron a estos hombres los policías consideraban que Reyes podría ser el autor, pero cuando lo mataron Reyes tenía que ser el autor. Por eso ahora los testigos dicen que les había robado, según los vecinos, ‘un tal Reyes’, pero en la denuncia el día del hecho aparece el nombre completo de la víctima”, explicó el abogado, que solicitó que Figueroa fuese juzgado por falsedad ideológica. Tanto la fiscalía como la querella pidieron la cadena perpetua de Navarro.

Carlino, por su parte, fue histriónico en su alegato al decir que si los policías “abrían y cerraban las puertas de la comisaría” (como se declaró antes) y que si “tenían tanto poder” les hubiera cobrado mucho más su servicio de abogado. Más tarde, los abogados de ambos imputados solicitaron la absolución de sus defendidos.

Sentencia y lágrimas

El juicio se reanudó a las 9.30 de ayer con las palabras finales de los acusados. Al finalizar, el tribunal dispuso un cuarto intermedio para deliberar la sentencia. Fuera de la sala comenzó el tiempo de espera bajo una gran ansiedad que envolvía a los presentes. En la calle los familiares y amigos de Reyes Pérez clamaban justicia.

Así transcurrieron cerca de ocho horas hasta que el tribunal hizo pasar nuevamente a los abogados, imputados, familiares y trabajadores de prensa a la sala. Siguiendo el ritual judicial comenzó la lectura de la sentencia.

Figueroa, con traje, camisa y corbata, fue absuelto y rompió en llanto mientras abrazaba a Carlino, su abogado. En un final emotivo, se leyó la sentencia contra Mauro Navarro, que era condenado a cadena perpetua. En ese instante fue Ana Reales quien se emocionó hasta las lágrimas por saber que el policía que le provocó la muerte a su hijo iría a la cárcel.

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