El terremoto interno de la UCR reverbera en Tucumán

El terremoto interno de la UCR reverbera en Tucumán

El viernes se elegirá el plenario del Comité Nacional del radicalismo, en un escenario de quiebres. Cuatro tucumanos votan en el cónclave.

DEL INTERIOR. El jujeño Gerardo Morales tiene el aval de la “Vieja Guardia”. DEL INTERIOR. El jujeño Gerardo Morales tiene el aval de la “Vieja Guardia”.

La interna de la UCR, que tuvo una virulenta escalada durante esta semana, tiene las horas contadas. Cuanto menos, para su desenlace. El viernes será la elección del plenario de autoridades del Comité Nacional, en el que dos figuras centrales acaparan la escena: el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el senador porteño Martín Lousteau.

La divisoria de aguas es tajante y se cristalizó en la controvertida ruptura de la bancada radical en la Cámara de Diputados. Sin embargo, esa claridad se diluye cuando se proyecta a la escena tucumana. Aquí, esos dos senderos se birfurcan. Y se mezclan.

El preludio

Cuando lo dicen de manera elegante, los radicales coinciden en que la interna nacional pone de un lado a las “nuevas figuras” enfrentadas con la “vieja guardia”.

Cuando muestran los dientes, ya se trata de “los recién llegados” versus “la militancia”, según el lado de Morales. “Los que oxigenaron la propuesta radical” contra “los que ganan internas y naufragan en las generales”, argumentan del lado de Lousteau.

Ya cuando la discusión es a cara de perros, a los del porteño los acusan de ser funcionales al PRO y de querer “entregar” el centenario partido en la disputa por la candidatura presidencial de 2023. A los del jujeño, en tanto, los tildan de funcionales al kirchnerismo, en nombre de que nunca encarnaron una propuesta capaz de derrotar al peronismo.

La falla

La fractura del bloque en la Cámara Baja es, a los efectos de la lectura política, el detonante de las tensiones que venían acumulándose entre estos dos sectores.

De uno y otro lado esgrimen razones valederas. Y, a la vez, evidencian que para lo que realmente había voluntad era para la ruptura. La “vieja guardia” impuso en la presidencia al cordobés Mario Negri, lo que motivo la indignada reacción de su comprovinciano Rodrigo de Loredo, quien lo derrotó en las PASO. De Loredo, en las generales, encabezó la lista de Juntos por el Cambio que se impuso por sobre los candidatos del gobernador Juan Schiaretti. El kirchnerista Frente de Todos terminó tercero. Resulta lógico, entonces, que él reniegue de tener como vocero de bloque a quien derrotó en las urnas. De igual manera, resulta difícilmente comprensible que haya aceptado someterse a la elección de autoridades y que, tras el resultado adverso que validó con su participación, decida romper la bancada.

El argumento de los “históricos”, justamente, es ese: De Loredo no consiguió los votos en el bloque. Una verdad incontestable. Tanto como el hecho de que si en Córdoba ganó la renovación, pero el radicalismo apostó en Diputados por quien lleva cinco mandatos como titular de bancada y de interbloque, luego de ser derrotado en las urnas.

Las réplicas

A los efectos de la dinámica de la interna, el estallido del bloque fue un sismo que dejó réplicas. De manera exógena, arreciaron los cuestionamientos de los socios políticos del PRO. De manera endógena, los “rupturistas” perdieron, prácticamente, la mitad de los apoyos. Habían conseguido el consenso de 22 diputados, pero cuando decidieron armar el bloque “Evolución” (que sigue dentro del interbloque Juntos por el Cambio), solamente 12 de los parlamentarios se mudaron al nuevo “rancho” parlamentario.

Uno de los que sintonizó con Lousteau y a De Loredo, porque él mismo hizo campaña presentándose como una figura de la “renovación”, es el tucumano Roberto Sánchez. Sin embargo, se quedó en el bloque de la UCR cuando se produjo la fractura. Lo cual, precisamente, deriva en la complejidad del panorama tucumano en la interna de la UCR.

Las placas

Cuatro serán los tucumanos que tendrán un papel central en la definición del viernes. Son el ex diputado José Cano, la ex senadora Silvia Elías de Pérez, el concejal capitalino José “Lucho” Argañaraz (interventor del distrito Tucumán de la UCR) y el intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar.

A casi una semana de la elección que encumbrará al próximo titular de la UCR, Morales ya cuenta con la mitad de los votos. El jujeño fue el más activo de los referentes nacionales de la oposición a la hora de apoyar a Cano y a Elías de Pérez en las PASO: visitó la provincia para hacer campaña por ellos. Además, con Cano lo une una amistad personal. Y el ex parlamentario nacional es, por el momento, uno de los nombres más firmes que se barajan a la hora de aventurar candidaturas para la presidencia de la UCR tucumana. Las internas para normalizar el distrito provincial, en principio, se celebrarían en abril.

La fisura

El voto de Salazar, barruntan en su entorno, aún no se definió, pero estaría más cerca de Lousteau. No son menores las razones que lo explicarían. Por un lado, buscar un “paraguas” nacional para comenzar a construir una línea interna dentro del radicalismo provincial, junto con el legislador Raúl Albarracín.

Por otro, marcar una diferencia: la “casilla” de Evolución está vacía en materia de “correligionarios” con cargos electivos. Por caso, el hecho de que Sánchez decidiera mantenerse en el bloque que preside Negri lo ubica en este contexto más cerca de Morales. Salazar, además, no es un desconocido para Lousteau. En su momento, el bellavistense llegó a ser delegado al Comité Nacional por Tucumán en representación de la minoría: el movimiento Boina Blanca, que lidera el ex legislador Ariel García. Moisés García, hijo del ex parlamentario, fue hasta noviembre vicepresidente de la Juventud Radical nacional, alineada con Lousteau. Más recientemente, Albarracín viene tejiendo relaciones con algunos de los referentes de Evolución, como el diputado Emiliano Yacobitti, uno de los protagonistas de la ruptura de esta semana. Si hay un nexo comunicante, ese es el parlamentario oriundo de Concepción.

Los desplazamientos

El más fronterizo de los votos es el de Argañaraz. El interventor de la UCR es ideológicamente más cercano a Lousteau que a Morales, pero milita junto con Cano desde hace años. Pero la ruptura del bloque de Diputados lo habría hecho revisar su postura en favor de Evolución, según filtran en su entorno.

La cuestión no está cerrada. Él, en particular, no tiene compromisos con Morales. Y, en todo caso, sí tiene públicas y notorias diferencias con los intendentes radicales del oeste: Sánchez y Mariano Campero (Yerba Buena), expresadas desde comienzos de año cuando se armó la mesa provincial de Juntos por el Cambio y se comenzaron a plantear los escenarios para dirimir las candidaturas al Congreso de la Nación. Los jefes municipales impulsaron la incorporación de Fuerza Republicana a ese espacio y encontraron en Argañaraz a uno de los más férreos opositores.

Justamente, los alineamientos en la Cámara de Diputados de esta semana, y los que se den el viernes en el Comité Nacional, se harán, en el caso provincial, proyectando los movimientos hacia la normalización del distrito. Que promete ser otra batalla de proporciones en suelo provincial. El radicalismo tucumano siempre es la interna de la interna.

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