Obsesión y precarización de la vida

Obsesión y precarización de la vida

Nancy Beatriz Videla. Nancy Beatriz Videla.

Ni Una Menos, gritaron las mujeres unidas en junio 2015 y que volvió a surgir con más fuerza la semana pasada cuando se conocieron dos casos que pusieron nuevamente en escena la violencia de género extrema terrible realidad que viven muchas mujeres, en todo el mundo.

El primer caso fue el femicidio de Nancy Beatriz Videla, de 31 años, que fue asesinada y enterrada en la casa de Damián Lezcano Mendoza. El hombre, un prestamista que alquilaba habitaciones de su casa a diferentes personas, se aprovechó de la vulnerabilidad de Nancy.

Nancy estuvo desaparecida seis días hasta que una llamada al 911 informó a las autoridades indicando que había un lugar en donde no estaban buscando: la casa de Lezcano Mendoza, un hombre que le prestaba dinero a Nancy que, si bien trabajaba como niñera, a veces no llegaba a pagar las cuentas y acudía a él. La precarización de la vida de Nancy y su falta de independencia económica, hizo que recurra a este hombre quien puso fin a su vida por su condición de mujer. Y no solo eso, el audio de la mujer que alertó al 911 de manera anónima se difundió a los medios de comunicación. Otra vez las mujeres vulneradas y puestas en una posición de riesgo.

Luego de indagar en la actual relación de Nancy con su pareja actual, de apellido Leguizamón, y su ex pareja –ambos con firmes coartadas- la policía no tenía rastros de ella. Se revisaron los teléfonos y la conexión de los mismos con las antenas para ver si condecían con lo que declaraban sus familiares y amigos. La mujer que llamó al 911 indicó a Lezcano Mendoza como sospechoso porque el hombre tenía antecedentes de acoso con las inquilinas de su inmueble. La denunciante mencionó un contrapiso de reciente data que había arreglado el hombre. “Esa chica iba siempre a tomar mate con una persona, en Ingeniero Budge. Yo a Nancy la conocí en su casa. Cada vez que iba a cobrarle la jubilación, esta persona venía a buscar plata. No sé qué relación tendrán ellos. A mí me pareció que tenían algo sentimental”, confió la mujer a la operadora del 911.

En el allanamiento se encontró el cuerpo de Nancy enterrado en cal y cemento. El hombre se encuentra detenido y el juez que lleva adelante la causa afirmó a los medios que Nancy Videla fue asesinada “por su condición de mujer”: “le ocasionaron deliberadamente y de forma violenta, presumiblemente en el marco de una agresión sexual y por su condición de mujer, la muerte”.

La historia de Delfina

El femicidio de Delfina Pan, la joven de 28 años que vivía en Miami y que habría sido asesinada por Agustín Mariani, su compañero de trabajo, conmocionó a todo el país por lo sangrienta: aparentemente él la asesinó a puñaladas.

Los dos eran argentinos y sus amigos y amigas hablaron de la “obsesión” que tenía él con ella. Trabajaban juntos en un restaurante, él la invitaba a salir e ir de viaje permanentemente pero ella no quería, se negaba, decía “no gracias” y hasta pidió cambiar de turno laboral para no cruzarse con Agustín y no seguir negándose a sus invitaciones. En una nota publicada en Página 12, dos psicólogos analizaron el término y si era oportuno hablar de la “obsesión” de la cual terminaron siendo víctimas Agustín y Delfina. “Obsesión, desde una mirada general, son los pensamientos, impulsos o imágenes que son recurrentes y que el sujeto considera intrusos y que provocan un malestar significativo. O sea, una persona obsesionada la pasa mal, sufre de ansiedad y está perturbada. ¿Esto es una forma más de justificar estos actos de violencia sistemática? No es simple. La importancia de la psiquis del femicida, de los trastornos o patologías, no es un asunto liviano ya que indicar que son personas mentalmente insanas lleva a que no sean siquiera responsables de sus actos. El famoso “la mató por amor” o “la mató por celos” son construcciones sociales que ya no se utilizan, al menos, en los medios de comunicación”, se analiza en la nota.

“La frase ‘no es un enfermo, es un hijo sano del patriarcado’, se aplica y es importante sostenerla porque indica, entre otras cosas, que no son casos aislados. En nuestro país un varón mata a una mujer por su condición de género cada 28 horas”, sostiene Paula Giménez, autora de la nota.

Separar los actos de las personas de su historia personal y cultural es imposible porque somos producto de esta construcción individual y cultural porque formamos parte de una sociedad. En periodismo, para no caer en frases hechas, deberíamos dejar de ubicar a las mujeres como posesión y objeto de los varones. El amor romántico nos hizo creer que quien te pega es porque te presume, que el amor conlleva sufrimiento y se confunde muchas veces el amor con acoso. “El periodismo tiene que construir un relato sobre los hechos, sin romantizar”, explican en Página 12.

La figura de femicidio existe en nuestro código penal desde el año 2012. En 2015 las mujeres de todo el país gritaron “basta”, con el Ni Una Menos, hartas de la violencia machista, que tiene su punto más cruel en el femicidio. Ni una menos surgió de transformar el duelo en potencia: vivas nos queremos, un grito que todavía resuena en cada rincón del país y del mundo.

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